Nuestras antípodas son un granero constante de actores para Hollywood. La tradicional escuela anglosajona de interpretación es fecunda tanto en Australia como Nueva Zelanda. Hugh Jackman, Russell Crowe, Mel Gibson, Eric Bana, Geoffrey Rush o el malogrado Heath Ledger son solo algunos de los intérpretes que han salido de esa cantera prolífica. Entre ellas, hablar de actriz australiana en los últimos tiempos era mentar a Nicole Kidman, hasta que Cate Blanchet y Naomi Watts han aparecido en escena. Mientras que la primera es una estrella del cine palomitero desde hace años, su gran amiga Watts -se conocieron en un casting para un pequeño papel- ha seguido un camino más difícil para llegar al estrellato mundial hasta conseguir su segunda candidatura a los Oscar y la primera a los Goya por ‘Lo imposible’.
Sus dos opciones de estatuílla son, como curiosidad, con dos directores latinos que estaban fuera del circuito comercial estadounidense. Y para las dos cintas, tiró de instinto a la hora de enrolarse en los proyectos. Confesó que para su papel de ’21 gramos’ ni siquiera se leyó el guion final de Guillermo Arriaga; esa misma intuición la llevó a aceptar el proyecto de un director español que quería narrar la tragedia de una familia tras el tsunami que en 2004 asoló el sudeste asiático. Se fió por completo y su olfato no le falló: la historia ha reventado todas las expectativas en la taquilla. Cuenta Juan Antonio Bayona que en el primer día de rodaje, sin conocer de nada a Watts, le pidió a la actriz que se dibujara. Esta aceptó el juego y se sintió cómoda ante un director con personalidad que le iba a dejar ser como ella quisiera.
Porque a Naomi Watts, nacida en la localidad inglesa de Shoreham (1968) y que se mudó a Australia cuando era adolescente, siempre le han gustado los proyectos arriesgados. Tras curtirse en la televisión de su país de adopción, de aceptar papeles secundarios en cintas perfectamente olvidables (‘Tank Girl’ o Los chicos del maíz 4’), se dio a conocer al mundo entero de la mano de David Linch en 2001: protagonizó la surrealista ‘Mulholand Drive’. Dos años después llegaría Alejandro González Iñárritu y sus ’21 gramos’ con Benicio del Toro y Sean Penn, con quien repetiría en ‘El asesinato de Richard Nixon’. Después, llegaría su única concesión al cine comercial: la monumental ‘King Kong’ que Peter Jackson realizó en 2005 con Adrien Brody y Jack Black como coprotagonistas. Ha sido la única concesión a los ‘blockbuster’ de Watts, que ha rechazado proyectos como ‘Los cuatro fantásticos’.
Esta línea en su carrera le ha permitido trabajar con algunos de los mejores directores del cine mundial. Lidió con Viggo Mortensen en las ‘Promesas del Este’ de David Cronenberg; se puso a las órdenes de Michael Haneke para la versión estadounidense de ‘Funny Games’; Woody Allen la reclutó para ser la esposa de Josh Brolin en ‘Conocerás al hombre de tus sueños’ y Clint Eastwood la convirtió en la fiel secretaria de un Leonardo DiCaprio que dio vida a John Edgar Hoover, el creador del FBI. Y dentro de todos estos ilustres nombres se ha colado Bayona para convertirla en María Belón, una superviviente del tsunami. Y para este año, Watts presentará otro papel de riesgo: su recreación de la princesa Diana de Gales.
