Es su momento. Después de bregarse en diferentes trabajos televisivos, y de interpretar a la versión joven de Helen Mirren con el personaje de Rachel en ‘La deuda’, Jessica Chastain ha entrado en un periodo de hiperactividad, reclamada por directores con aura (el Terrence Malick de ‘El árbol de la vida’) y jóvenes que dan en el clavo (el Jeff Nichols de ‘Take Shelter’). La mujer de boca grande, rostro anguloso y mirada entre cálida y misteriosa, se ha convertido en un par de años en una de las presencias más creíbles y subyugantes del cine contemporáneo. Y la cartelera lo nota: se suceden los estrenos que acogen su talento, y la nominación al Oscar como Mejor Actriz por ‘La noche más oscura’ le supone elevarse definitivamente al olimpo tras haber sido ya candidata al Oscar el año pasado por ‘Criadas y señoras’, como actriz secundaria.
El hiperactivo año 2011 que tuvo le está dando sus frutos. Esposa y madre en asuntos tan familiares como apocalípticos y cósmicos, como los que tuvo que lidiar en ‘Take Shelter’ y ‘El árbol de la vida’, la dulce y recia Chastain estuvo también en medio de otro apocalipsis visual y guerrero, el montado por Ralph Fiennes en su desafiante versión del ‘Coriolanus’ de Shakespeare. En ‘Criadas y señoras’ era una mujer tratando de abrirse paso, con dificultades, en una sociedad cerrada y llena de convenciones, pero la californiana parece haber tenido menos dificultades para situarse en primera línea del cine estadounidense independiente pero de gran proyección, innovador y comercial a un tiempo: ahí está su papel de detective desentrañando asesinatos en la interesante ‘Texas Killing Fields’ o, ya en 2012, su incursión en el mundo de los gangsters rurales de los años 30 de la mano del australiano John Hillcoat en ‘Sin ley' (Lawless).
Bien es verdad que Jessica Chastain es de las actrices preparadas desde niña, trabajada en todos los aspectos de la expresión dramática, y no moda de un día: estudio danza y se preparó como actriz de teatro en la Juilliard School de Nueva York. Vale para todo: por si fuera poca su actividad cinematográfica, hizo el año pasado en Broadway la obra teatral ‘La heredera’. Su versatilidad se expande: de la dura, obsesiva y desesperada agente de la CIA que busca a Bin Laden en ‘La noche más oscura’ a madre, de nuevo, pero enfrentada a fuerzas sobrenaturales en ‘Mamá’. Y con nuevo look, ahora morena y con pelo corto. Es igual, su magnetismo y la convicción de sus interpretaciones es la misma en cualquier situación, con cualquier imagen.
