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El oscuro emperador de Hollywood

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El oscuro emperador de Hollywood

Las películas de Harvey Weinstein, entre ellas ‘The Artist’, aspiran este año a dieciséis premios Oscar y acercan a 300 el número de candidaturas que colecciona este poderoso y controvertido productor

23.04.12 - 10:02 -
El oscuro emperador de Hollywood
Harvey Weinstein (3i), con el elenco de 'Shakespeare in love'. /Archivo
Puede que el tipo de la foto no le suene de nada, pero hay quien ya le considera el emperador de Hollywood. Un monarca sin corona que, como los ‘biopics’ que a veces produce, ha vivido ya su propio auge, caída y posterior resurgimiento. Y todo ello a base de coleccionar premios Oscar. Porque, sin lugar a dudas, el voraz Harvey Weinstein es el gran protagonista de la historia reciente de la ceremonia. Ni siquiera Meryl Streep puede hacerle sombra. Y no es que su carrera no se entienda sin los Oscar. Es que se basa en ellos. Las películas que ha producido o distribuido han aspirado a cerca de 300 y han ganado ya decenas, entre ellos los que acreditan como mejor película a ‘El paciente inglés’, ‘Shakespeare in Love’, ‘Chicago’ o ‘El discurso del rey’.
Este año, por descontado, también tiene margen para engordar su leyenda, ya que su nombre figura en los créditos de ‘The Artist’, el filme que maneja trece nominaciones y parte como favorito en las quinielas. También tiene opciones gracias al papel de Streep en ‘La dama de hierro’, al de Michelle Williams en ‘Mi semana con Marilyn’ y al vestuario de ‘W.E’, la cinta dirigida por Madonna. En total nada menos que dieciséis nominaciones. Los críticos norteamericanos ya especulan abiertamente sobre los que se acabará llevando a casa el polémico empresario de cine. Pero, ¿quién es Harvey Weinstein? ¿Quién es este poderoso e influyente productor que tanta controversia genera?
Se han escrito ya libros sobre este orondo judío norteamericano de 59 años, antes dueño de Miramax, que vendió a Disney, y ahora principal ejecutivo de ‘The Weinstein Company’. Por lo que se cuenta, no es alguien fácilmente retratable, aunque, curiosamente, sea fácil presentarle en una sola frase, pues, al fin y al cabo, se trata de un tipo capaz de que una película francesa, muda y en blanco y negro sea la favorita al Oscar. ¿Habría sido esto posible en manos de otro productor? Probablemente no. Y más que los premios obtenidos sorprenden las nominaciones que logra para cintas que, como fue el caso de ‘Chocolat’, en otras manos habrían pasado desapercibidas.
A Weinstein, que arrancó su carrera con su hermano Bob como promotor de conciertos de rock, se le acusa de pagar a publicistas para ganarse a los académicos. También, de promover todo tipo de insidias sobre sus rivales en cada edición. Le pasó a Spielberg, ahora enemigo declarado, con ‘Salvar al soldado Ryan’ y su gabinete de comunicación pudo estar tras los rumores que dejaban caer que el director Danny Boyle había pagado sueldos tercermundistas a los actores de ‘Slumdog millionaire’. Ante las preguntas de un periodista, respondió así: “¿Qué puedo decir? Cuando eres ‘Billy el Niño’ y la gente a tu alrededor muere por causas naturales todos creen que les disparaste”.
Se estima que el presupuesto que dedica en la campaña hacia el Oscar supera en cinco o seis veces a las cifras que manejan sus competidores. Organiza grandes fiestas y presentaciones en edificios emblemáticos de Los Ángeles, pasea a sus estrellas por los medios de comunicación, les organiza cenas con críticos y profesionales influyentes e incluso prepara sesiones privadas de cine y tertulias en la ‘Motion Picture Retirement Home’, el centro de jubilados donde residen los miembros más veteranos de la Academia que cuentan, claro está, con derecho a voto.
Penélope Cruz
Lo vivió de primera mano Penélope Cruz, ganadora del Oscar por ‘Vicky Cristina Barcelona’, película coproducida por Weinstein: “He recibido toda una lección de promoción. En esto Harvey es muy bueno", compartió la actriz, a quien presentó en una cena como la nueva Gwyneth Palthrow. Aquel mismo año, días antes de la gala en el Teatro Kodak, organizó una comida en Nueva York con un centenar de invitados, entre los que figuraba Elie Wiesel, el famoso cazanazis. Desmontó así los argumentos de quienes sostenían que ‘The Reader’, su película, era blanda con el Holocausto. Su estrategia este año con ‘The Artist’ se ha basado en jugar con la nostalgia de los académicos. Hace un par de semanas presentó el filme en una gran fiesta a la que acudieron los nietos de Charles Chaplin, escenificando así la supuesta aceptación de esta película por parte de la realeza del cine mudo norteamericano.
Está claro que su talento para el marketing es indiscutible, pero no lo es menos su olfato cinematográfico y su visión comercial. Dicen que sus ojos se convierten en una caja registradora que parpadea dólares sin cesar cada vez que ve una película con posibilidades de Oscar porque, hay que recordarlo, cada uno es el reclamo más eficaz en la taquilla. Y también, que sabe verlas antes que nadie. Porque Harvey Weinstein es un gran apasionado del cine. Un profesional capaz de ver cuatro o cinco largometrajes al día y devorar decenas de críticas y libros relacionados con el cine.
Uno de ellos, ‘Sexo, mentiras y Hollywood’, de Peter Biskind, tuvo que cabrearle. En él queda como un feroz hombre de negocios que se dedicó en los noventa junto a su hermano Bob a saquear el festival de Sundance. Allí compraba a precio de risa películas independientes y de calidad, como ‘Kids’ o ‘Sexo, mentiras y cintas de vídeo’ y, tras engañar en los contratos a sus directores, las manipulaba sin pudor para hacerlas más comerciales y después trazaba agresivas campañas de marketing y publicidad. Apodado Harvey ‘Manostijeras’ Weinstein, por los cortes que da a las películas, tan solo concede privilegios a Quentin Tarantino, el niño mimado al que obligó a romper con su primer guionista y al que da absoluta libertad. Hasta Martin Scorsese, al que cambió el montaje de ‘Gangs of New York, cayó en sus redes, ávido de un triunfo que le negaba la Academia.
Víctima de su pasión, erró en algunas decisiones y perdió fortunas en las salas. Vendió Miramax, compañía que en quince años obtuvo 249 nominaciones a los Oscars y 60 victorias. Se arruinó. Pero nadie le dio jamás por perdido. Su regreso fue de película. Y vuelve a reinar en Hollywood. Aparte de ser quien es, a Weinstein se le juzga por lo que representa. Para muchos, la decadencia del sistema, y por eso le detestan. Para otros, su cara más real, y por tanto quizás no le aprecien, pero le respetan.
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