El premio Nobel, en el centro histórico compostelano
El premio Nobel, en el centro histórico compostelano - efe

Satyarthi: «Preguntad quiénes fabrican la ropa que os ponéis»

El Nobel de la Paz apela a la conciencia social para plantar cara a la esclavitud

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La segunda y última jornada del Nobel de la Paz, Kailash Satyarthi, en Galicia estuvo teñida por el optimismo con el que el pacifista encara la vida. Tras definirse como «el hombre más feliz del mundo» ante el millar de personas que lo escuchaban en el instituto compostelano que visitó en la mañana de ayer, Satyarthi aconsejó a los jóvenes gallegos que sueñen a lo grande y luego hagan algo. «Hay que soñar con cosas grandes y actuar. No pasa nada si nos equivocamos, pero hay que hacer cosas», explicó.

En su encuentro con los alumnos del centro, el Nobel fue sometido a una rueda de preguntas que dejaron entrever el carácter afable y cercano de Kailash Satyarthi. Hipnótico en las distancias cortas, el activista se explayó a propósito del poder de la infancia, de la importancia de la inocencia y de la «trasparencia» de los más pequeños.

«A veces me preguntan si no estoy cansado y contesto que los niños son mi batería. Igual que si me enchufase a la corriente, me dan energía», afirmó.

«Yo sé lo que visto»

Entre bromas e intercambios continuos con el público presente, el Nobel no pasó por alto uno de los temas que han marcado su carrera como activista en favor de los derechos de los niños. Sobre la fabricación de textiles, Kailash Satyarthi hizo una petición al auditorio. «Cuando vayáis a comprar ropa preguntad al vendedor de dónde procede, cuál es su origen. Es fácil levantar la voz y consultarlo. Si mucha gente lo hace, se podrá presionar», indicó. Ahondando en esta problemática, el Nobel desterró un mito. «No es cierto que el trabajo infantil beneficie a las multinacionales. Beneficia a los que subcontratan, a los empleadores locales», aseguró. Acto y seguido, Kailash Satyarthi no tuvo problemas en responder a un alumno que le preguntó dónde compraba él su ropa y sus zapatos. «Es un traje tradicional de la india con costuras que sólo puede hacer un adulto. Prefiero darle mi dinero a ellos. Llevo treinta y cinco años vistiendo lo mismo», aseguró.

Liberaciones en caliente

Las liberaciones de niños esclavos en caliente, por las que la organización que el activista dirige es conocida, también formaron parte de la charla. Sobre estas peligrosas actuaciones, Satyarthi reconoció que cada vez que libera a un pequeño «es como si me liberase un poco a mí mismo», aunque a veces se enfrente cara a cara con las mafias internacionales. «En una ocasión me hirieron en un pie y tengo cicatrices de algunas liberaciones. Pero yo nunca ha golpeado a nadie en estas acciones. No creo en la violencia. La considero una pérdida de tiempo».

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