Soldado, autor de un gol, protege el balón ante un jugador del Minsk
Soldado, autor de un gol, protege el balón ante un jugador del Minsk - AFP
LIGA DE EUROPA

El Villarreal tritura al Dinamo de Minsk

El equipo de Marcelino deshace a un débil rival con un doblete de Bakambu y las dianas de Soldado y Bailly (4-0)

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Acudió al buen gusto, a lo asociativo, a la velocidad y a la incesante ambición para deshacer a un débil Dinamo de Minsk. El Villarreal, afinado, compite bien, muy bien. Y además lo hace con una orquestal estructuración de su posicionamiento y su juego. Un puñado de minutos en el final del primer tiempo tuvieron los bielorrusos de equipo empalagoso, pero inofensivo. Lo demás fue un monólogo fino en fútbol, pero con nervio de los de Marcelino. Más aún en la segunda parte, en la que fueron dictatoriales en la posesión del balón y brillantes jugándolo y buscando despedazar a un rival alejadísimo en nivel. Con el doblete de Bakambu y los tantos de Soldado y Bailly, se dio forma a la victoria para andar a la greña con el Rapid de Viena por el liderato del grupo E de la Liga de Europa.

A Bamkabu le rascó pronto Begunov. Con molestias, advirtiendo al banquillo que aguantaba, que podía, que no era preciso el cambio, queriendo completar al menos el primer tiempo, encarriló el triunfo del Villarreal. El congoleño empezó cruzado. A los diez minutos, aprovechando un error en la salida del balón bielorrusa, encaró con metros por delante a Gutor, que salió casi hasta el borde de su área y logró repeler una malísima finalización de Bakmabu. Éste pudo probar varias alternativas, pero el meta del Dinamo se le hizo grande. Y al poco, se llevó el golpe de Begunov. Pero se rehizo del gol errado y aguantó el dolor.

E hizo bien, porque encontró premio. Doble, además. Pasado el cuarto de hora, el Villarreal hiló una jugada colectiva de izquierda a derecha, que acabó con un centro de Samu y el remate de Bakambu en el primer palo para dar ventaja. El Dinamo, de escasos argumentos ofensivos -cierto que llevó el peligro a la portería de Barbosa a balón parado-, se convirtió por momentos en un rival empalagoso.

Las diferencias técnicas eran mayúsculas. También de comunicación, de coordinación grupal. El Villarreal tuvo instantes grises, pero no bajaron en nivel de atención. Y por eso, por un desajuste, por un horror defensivo, y un buen centro profundo de Jonathan dos Santos, Rukavina aprovechó la pasividad defensiva de los de Minsk para asistir a Bakambu. Hasta el descanso, lo que faltó fue el tercero del Villarreal.

Ejemplar segundo acto

Marcelino quería aprovechar la evidente debilidad de los bielorrusos. Y el negociado se reanudó con un conjunto español que buscó cerrar el resultado lo antes posible. El plan era el obvio. Incidir. Meter al Dinamo en su área. Gobernar el balón y, pacientes, combinar el fútbol asociativo con las acciones veloces, eléctricas. Con velocidad, el Dinamo, que no era capaz de superar la línea de medio campo rumbo a la portería local, sufría más.

Superado el umbral de la hora de partido, diseñó el Villarreal una jugada identificativa. Se asociaron Pina, Dos Santos y Denis Suárez con sucesivos pases a pocos metros del área de los bielorrusos hasta que Denis habilitó un desmarque de «9» puro de Soldado, quien salvó a Gutor y finalizó según perdía ángulo para certificar el 3-0. Combinando, una vez más, llegó el cuarto con Soldado habilitando la carrera de Nahuel, éste asistiendo y Bailly rematando a boca de gol. La segunda parte del Villarreal fue ejemplar; un navegar plácido hasta el final.

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