Ximo Puig y Mónica Oltra, en el Pleno de las Cortes
Ximo Puig y Mónica Oltra, en el Pleno de las Cortes - rober solsona
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La segunda vuelta de las autonómicas

C's amenaza la supremacía del PP como partido más votado en las últimas veintitrés elecciones; El PSPV resiste frente a la pinza de Compromís y Podemos como referente de la izquierda valenciana

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La Comunidad Valenciana jugará un papel determinante en el resultado de las elecciones generales convocadas para el próximo 20 de diciembre. El reparto de los 33 diputados que aportan las tres circunscripciones valencianas al Congreso resultará clave para la composición del nuevo Gobierno. En 2011, el Partido Popular forjó una parte sustancial de su mayoría absoluta gracias al bastión de la Comunidad, donde cosechó cerca de 1,4 millones de votos y dobló al PSPV, su inmediato perseguidor.

Las perspectivas electorales para el PP en la cita del 20-D distan mucho de las de cuatro años atrás. Tras haber perdido el poder en las principaleas administraciones de la Comunidad Valenciana (salvo en las diputaciones de Alicante y Castellón), la formación que lidera Isabel Bonig se juega mantenerse como la fuerza más votada en la región.

Algunas encuestas vaticinan que el PP perdería en favor de Ciudadanos esa condición por primera vez en veinticuatro años y tras veintitrés comicios seguidos. Isabel Bonig puede ver erosionado su liderazgo si se consumara ese batacazo –perder la mitad de los diputados logrados en 2011–. Si, por contra, salva los muebles con un resultado similar al de la media de la formación en toda España, tomará aire. Todo indica, pese a ello, que en el congreso regional del PPCV en 2016 puede haber más de un aspirante.

El discurso de Ximo Puig

Desde el prisma del PSPV, que llega a la cita del 20 de diciembre con las peores perspectivas electorales de su historia, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se puede quedar sin su discurso de echar la culpa al Gobierno central (que en su día explotó con indudable rédito electoral Francisco Camps con José Luis Rodríguez Zapatero) en materias como financiación, inversiones o empleo. Un eventual pacto entre Pedro Sánchez y Albert Rivera que aupara a la Moncloa al dirigente socialista (conforme sucedió en Andalucía con Susana Díaz) obligaría a Puig a hacer un viraje en su táctica para plantear ante la Administración central el «problema valenciano». Y eso en una legislatura decisiva para aprobar un nuevo sistema de financiación autonómica y reformas constitucionales sobre el modelo de Estado.

La «línea roja» de Rivera

La formación de un gobierno del PSOE con el respaldo de Ciudadanos pondría en solfa el acuerdo entre los socialistas y Compromís en la Generalitat. Conforme avanzó ABC, fuentes de toda solvencia señalan que una de las líneas «rojas» marcadas por Albert Rivera pasa por no favorecer ejecutivos con la presencia de nacionalistas. La aritmética dificulta esa opción en las Cortes Valencianas. Para dejar fuera del Consell a Compromís resultaría necesario el acuerdo (más que factible) entre el PSPV y Ciudadanos más el apoyo puntual del Partido Popular para que Puig continuara siendo el presidente de la Generalitat en minoría sin depender de los nacionalistas y de Podemos.

Así, mientras el acuerdo en la Moncloa serviría de ensayo para posibles alianzas a partir de 2019, o quizás antes, en la Generalitat y los Ayuntamientos valencianos, Ciudadanos tratará de canalizar el poder que logre en Madrid –siempre que se confirme el resultado de las encuestas que le sitúan como pieza clave para la gobernabilidad de España– para reforzar sus estructuras en la Comunidad Valenciana a cuatro años vista del próximo ciclo electoral. De hecho, la formación se halla inmersa en plena ebullición orgánica en un proceso que pretende otorgar mayores responsabilidades y visibilidad pública a su portavoz en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner, en detrimento de su síndica en el Parlamento autonómico, Carolina Punset.

Pacto Compromís-Podemos

En el caso de Compromís las encuestas pueden resultar engañosas, como ya pasó en las autonómicas. Conforme ha publicado ABC, la formación que lidera Mónica Oltra maneja sondeos que le otorgan hasta cuatro diputados en el Congreso (tres más que en la actualidad). La discusión por conformar o no una alianza electoral con Podemos ha erosionado a la coalición nacionalista. El acuerdo que defiende Oltra y rechaza el Bloc, se antoja cada día más lejano. La próxima semana habrá solución.

Los cálculos de Oltra pasaban por convertir la coalición en la fuerza de izquierdas con más respaldo en la Comunidad Valenciana en detrimento del PSPV, con lo que daría una vuelta de tuerca a su capacidad de decisión en el Consell.

En este escenario, Podemos concurriría en solitario en un contexto en el que la demoscopia no sonríe a la formación que dirige Pablo Iglesias. Con todo, Podemos da por seguro que obtendrá representación en las Cortes Generales en las provincias de Valencia y Alicante.

Además, con independencia del resultado que coseche el partido en el conjunto de España en la cita del próximo 20 de diciembre, sus trece parlamentarios en la Comunidad Valenciana y la debilidad del PSPV de Ximo Puig le permitirán mantener hasta 2019 la llave de la gobernabilidad en virtud del «Pacto del Botánico», con el que pilotan la acción del Consell sin formar parte de él.

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