obituario

Nos vamos yendo

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Ángel Velasco perteneció, como muchos de nosotros, a una generación en la que ser socialista estaba prohibido. Luchamos contra el franquismo y nos llenó de ilusión conseguir la llegada de la Democracia a España. Soñamos con un futuro para Valladolid que eliminase desigualdades, creando un lugar de convivencia y tolerancia para todos sus moradores. Y tuvimos la suerte de contar durante 16 años con el apoyo democrático suficiente como para hacer realidad muchos de esos sueños.

Querido Ángel, dedicaste la mayor parte de tu vida a la, para unos denostada y para otros noble ejercicio de la política. Fui testigo privilegiado de tu lucha contra las desigualdades y en favor de los más necesitados. Primero desde tu despacho laboralista, junto con el también desaparecido Antonio Pérez Solano y posteriormente en el Ayuntamiento de Valladolid.

Finalmente tu compromiso y tu vocación de servicio te llevaron hasta el Consejo Consultivo de Castilla y León, donde este terrible trance ha interrumpido definitivamente tu labor, dejándonos ausentes de tu buen hacer pero, sobre todo, de tu inestimable compañía.

Recibir esta mañana la noticia de tu fallecimiento ha sido como un golpe seco. Cuando se ha trabajado durante tantos años por los mismos ideales (a veces utópicos), algo así es difícil de asimilar. Y -aunque sé que esto no será consuelo para tu mujer Tere, ni para tu familia o tus más allegados- la huella de tu trabajo realizado en favor de los demás quedará para siempre en la memoria de multitud de gente que te conoció y que supo de tu buen hacer.

En poco tiempo os habéis ido Antonio y tú, compañeros de despacho que allá por los años 70 defendíais a los trabajadores de la represión y de la injusticia existente en nuestro país producto de una dictadura. En cualquier momento nos tocará a los demás seguir vuestro camino. Hasta entonces, continuaremos trabajando por los mismos ideales que compartimos tantos años, sintiéndote a nuestro lado.

Compañero Ángel: te vamos a echar mucho de menos. No se me ocurrirá decir que no va a haber socialistas como tú, que los habrá, pero sí puedo sentirme orgulloso de haber tenido la fortuna de compartir contigo una de las etapas más ricas de mi andadura. Y de reafirmarme en que políticos como tú ennoblecen la política.

Adiós amigo. Hasta siempre.

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