el callejón del gato

El cambio

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La noche electoral rompió la costumbre de más de dos décadas: resultados distintos y nuevo mapa electoral, como era previsible más en capitales que en la Comunidad. Se confirmó que los votantes tiraron de recuerdo de los años pasados, del desapego y suficiencia de la clase dirigente, y de las situaciones dramáticas que hoy se viven en los hogares. Tristeza generalizada, extraña en noche electoral, cuando todos se sienten eufóricos vencedores. ¿Batacazos? Los populares con la pérdida de la absoluta y de alcaldías importantes; los socialistas, por ahondar en su suelo (aunque sí Tudanca son más de 20); Ciudadanos, porque regresaron a donde les situaba la previsión de su partido un trimestre atrás, después de los subidones de las encuestas; e IU sólo con el reducto de Zamora gracias a los socialistas.

De la debacle sólo se salva Podemos que ya venía curado en salud de Andalucía.

El mapa post electoral exige pactos y medidas a fondo en los partidos más votados. El PP tiene media organización con algarada interna, por dejación, acallada por el poder ostentado; el PSCL, una jaula de grillos aunque les ponga la pírrica posible alcaldía de Valladolid; Podemos sin estructura; y C’s con necesidad de gentes, ideas y organización interna. En clave regional y en su proyección nacional la batalla empieza ahora y los votantes de las generales observarán movimientos, pactos, obstrucciones y decidirán un nuevo mapa. Ganarán los que jueguen la partida con más inteligencia, no cometan fallos y enmienden errores, que podrían ser: para el PP no afrontar una revolucionaria renovación; para el PSCL y Podemos la ambición de tocar poder (uno de los dos quedará absorbido); y para C’s no definirse ideológicamente y pisar la calle.

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