corazón de león

Bajo sospecha

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El virus de la corrupción que recorre la geografía española ha encontrado en tierras leonesas una cepa de incalculables dimensiones que tiene en un sinvivir a sus gentes. Tras el encarcelamiento del presidente de la Diputación y, todavía alcalde de Cuadros, el temor, la angustia y el miedo se han apoderado de los leoneses, quienes, como suele ocurrir en tiempos de cólera, cambian de acera cuando se topan con un político. El alarmismo se ha asentado en las calles para regocijo del populismo que se alimenta y crece en campos abonados de miedos y desesperanzas.

Hoy, todos los políticos leoneses están bajo sospecha. No se salva ningún partido político, excepto Podemos, que no es partido, sino el partidazo de unos pescadores de río revuelto, que se está llevando las truchas de la indignación.

Es el triunfo de unos predicadores de la utopía, de esos tertulianos que disfrutan y cobran por decir barbaridades, de muchos aficionados al periodismo que, por tener la suerte o la limosna de publicar sus articulitos, se creen con el derecho de pontificar sobre lo divino y lo humano… y lo hacen en primera persona, aprendices ellos, como si fueran Ignacio Camacho o Antonio Burgos (por citar a dos grandes articulistas de este periódico que tienen bula para tal privilegio).

Si grave es el virus de la corrupción, no menos lo es el de la manipulación informativa. Las televisiones apuestan a todo o nada por la audiencia; los periódicos, por los lectores, y las radios, por los oyentes. Y, en esta sociedad del todo vale, la de la crisis económica y, sobre todo, de valores, lo que ahora vende es el populismo, la frivolidad, la descalificación, el insulto…, la mierda (con perdón). El caos.

En tal escenario resulta una osadía afirmar que en España, en León, no todos los políticos son corruptos. Ni todos los empresarios… Tal es el poder «tertuliano», que esta España y este León parecen un «gamonal» (término que algún día acuñará la Real Academia Española como sinónimo de «sindiós» término, a su vez, que la RAE todavía no ha admitido). El lema de los nuevos salvadores de la patria (perdón, del Estado o de lo que sea) es, metafóricamente, degollar a los senadores como hicieron los bárbaros en la caída del Imperio Romano, víctima de la corrupción. La historia se repite, a su manera…

En León, los partidos políticos están infectados por el virus de la corrupción. Sí. Pero no es momento de mascarillas ni de trajes de buzos, sino de valentía a cara descubierta, sin guantes, para empuñar el bisturí y separar las manzanas del cesto. Por estas tierras hay una mayoría de políticos que se afanan en su misión de servicio a los ciudadanos, sin aspirar al enriquecimiento personal. Suena extraño, pero haberlos, los hay. Y en ellos las gentes leonesas deberían depositar su confianza para librarse del amenazante «gamonal».

Ver los comentarios