viviendo en san borondón

¡Ale, ale, ale, Paulino se va de viaje!

La obligada romería cuatrienal a Uruguay, tampoco faltará. Ya se sabe que la promoción del turismo canario en aquel país sudamericano, es fundamental para la economía del sector

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Tenemos en Canarias, aunque pronto se podrá decir que hemos tenido, un presidente muy viajado, probablemente con más kilómetros encima que el manido baúl de Doña Concha Piquer. Mucho se ha comentado y polemizado sobre la oportunidad y el coste excesivo de esos periplos de Paulino Rivero y su troupe a varios países de la América del Sur, África o a Europa y sus territorios ultraperiféricos. Pero aunque muchas explicaciones se le han pedido, muy pobres han sido las justificaciones y demasiadas las descalificaciones a los preguntadores por el buen uso, y disfrute añadiría algún sufrido contribuyente, del dinero público.

Ahora que se acercan las elecciones, los viajes a Sudamérica de los políticos isleños se multiplicarán con las más peregrinas excusas, cuando todo el mundo sabe que esas razones no serán creíbles y callan por miedo a represalias o a lo ir en listas.

Ese deseo de emular a Marco Polo es, como ahora se dice, transversal. Afecta a todos los partidos con posibilidad de mordisquear el presupuesto, pues todos desean comprar los votos de aquellos canarios que Dios sabe cuándo emigraron, o de sus descendientes, y que pueden participar en los comicios, aunque los más jóvenes de ellos no sepan muy bien situar a Europa en el mapa.

En Venezuela podrán ofrecer el oro y el loro, eso sí, teniendo cuidado de no mentar la escasez de productos básicos y prometer ayudas de subsistencia, pues la policía bolivariana podría detenerlos y, aprovechando que los partidos políticos nacionales están a la greña electoral, dejarlos allí una temporadita gozando de la hospitalidad carcelaria de Maduro. Tampoco cabría descartar que las masas revolucionarias montaran un “acto de desagravio” a la cubana frente a una de las Casas de Canarias en Venezuela.

La obligada romería cuatrienal a Uruguay, tampoco faltará. Ya se sabe que la promoción del turismo canario en aquel país sudamericano, es fundamental para la economía del sector, no vaya a ser que las cifras de visitantes uruguayos caigan tanto como el empleo en las Islas.

Aunque para remediar eso, Patricia Hernández tiene la fórmula, pues como bien explicó a los atónitos socialistas que gozaban epatados ante su elocuencia, ella quería que lo que “baja, baja y baja”, con ella “suba, suba y suba”. Por supuesto se refería al empleo, of course.

Pero esta manía de viajar a sitios exóticos y cuanto más lejanos mejor, siempre que paguen los contribuyentes, no deja de ser un deseo compartido por muchos políticos, sobre todo los que gobiernan territorios con menor desarrollo económico e índices de desempleo notables. En este sentido, los presidentes de las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea se acaban de reunir en Guadalupe, en las Antillas francesas. Paulino Rivero se quejó amargamente, según cuentan las crónicas, de que Bruselas no hace nada por solucionarle el bochornoso nivel de desempleo canario ni la “delicada” situación que atraviesan los que padecen la gestión de su gobierno de coalición, con el PSOE, cosa que hay que ir refrescando a los futuros votantes.

La guinda del pasteleo presidencial, la puso Rivero en Polonia. Muy ilustrativa fue la columna de Juanjo Jiménez del miércoles en La Provincia, que empezaba: “Paulino se fue a Polonia, a Polonia se fue Paulino”. Sólo sería cuestión de derroche presupuestario si no hubiera sido porque allí dijo que la no existencia de petróleo aquí, era un “éxito del pueblo canario”. Alguno de los presentes cuenta, en privado, que sólo había sentido mayor arrebol en sus mejillas cuando aquello de que sólo son buenas personas los que aman a los pajaritos.

Para los estudiosos queda comprobar si esa ocurrencia fue antes o después de que Chávez le hablara con hermosos trinos a Maduro. Pero ¿por qué no se pierden en uno de esos viajes?

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