Así quedó uno de los talleres tras la brutal explosión
Así quedó uno de los talleres tras la brutal explosión - ABC

Las dificultades de trabajar en una fábrica pirotécnica

En 20 años han fallecido 50 personas en este tipo de instalaciones. En Pirotecnia Zaragozana se registraron tres explosiones y ardieron varios talleres

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En los últimos 20 años han muerto 59 personas en explosiones en empresas pirotécnicas. O lo que es lo mismo: casi tres trabajadores fallecidos por año mientras manipulaban pólvora. Una cifra que intimida y que muestra que, aunque las medidas de seguridad son altas, los accidentes laborales se siguen sucediendo.

El número de víctimas constata que los trabajadores se exponen a una actividad de alto riesgo. Un duro trabajo que está incluso regulado a través de un Real Decreto, con la excepcionalidad que ello supone. En esta norma se incluyen aspectos tan concretos como la temperatura de trabajo o la distancia entre casetas donde se manipulan los componentes pirotécnicos en las fábricas. Una pauta de estricto cumplimiento para proteger a los trabajadores.

Pirotecnia Zaragozana, con más de 150 años de historia y reconocido prestigio a nivel nacional e internacional, fue protagonista hace unos meses de un reportaje en el que se ensalzaba la fuerte inversión que la empresa había realizado en sus instalaciones de Garrapinillos. Además, el propio Ministerio de Industria ha confirmado que «estaba al corriente de las inspecciones obligatorias» (la última fue el 16 de diciembre de 2014). Sin embargo, algo falló para que el lunes una explosión causara la muerte de seis personas y dejara tres heridos graves.

«Parece que está claro el punto de inicio [de las explosiones]», dijo el martes el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde. Después confirmó algo que será clave en la investigación: «la primera de las tres explosiones en cadena fue en un polvorín de producto pirotécnico ya terminado», según recogió la agencia EP. La clave está en este dato: tres explosiones. ¿Qué pudo suceder para que se extendieran las deflagraciones? Agentes de la Guardia Civil siguen tratando de esclarecer la causa de este suceso aunque, por ahora, no hay novedades.

De caseta en caseta

Dentro de las 12 hectáreas de terreno que ocupaban las instalaciones se levantaban decenas de casetas. Unas construcciones que estaban separadas entre sí siguiendo la normativa para evitar que, en caso de incendio o deflagración, el fuego se extendiese. Pero algo pasó para que muchas de ellas acabaran destrozadas y se registraran esas tres explosiones consecutivas.

En el momento de la fatal explosión se registraban más de 35º centígrados bajo el sol que caía a plomo sobre la explanada abierta de Garrapinillos. Según fuentes conocedoras de la situación en la industria pirotécnica, las temperatura óptima de trabajo dentro de las casetas debe ser de entre 25º y 27º. Unas casetas cuyas únicas aberturas al exterior serán las correspondientes a los conductos de ventilación, puertas y alumbrado desde el exterior debidamente protegido, tal y como establece la norma. Además, mientras se trabaja las puertas deberían estar cerradas para evitar una posible propagación. Todo para evitar que, en caso de una explosión fatal, la onda expansiva no afectase al resto de construcciones. Algo que fatalmente parece que sucedió.

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