Los diez castillos más imponentes de Aragón

Loarre

El de Loarre es el más importante castillo románico de toda la Península Ibérica. El recinto amurallado abarca una hectárea de terreno, lo que da una idea de las grandes dimensiones que posee la fortaleza. Una vez dentro la gran cantidad de pasadizos, puertas, salas, y su mágico ambiente nos transportan rápidamente a la época medieval, siendo sin duda uno de los castillos mejor conservados de los que hay en España y en gran parte de Europa. Además, esconde en sus entrañas otro gran tesoro: la Iglesia de San Pedro, una capilla real de estilo románico única en el mundo.

Se puede visitar de 11:00 a 17:30 horas, todos los días de la semana, excepto el lunes que permanece cerrado. El precio de la entrada es de cuatro euros.

Alcañiz

En Teruel, el castillo de Alcañiz conserva uno de los conjuntos de pintura mural más interesantes de Aragón, con la singularidad de que gran parte de sus pinturas son de temática civil. Estas pinturas datan de la primera mitad del siglo XIV, y constituyen una interpretación regional o local del estilo franco-gótico o gótico-lineal. Además, en este caso es posible dormir a tan solo unos metros del imponente castillo. Y es que en el siglo XVIII, el infante Don Felipe llevó a cabo una profunda reforma del ala sur del castillo medieval, a partir de la cual se creó el gran palacio de los Comendadores, actualmente habilitado como Parador Nacional.

La Aljafería

El Palacio de la Aljafería es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana del siglo XI, aunque las posteriores reformas, han hecho de él una mezcla de manifestaciones artísticas. Primero fue alcázar islámico, después palacio medieval mudéjar, llegó a estar ocupado por los Reyes Católicos, para después convertirse en sede de las cárceles de la Inquisición. Incluso llegó a ser un cuartel militar. Actualmente, es la sede de las Cortes regionales. En su interior guarda importantes restos mudéjares, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.

Diez siglos después, aquel palacio de la alegría que soñó el monarca musulmán Al-Muqtadir continúa siendo, junto con la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, una de las joyas artísticas de la presencia musulmana en el sur de Europa.

El horario de visita es de 10:00 a 14:00 horas y de 16:30 a 20:00 horas. Debido a la actividad de las Cortes de Aragón, los jueves durante todo el día y los viernes por la mañana- no se puede visitar el palacio. El precio de la entrada es de cinco euros.

Sádaba

El castillo de Sádaba, en la provincia de Zaragoza, se encuentra erguido sobre la roca, en lo alto de un pequeño cerro, en la comarca de Cinco Villas, a 90 kilómetros al norte de Zaragoza. Este monumento castrense de aspecto sobrio a la vez que majestuoso domina toda la villa.

Abandona la tipología románica de torre donjón con recinto amurallado para convertirse en una especie de ciudadela torreada de fácil defensa. Esta característica lo convierte en uno de los castillos más representativos de su época, no sólo de Aragón, sino de toda España. Su planta rectangular, casi perfecta de unos 1000 metros cuadrados de superficie se robustece por siete torres almenadas.

Peracense

El castillo de Peracense es uno de los más bellos y desconocidos castillos aragoneses. Ubicado en la provincia de Teruel, la fortaleza se asienta sobre una prolongación rocosa de rodeno fuertemente escarpada. De origen musulmán, fue en la Edad Media cuando su importancia estratégica se acrecienta por su posición limítrofe entre los reinos de Castilla y Aragón y de los señoríos de Albarracín, Molina de Aragón y Comunidad de Daroca.

Se puede visitar sábados y domingos, de 10:00 a 14:00 horas y de 15:00 a 17:00 horas. Los festivos también está abierto y durante el verano se puede visitar entre semana. El precio de la entrada es de 3 euros para adultos y dos euros para niños.

Monzón

El castillo de Monzón (Huesca) atesora una historia plagada de curiosidades. Fue fortaleza templaria, en ella se custodió durante años la Tizona, la famosa espada de El Cid Campeador, quien casó a su hija Cristina con uno de los señores de Monzón, Ramiro Sánchez, cuyo hijo sería el rey de Navarra García Ramírez...

Son algunos de los episodios de una fortaleza que, en nuestros días, sigue dando fe de su esplendor originario, una mole concebida para resistir envites en la Edad Media y desde la que, durante siglos, se dominó una estratégica y significativa parte del Reino y de la Corona de Aragón.

Los templarios dominaron las tierras de esta parte del Reino de Aragón desde el año 1143 hasta la orden de disolución de la Orden, en 1309. Llegaron a poseer 28 iglesias, repartidas por una extensa área geográfica que incluía un amplio número de poblaciones.

Se puede visitar de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 horas y de 15:00 a 17:30 horas. En verano, el horario se amplía hasta las 19:30 horas.

Calatayud

El conjunto defensivo urbano de Calatayud, con sus más de once siglos de existencia es el más antiguo que se conserva de los construidos por los árabes en la Península, y también uno de los más antiguos del mundo islámico. Su nombre no ofrece lugar a dudas sobre su origen: Qal´at Ayyub que en árabe significa castillo o fortaleza de Ayyub.

Calatayud tuvo cinco castillos, varios kilómetros de murallas y decenas de torreones defensivos. Buena parte de ellos se conservan. Uno de los castillos, el de la Peña, convertido desde hace siglos en santuario en honor de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Peña. El más representativo de los castillos es el de Ayud, identificativo desde la lejanía de la silueta de Calatayud. El castillo de Doña Martina y el del Reloj son también singulares, junto a la Torre Mocha o al Torreón de la Longía, piezas igualmente destacadas de lo que se conserva del recinto amurallado, del que quedan también amplios lienzos de murallas y una puerta de herradura, la Puerta Emiral, que fue restaurada a principios de los años 80.

Es de acceso libre. Más información en la Oficina de Turismo de Calatayud, teléfono 976 886 322

Alquézar

La colegiata de Santa María la Mayor es una colegiata-castillo con orígenes de fortaleza, construida en el siglo IX por Jalaf ibn Rasid para frenar a los reinos cristianos del norte. Está situada en la localidad de Alquézar, en la provincia de Huesca, uno de los municipios más bonitos del Pirineo. La actual Colegiata es un templo gótico tardío levantado entre 1525 y 1532.

Conserva uno de los pocos claustros románicos trapezoidales del país, junto con el de Santa Maria de Lluçà, en la provincia de Barcelona, lo cual denota que la construcción fue planificada por ingenieros árabes.

La Colegiata de Santa María fue declarada Monumento Histórico el día 3 de junio de 1931. Se puede visitar de 11:00 a 13:30 horas y de 16:00 a 18:00 horas. El precio de la entrada es de 2,50 euros.

Mora de Rubielos

El Castillo de Mora de Rubielos es una fortificación ubicada en una loma de la Sierra de Gúdar, a 41 kilómetros de Teruel. La construcción original es de origen musulmán, aunque en 1171 el castillo fue conquistado por Alfonso II. Desde entonces, se convirtió en testigo de las continuas luchas entre los reinos de Castilla y Aragón. Posteriormente, en el siglo XVIII fue ocupado por una orden de predicadores franciscanos.

El castillo presenta elementos románicos y góticos. El recinto tiene una extensión de 4.000 metros cuadrados, con una planta poligonal irregular. Las cuatro fachadas son distintas, así como las cuatro torres. El interior está decorado con arcos ojivales de clara influencia musulmana, y varios escudos de los Fernández de Heredia.

Horario de visita: de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 19:30 horas. Los sábados, de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas. Los domingos solo abre por la mañana.

Sos del Rey Católico

El castillo de Sos del Rey Católico es un excelente ejemplo de fortaleza que protege una población medieval y, en concreto, paradigma del binomio castillo-templo románico tan frecuente en Aragón y Cataluña. Su espléndido asentamiento sobre un elevado espolón, estribacion de la sierra de la Peña, convierte a toda la villa en una auténtica fortaleza natural.

El castillo original fue construido por los árabes en el año 975, sufrió reformas en el siglo XI y en el siglo XII fue reformado por Ramiro II. Su estado actual es de ruina consolidada.