Imagen de Matías Pérez Such durante la entrevista concedida a ABC
Imagen de Matías Pérez Such durante la entrevista concedida a ABC - juan carlos soler
ENTREVISTA

«No se dedican al turismo los recursos que corresponden a su peso real en nuestra economía»

Matías Pérez Such analiza para ABC la evolución del sector durante los últimos veinticinco años

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Ha mamado el turismo desde la cuna –nació en Benidorm y tiene su corazón repartido con Alfaz del Pi–, se fogueó en sus inicios profesionales en una agencia de viajes y ha ocupado las mayores responsabilidades políticas en esta materia en el ámbito provincial, como diputado y presidente del Patronato Costa Blanca, y también de la Comunidad Valenciana, como secretario autonómico cuando no existía la Conselleria. Ahora, Matías Pérez Such afronta una nueva etapa en la gestión cultural, al frente de la Fundación Caja Mediterráneo y la Fundación Frax.

En su perspectiva de los últimos 25 años para el sector turístico, aprecia dos cambios sustanciales: el primero es obvio, Internet, que más allá de la evidencia de que «cada vez más gente compra en la red», su verdadero calado está en que incluso quienes no reservan sus vacaciones por este canal «también se informan en la red y los hoteles todo el mundo los ve en Internet».

El otro elemento que ha tenido repercusión en este periodo son los vuelos de bajo coste, consecuencia de que los touroperadores «sobredimensionaron la oferta» con muchas plazas a bajo precio y llegaron al extremo de poner en el mercado las «only seat» (solo asiento), la venta de billetes de avión sin cama de hotel.

Todos los agentes protagonistas tuvieron que adaptarse, desde el Patronato de Turismo Costa Blanca, que varió su promoción abriendo su web y otros sitios de informativos, y la planta hotelera benidormí, que se renovó, invirtió, creció y triunfó por su «relación calidad-precio».

¿Está inventado todo en la promoción? «No se agota el modelo, porque el cliente cambia: antes de los 90, teníamos el turista que viene, se baña, se come una paella, va al cine y se toma un chambi», describe, al tiempo que conserva otros valores perennes, las cosas que no cambian, como la formación y la calidad, en especial, «el personal, su actitud de acoger al visitante».

Eso sí, ahora se trata con un cliente más «exigente», que viene al destino a «hacer algo», por lo que la clave está en la «diferenciación, ya que si uno ofrece lo mismo que el vecino y él es más barato, apaga y vámonos». ¿Un ejemplo? España tiene seguridad, sanidad y clima, pero Turquía también, y «allí la Administración sí apuesta por el turismo». Porque ahí tienen la Costa Blanca alicantina, la Comunidad Valenciana y España su punto débil: «No se dedican al turismo los recursos que corresponden a su peso real en nuestra economía».

Fiestas locales

Para distinguirse y competir con esos rivales, hay que jugar con la gastronomía y, especialmente, con las fiestas locales, tradiciones y costumbres. En Benidorm, sin ir más lejos, las tarifas más altas se pagan, además de en agosto, momento álgido de la campaña estival, cuando se celebran los festejos patronales. Y no en vano, en este municipio hay más celebraciones en el calendario anual que en ningún otro seguramente de toda la Península Ibérica.

A modo de anécdota que ilustra este clima festivo permanente relata cómo una mañana se despertó sobresaltado por unas explosiones y preguntó de qué festejo se trataba, cuando en realidad las detonaciones procedían de los terroristas del GRAPO.

Sus recetas para el futuro pasan por tres ejes. El primero, una «mayor planificación a más largo plazo, saber qué queremos ser», en el sentido de definir a qué tipo de consumidor de ocio se orienta la oferta –él prefiere la masa al «turista de calidad de alto poder adquisitivo», por establecer un símil, la Coca-Cola frente al Moët & Chandon–.En segundo lugar, un «papel dentro de España» más preponderante en la economía, ya que estudios como el de Banca March sitúan el peso del turismo en entre el 25 y el 30% del PIB español. Y el tercer objetivo debe ser que las empresas turísticas alcancen un mayor tamaño, una dimensión internacional. Él trabajó en esa línea con hoteleros de aquí en Punta Cana, planeó hacerlo en Cuba y ahora apunta con claridad a Polonia, por su potencial, que ahora solo explotan los alemanes.

Y por modelos de turismo, augura crecimiento residencial, más que hotelero, en Benidorm, a pesar de que «se construye poco». Al contrario, a Torrevieja le hacen falta más hoteles, y podrían ser en altura por su rentabilidad. En cuanto a Valencia, «ha pasado a visualizarse como una gran ciudad, junto con Madrid y Barcelona, cosa que antes no era así, gracias a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, aunque haya costado lo que sea, ahora ahí está». ¿Otras aspirantes a ese «turismo urbano». A su juicio, además de Alicante o tal vez Alcoy, el firme candidato sería Elche, donde falta ese elemento vistoso o monumental, que le confiera una dimensión de gran urbe.

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