El acusado, a su entrada a la Audiencia de Alicante
El acusado, a su entrada a la Audiencia de Alicante - juan carlos soler
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Condenado a 25 años de cárcel el hombre que asesinó y mutiló a su pareja

La juez concluye que el acusado es culpable de asesinato con alevosía, ensañamiento y profanación de cadáveres

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Una magistrada ha impuesto penas que suman 25 años y 4 meses de cárcel y una multa al hombre que mató a golpes a su compañera sentimental y mutiló después su cadáver en una casa de campo de la localidad alicantina de Torremanzanas.

La sentencia, hecha pública hoy, se produce tras el veredicto de culpabilidad para Martín R.S., que fue emitido por un jurado popular la pasada semana al término del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Alicante.

La juez Cristina Costa, ponente de la causa y que dirigió las cuatro sesiones de la vista oral, ha impuesto 23 años y 6 meses de cárcel al procesado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, cuatro meses por un delito de profanación de cadáveres, un año y medio por tenencia ilícita de armas y una multa 1.800 euros por un delito de daños.

Además, el asesino deberá indemnizar a los padres y un hermano de la víctima, Sorina P., de nacionalidad rumana y 26 años, con un total de 250.000 euros en concepto de daños morales, a la vez que tendrá que pagar otros 510 euros al propietario de un vehículo al que ocasionó desperfectos.

El crimen se produjo en una finca rural de la pedanía de Teix, en Torremanzanas, entre las 18 y las 22 horas del 20 de octubre de 2013, cuando el acusado asestó a Sorina P. múltiples golpes en la cabeza con un hacha o una mancuerna de las que se utilizan para hacer pesas mientras se encontraba acostada en la cama.

El jurado popular consideró probado que Martín R.S. quiso causar a su pareja «un padecimiento innecesario», así como que trasladó luego su cadáver al exterior de la vivienda, donde siguió golpeándolo y lo mutiló.

Según explicita el fallo, que puede ser recurrido en el plazo de diez días ante el TSJ de la Comunidad Valenciana, le amputó un brazo y un pie, abrió el cuerpo en canal, le disparó con una pistola, le clavó un arpón y le introdujo en el ano dos botellas y un palo, antes de tratar de prenderle fuego bajo una pila de muebles y enseres para borrar rastros.

El asesino quiso dejar entrever en el juicio que no sabía lo que hacía por culpa de la ingesta de alcohol y drogas, pero el tribunal ciudadano descartó que tuviera sus facultades mentales anuladas o, si quiera, disminuidas. Además, se da la circunstancia de que el autor de los hechos confesó su autoría a la Guardia Civil durante su estancia en el hospital.

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