Javier Peláez, en un momento de su actuación en la Caja Negra de Las Cigarreras
Javier Peláez, en un momento de su actuación en la Caja Negra de Las Cigarreras - ABC
cultura

El tenor Javier Peláez fusiona la lírica con el swing, la música negra y el rock

En su estreno en Las Cigarreras, el alicantino sorprende con un montaje lleno de sorpresas y cambios de registro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Desde los alardes de voz propios de un tenor al entonar el «O sole mio»... pero a ritmo de rock de Elvis Presley, o clásicos de Beethoven y Mozart a los que han seguido en el repertorio melodías de Benson y Secret Garden, ataviado con vestuario «pin up» de los años 50. El estreno de Javier Peláez en Las Cigarreras de Alicante ha ofrecido múltiples saltos en el tiempo y en los estilos musicales, sin que faltara el aliciente adicional de la danza en su montaje, titulado «White on Black», que podría definirse como «la historia de un sueño».

Esa ilusión, el sueño por hacer de la música una forma de vida, una profesión, ha sido el hilo conductor de este primer espectáculo producido y protagonizado por el tenor alicantino Javier Peláez.

que con «imágenes sugerentes, danza, música y canto« ha tenido un sello muy personal con un elenco de 20 artistas muy aplaudidos por 300 espectadores.

La claridad del blanco evocada con la música del pianista Shlomo Rodríguez y la voz de Peláez interpretando piezas clásicas a las que acompañaba en la pantalla imágenes y frases alegóricas a una letra que se reflejaba en el programa de mano para así acercar el mensaje al público. Canciones clásicas de compositores como Francesco Paolo Tosti, Bellini o Padilla iniciaban este espectáculo. Tras ellas una pieza instrumental acompañada de danza clásica. La parte el montaje «white» continuaba con Beethoven, Mozart, más Tosti y Rossini. Tras demostrar Javier Peláez sus dotes dentro de la lírica, ha llegado el turno del «black», con un cambio de estética para una segunda parte cargada de ritmo recordando los inicios de la carrera de Peláez, marcados por la música ligera. Años 50, vestuario «pin up» y grandes clásicos del swing y la música negra invadieron la Casa de la Música. Melodías de Benson, Kern y Fields, Carson Parks o el grupo Secret Garden sonaban en voz del tenor con la compañía de un coro de tres jóvenes mujeres y una banda de más de diez músicos, liderada por José Bornay. Y entonces otro momento para la danza, esta vez acorde al cambio que daba el espectáculo.

Los bailarines dieron paso a una sorpresa, fuera del programa, sonó «Como un niño», compuesta por el propio Javier Peláez. Una melodía que trataba de evocar, como casi todo el espectáculo, la ilusión por la música, el sueño de niñez que supone este arte. Comenzaba al piano para poco a poco incorporarse todos los instrumentos: bajo, guitarra, teclado, chelo, violín, trompeta, viola…

Con el grupo Vocemmus

DeLugg y Stein y la conocida «Come what may», de la películaMoulin Rouge, a coro con la soprano Laura Úbeda, cerraban el programa de la noche. Aunque esperaban aún algunas sorpresas como el cierre, un «O sole mio» muy particular, con el sello de Javier Peláez. La canción comenzaba al estilo del rey del rock, Elvis, para cerrar con su tono lírico y mostrar en esta apoteosis final la capacidad vocal de Peláez, su adaptación a ambos estilos y su trayectoria hacia la fusión de ambos, contrastando una depurada técnica vocal clásica y una larga carrera en canción ligera.

El estreno de Javier Peláez se cerraba como un éxito en el que se pudo ver su evolución musical; una carrera que comenzó de joven formándose en Madrid y Londres y fue detenida por la abogacía para retomarse hace cuatro años de mano de su maestra de canto Jovita Gómez Couto. Una vuelta a los escenarios colaborando con la OFUA o el grupo Vocemmus, del que aún forma parte, y que ha colaborado en esta producción junto a la Fundación Manuel Peláez Castillo. Un sueño de infancia convertido en una realidad que pretende recorrer los escenarios de la provincia.

Ver los comentarios