El 7 de julio de 1977, un avión perteneciente al Ala 22 del Ejército del Aire, en concreto un P-3 Orión, se estrelló en la pista del aeropuerto de La Parra causando la muerte de seis de sus tripulantes. Desde esa fatídica fecha, no se había tenido que lamentar ningún otro incidente aéreo con víctimas mortales en la ciudad, aunque en septiembre del 88 un F-5 se precipitó dentro del perímetro de la base jerezana causando graves heridas a su piloto.
La muerte de tres personas ayer, a un kilómetro del aeropuerto, revivió por un instante escenas semejantes a la de aquella fatídica noche de verano, siempre salvando las distancias. Lo que ocurrió en 1977 no se ha borrado de la mente de los muchos trabajadores que esa noche estaban de servicio en La Parra. El subteniente armero Cristóbal Rodríguez, el brigada de radio Eusebio Robledo, los sargentos de primera José Díez e Ismael Rivas y el cabo segundo Pedro Toledo murieron al instante cuando el P-3 Orión (con matrícula 222/21) efectuaba una maniobra de toma de tierra.
Al chocar el avión con la pista de aterrizaje se incendió y sus restos quedaron esparcidos por toda el área. De los diez tripulantes que ese día volaban en el aeroplano, tan sólo cuatro lograron sobrevivir a esta trágica experiencia, ya que Juan Verdejo, que resultó herido de gravedad, murió 24 horas más tarde en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla debido a las tremendas quemaduras sufridas en el accidente.
La capilla ardiente de los fallecidos (todos destinados en la ciudad) se situó en las instalaciones de la base militar. El 9 de julio se ofició un multitudinario funeral por los seis fallecidos al que asistieron, además de familiares y amigos, el teniente general, Vara del Rey, y el ministro de Defensa General, Gutiérrez Mellado.
Aún son muchos los jerezanos que, emocionados, recuerda estos días como uno de los más tristes de la historia reciente de una localidad poco acostumbrada a vivir sobresaltos tan dramáticos que han acabado de un plumazo con la vida de vecinos, compañeros, amigos o familiares.