Policías cacheando en una estación de metro de Bruselas
Policías cacheando en una estación de metro de Bruselas - AFP

Solo cuatro víctimas mortales han sido identificadas tres días después

Familiares buscan desesperados por las redes sociales a sus desaparecidos; 20 personas siguen sin localizar

BRUSELAS Actualizado: Guardar
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La torre de Babel que es Bruselas se ha visto tristemente reflejada en el balance de víctimas de los atentados del pasado martes. Entre los 31 muertos y cerca de 300 heridos de aquella trágica jornada los hay de más de cuarenta nacionalidades, una particularidad que añade aún más complejidad a las siempre arduas tareas de identificación. El balance provisional de ayer por la noche proporcionado por el Gobierno belga era de 150 heridos hospitalizados, de los que 61 permanecen en cuidados intensivos y 4 sin identificar en coma, algunos de ellos inducido, por lo que el número de fallecidos podría aumentar en las próximas horas.

Michael Jonniaux, portavoz de la policía federal belga, ha explicado a lo largo de estos días que «las labores de identificación son muy complejas porque las explosiones han sido particularmente violentas, y porque entre las víctimas hay muchos extranjeros.

No nos podemos permitir ni el más mínimo error, aunque comprendo que las familias tienen el derecho de rendir homenaje lo más rápidamente posible a sus muertos».

El hecho de que la policía belga quiera ser tan estricta en las tareas de identificación ha provocado que algunas familias, desesperadas por no saber nada de sus allegados desaparecidos, se hayan apresurado a poner anuncios en las redes sociales, sobre todo en Facebook. Se calcula asimismo que alrededor de 20 personas están aún sin localizar, a tenor no solo de los mensajes en las redes sociales, sino de los carteles colgados por sus familiares en los alrededores de la Plaza de la Bolsa, lugar elegido por los belgas para homenajear a sus víctimas y rechazar el terror.

Hospital militar

El Gobierno belga ha puesto en marcha un servicio de atención a los familiares de víctimas en el hospital militar de Neder-Over-Heembeek, donde recogen muestras de ADN e información sobre las personas desaparecidas para intentar localizarlas, bien entre los fallecidos o entre los heridos.

Entre los cuatro muertos cuya identidad sí ha logrado esclarecerse hasta el momento figuran la ciudadana peruana Adelma Marina Tapia, de 37 años; una marroquí cuyo nombre no ha trascendido, un estudiante belga de 20 años llamado Léopold Hecht, y un funcionario también belga de 45 años de nombre Olivier Delespesse.

Hasta ahora el estudiante belga es la víctima más joven confirmada. Durante la jornada de ayer la puerta de la universidad belga de Saint-Louis ha sido el lugar elegido por sus compañeros de Derecho para homenajearlo. Su madre, magistrada de profesión, confirmó ayer que «los órganos de sus hijo han sido donados, tal y como él hubiera deseado si hubiera tenido la oportunidad de decidirlo ya que formaba parte de sus valores. Tomamos esa decisión durante la noche del martes al miércoles y esperamos que sus órganos sirvan ahora para ayudar a otras personas», explicó ella misma a la prensa local.

Entre los heridos que permanecen en los hospitales hay una decena de ciudadanos norteamericanos, según el departamento de Estado de EE.UU., que asimismo señala que varios otros nacionales se encuentran en paradero desconocido. Entre los heridos hay tres misioneros mormones, según ha anunciado esta Iglesia: Mason Wells, de 19 años, quien ya sobrevivió previamente a los atentados de Boston de 2013, que provocaron 3 muertos y numerosos heridos. Mason Wells también vivió muy de cerca los atentados de París del 13 de noviembre. La cadena de televisión norteamericana NBC News, citando fuentes de la propia familia Wells, ha afirmado que el misionero mormón se encontraba en la capital francesa durante aquellos ataques yihadistas que dejaron 130 muertos y cientos de heridos.

Bombas artesanales

Diez franceses se cuentan también entre los heridos, de los que cuatro están graves. Hay también veintiún portugueses, cuatro rumanos y dos húngaros. El Gobierno del Reino Unido informó de que cuatro ciudadanos británicos están heridos, mientras que un quinto, David Dixon, se encuentra desaparecido.

Una de las imágenes que nos han quedado más fuertemente impresas en la retina de es la del exjugador de baloncesto internacional belga, Sébastien Bellin, tendido en el suelo del aeropuerto de Zaventem con sangre en las piernas. Buen número de las víctimas tenían graves heridas en las piernas, consecuencia de unas bombas artesanales formadas por tornillos y la carga explosiva que los terroristas denominan «la madre de Satán» (conocida también por la siglas inglesas TATP, triperóxido de triacetona o peróxido de acetona). Otra de las fotos para la negra historia de esta semana es la de Nidhi Chaphekar, una empleada de la compañía aérea india Jet Airways, quien aparece sentada en una silla del aeropuerto con la ropa de color amarillo desgarrada, la cara bañada en sangre y la mirada perdida.

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