Nuevas protestas en Hong Kong en el quinto aniversario de la Revuelta de los Paraguas

La concentración para reclamarle al régimen chino sufragio universal acaba en enfrentamientos con la Policía

Un grupo de manifestantes conmemora el quinto aniversario de la Revolución de los Paraguas, hoy en Hong Kong EFE
Pablo M. Díez

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Hace hoy cinco años, estalló en Hong Kong la Revuelta de los Paraguas cuando la Policía dispersó con gases lacrimógenos a los miles de jóvenes que asediaban el Parlamento local para reclamar sufragio universal. Salvo los gases que los antidisturbios lanzaron contra los campesinos surcoreanos en la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2005, era la primera vez que las autoridades recurrían a dicho método desde la devolución a China de esta antigua colonia británica en 1997.

Hoy son el plato del día en Hong Kong y han vuelto a ser disparados tras la concentración que conmemoraba este sábado el quinto aniversario de la Revuelta de los Paraguas. Aunque dicho movimiento fracasó tras ocupar durante 79 días tres puntos neurálgicos de la ciudad, sembró las raíces de las protestas que sacuden a Hong Kong desde hace más de tres meses, que estallaron en junio contra la ya retirada ley de extradición a China. Mientras los líderes del bando democrático recordaban las demandas de sufragio universal ante decenas de miles de personas congregadas en el parque de Tamar, jóvenes radicales cercaban las contiguas sedes del Gobierno y el Consejo Legislativo (Legco). Para dispersarlos, los antidisturbios los regaban con espray de pimienta, pero no bastaba para frenar su asedio ni el corte, ya habitual, de la gran avenida de Harcourt Road, que pasa ante ambos edificios oficiales en el distrito de Admiralty. Aunque la Policía sacó su camión con cañón de agua tintada de azul y disparó gases lacrimógenos, los jóvenes siguieron con su estrategia de «guerrilla urbana» y destrozaron las ventanas del Gobierno con adoquines arrancados de la acera.

«Debido al fracaso de la Revuelta de los Paraguas, el Gobierno de Hong Kong pensó que podía hacer lo que quisiera. Pero la gente se ha cansado de sus abusos y de su represión política y ha tomado de nuevo las calles», explicaba a ABC el combativo diputado demócrata Leung Kwok-hun g, más conocido como «Pelo Largo». «Cuando nos marchamos hace cinco años, dijimos que regresaríamos. ¡Hemos vuelto!», sentenciaba desafiante anunciando más movilizaciones hasta el martes, Día Nacional de China, pese a la prohibición de la Policía.

Para este domingo hay convocada en Hong Kong una marcha contra el totalitarismo global que, además, se extenderá a otras ciudades del planeta. Y el martes, 1 de octubre, los manifestantes quieren aguarle al régimen del Partido Comunista el 70º aniversario de la fundación de la República Popular China, que se celebrará con un gran desfile militar en Pekín. «Seguiremos con nuestra lucha porque, durante los tres últimos meses, millones de personas han salido a la calle pidiendo democracia, pero el Gobierno autoritario de la jefa ejecutiva Carrie Lam no ha escuchado nuestras cinco demandas», prometía Peter, un universitario de 22 años, refiriéndose a las peticiones de los manifestantes. Además de la retirada de la ley de extradición a China, ya anunciada por las autoridades, las protestas reclaman una investigación de la fuerza policial, el sobreseimiento de los cargos por «revuelta» para los más de 1.500 detenidos, que se enfrentan a diez años de cárcel, y el sufragio universal como hace cinco años.

Si en 2014 las movilizaciones eran pacíficas, ahora han derivado en violentos enfrentamientos con la Policía y vandalismo de infraestructuras públicas, como las estaciones de metro. «La razón por la que hemos usado métodos más agresivos es por la opresión del Gobierno. Antes éramos muy pacíficos, pero hemos visto la brutalidad de la Policía y las autoridades han rechazado responder a nuestras peticiones», justificaba Peter, quien aseguraba que «cinco años después de la Revuelta de los Paraguas, hemos vuelto con más fuerza y más valor para luchar por el sufragio universal y no pararemos hasta que haya democracia en Hong Kong».

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