Imagen de un examen multitudinario de oposiciones
Imagen de un examen multitudinario de oposiciones - REUTERS

Más de un millón de personas se presentan a las oposiciones públicas en China

Con una media de 36 solicitudes por empleo, la Administración ofrece unos 27.000 puestos, ansiados porque son un trabajo seguro y estable para toda la vida

CORRESPONSAL EN PEKÍN Actualizado: Guardar
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Si piensa que las oposiciones a la Administración pública están reñidas en España, debería ver cómo se las gastan en China. Con más de 1.360 millones de habitantes, las oposiciones en el país más poblado del mundo no son masivas, sino multitudinarias. Como todos los años, más de un millón de opositores se han presentado esta semana a los exámenes para convertirse en funcionario público en China, que han ofertado unas 27.000 plazas.

Con una media de 36 solicitudes por empleo, el puesto más demandado ha sido uno de recepcionista en la Liga Democrática de China, una de las fuerzas políticas que depende del Partido Comunista. Por ser un trabajo tranquilo y seguro de por vida, a dicha plaza se han presentado 9.837 aspirantes.

Por el contrario, han quedado vacantes 223 puestos por la dureza que exigía el trabajo en atrasadas zonas rurales, por ejemplo en la remota provincia musulmana de Xinjiang, en el extremo noroccidental del país.

Empleo para toda la vida

Al igual que ocurre en muchos otros países, entre ellos España, los licenciados chinos sueñan con colocarse en la Administración pública porque supone un empleo estable para toda la vida y que les permite más tiempo libre que en la empresa privada, sumamente competitiva. Es lo que en mandarín se conoce como un «cuenco de arroz de hierro», acertada expresión que sirve para definir esta seguridad laboral. Pero las magnitudes se multiplican en el país más poblado del mundo, donde la tasa de paro oficial está en torno al 4 por ciento y el Gobierno ha endurecido los requisitos para acceder a la Administración.

Con preguntas cada vez más complejas sobre asuntos sociales, lengua, matemáticas y lógica, los opositores se han sometido a un examen de cinco horas de duración que incluye pruebas escritas y entrevistas personales. En una de ellas, tipo test, han tenido que responder 135 cuestiones en dos horas, con menos de un minuto de media para pensarse las respuestas.

A pesar de las dificultades, la promesa de un puesto fijo atrae a tantos aspirantes que algunos de ellos llevan ya varios años presentándose a estas oposiciones, siempre sin éxito. Tal y como informan los medios oficiales chinos, es el caso de una mujer de 30 años, apellidada Huang, que lleva ya cinco años opositando. Aunque trabaja como interina en un organismo público, se ha empeñado en aprobar las oposiciones porque así ganará el doble. Si vuelve a suspender el examen otra vez este año, podrá seguir presentándose hasta que cumpla los 35, edad límite para opositar a menos que el aspirante disponga de un Máster.

La expectación que cada año generan estas oposiciones, que se denominan «Guokao» en mandarín, se nota en las redes sociales chinas, donde abundan las opiniones a favor y en contra y el tema ha sido comentado más de 2.500 millones de veces. Como no podía ser de otra manera, son las dimensiones normales en el país más poblado del mundo.

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