Maduro repite el patrón de llamar a elecciones antes que el ente electoral

El «primer paso» se volvió un pasodoble por las fuertes críticas que ha generado el nombramiento del nuevo CNE. Juan Guaidó y María Corina Machado se han unido en el rechazo al CNE chavista

La nueva junta directiva del CNE, presidida por Pedro Calzadilla EFE

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El recién nombrado Consejo Nacional Electoral (CNE) todavía no ha tenido tiempo de estrenarse y Nicolás Maduro ya se adelanta a llamar las elecciones, sin mencionar si serán regionales o presidenciales, repitiendo así el patrón de convocar comicios a su conveniencia por encima de las prerrogativas constitucionales del ente electoral.

El pasado domingo, sin poderse resistir, anunció en el Día de las Madres: «Tenemos un CNE, desde el punto de vista de su institucionalidad, muy fuerte, con miembros de gran prestigio profesional y que representan la gran diversidad del país. Ahora, vamos a elecciones, y que gane quién tenga los votos del pueblo. Así es la democracia. ¡Juntos es La Cosa!», dijo Maduro por twitter.

La medida autoritaria de adelantar los comicios a su conveniencia comenzó con el extinto Hugo Chávez cuando, moribundo por su cáncer en fase terminal, convocó en octubre del 2012, dos meses antes de lo establecido, las presidenciales para reelegirse por tercera vez.

Como su heredero, Maduro ha seguido los pasos de su comandante galáctico. En 2018 convocó una Asamblea Nacional Constituyente de manera inconstitucional e ilegal. En mayo del 2019, seis meses antes de lo previsto, llamó a presidenciales para reelegirse por segunda vez. Los comicios fueron fraudulentos, por lo que su gobierno no ha sido reconocido ni por la oposición ni por la mayoría de la comunidad internacional.

Hace una semana, el régimen chavista nombró a los cinco rectores principales y a diez suplentes del ente electoral, tres chavistas (Pedro Calzadilla, Alexis Corredor Pérez y Tania D’Amelio) y dos opositores (Roberto Picón y Enrique Márquez), lo que ha generado una fuerte polémica tanto dentro como fuera de Venezuela.

Pedro Calzadilla fue nombrado presidente del CNE y ha sido ministro tanto del gabinete de Chávez como de Maduro. Y Corredor y D’Amelio también han sido responsables del ente electoral mientras que los dos opositores están en desventaja. Su incorporación no garantiza la imparcialidad, transparencia y reestructuración que debería tener el CNE.

Los defensores y detractores del CNE chavista pusieron de moda la palabra «el paso», que representa el nombramiento del nuevo árbitro comicial con dos opositores dentro de la directiva como si eso fuera una señal de equilibro e imparcialidad.

Además de Maduro, la vicepresidente Delcy Rodríguez también elogió «la diversidad» de los miembros del nuevo CNE como «el primer paso» para la consolidación de las instituciones bajo el régimen dictatorial.

El historiador Elias Pino Iturrieta señala en su artículo de La Gran Aldea que «para unos, la designación de un nuevo CNE por la Asamblea Nacional chavista se trata de una nueva trampa de la dictadura, mientras otros consideran que se ha abierto el portón para el retorno de la soberanía popular».

Para bien o para mal, todos hablan del «paso» que ha dado el régimen con el CNE diverso. Incluso la Comunidad Europea señala que es un paso, pero insuficiente . Washington prefiere dejar la última palabra a los venezolanos aunque seguirá presionando a Caracas para que se cumplan las 5 condiciones del reconocimiento de los partidos opositores, de sus líderes inhabilitados, de la liberación de los presos políticos, del cese de la persecución y de la censura a los medios de comunicación y ONGs.

María Corina Machado, sobre el CNE: es «un paso al abismo, a la definitiva entrega y a claudicar esta lucha»

Por el lado de la mayoría opositora venezolana la posición es de rechazo al nuevo CNE porque es ilegítimo. No lo reconoce porque debió ser nombrado por la Asamblea Nacional legítima, presidida por Juan Guaidó, quien lo califica como un paso al desastre y a la división de los ciudadanos. La OEA también es partidario de rechazar al CNE chavista.

María Corina Machado también rechaza el CNE al señalar que es «un paso al abismo, a la definitiva entrega y a claudicar esta lucha», por tal razón advierte de que no cuenten con ella y su partido, Vente Venezuela . Y coincide con Mitzy Capriles, esposa del ex alcalde Antonio Ledezma, quien señala desde Madrid que es un paso de retroceso.

Sea como sea, lo de dar un pasito para adelante y dos para atrás, el CNE representa un pasodoble que favorece al régimen. El rechazo al ente electoral ha logrado unir a dos sectores de la oposición enfrentados como María Corina y Juan Guaidó .

Pero la meta de otros sectores opositores como Henrique Capriles, el diputado exiliado Américo De Grazia y la disidencia chavista como Marea Socialista, de Nicmer Evans, al apoyar este primer paso del CNE es prepararse para el referéndum revocatorio presidencial que comenzaría a activarse el próximo año, al cumplirse la mitad del segundo periodo presidencial del usurpador Maduro.

En el fondo, Maduro controla el nuevo CNE y lo usará para lavar su imagen dictatorial de cara al paquete de leyes legislativas para atraer inversiones y capitales privados locales y extranjeros y recuperar así la maltrecha industria petrolera, aferrándose al poder, dicen los analistas.

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