Von der Leyen intenta evitar el caos del Brexit tratando directamente con Johnson

Barnier asegura que la UE ya ha ofrecido a Londres «todo lo que podía ofrecer»

Ursula von der Leyen AFP

Enrique Serbeto

La Unión Europea «ha ofrecido todo lo que podía ofrecer al Reino Unido» les confesó ayer el negociador principal, Michel Barnier , a los representantes del Parlamento Europeo. Según fuentes bien informadas, Barnier mantiene la esperanza de que se pudiera llegar a un acuerdo «en cualquier momento», pero insiste en que se trata de una decisión del Gobierno británico que por otro lado ha vuelto a decir que las posiciones están «a kilómetros de distancia». La llamada el lunes por la noche del primer ministro británico, Boris Johnson , a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para pedirle ayuda ante el cierre de las comunicaciones con la isla por parte de la mayoría de países europeos, no ha aportado tampoco novedades significativas en una negociación que a la que ya no se ve salida. La cuestión de la pesca, algo que representa un porcentaje ínfimo de la economía británica, pero que tiene una importante carga simbólica para los partidarios del Brexit, sigue siendo el obstáculo principal. El último aliento para la posibilidad de evitar un desastre sin acuerdo depende ahora de estos contactos bilaterales directos entre Von der Leyen y Johnson, lo que en parte abre un escenario distinto, pero no elimina todos los trámites necesarios para convertir un eventual acuerdo en realidad.

El Parlamento Europeo también informó a Barnier sobre la «imposibilidad absoluta» de que la cámara pudiera ratificar un tratado con el Reino Unido, incluso si se llegase a un acuerdo antes de fin de año. La Eurocámara, como confesaba ayer la portavoz del grupo socialista, Iratxe García , «no quisiera ser responsable del caos en que podemos caer» si el 1 de enero no hay una solución, y por ello ha propuesto a la Comisión que estudie opciones alternativas. De hecho, los servicios jurídicos de todas las instituciones están buscando soluciones temporales o provisionales para impedir una desconexión sin reglas entre la UE y un país que ha sido uno de sus miembros durante más de cuarenta años, pero tampoco encuentran ninguna receptividad en la otra parte, que debería asumir una posición equivalente. La UE ya ha completado la tramitación y aprobación de las medidas de contingencia que propuso la Comisión Europea y que pretendían mantener al menos las vías de comunicación y aprovisionamiento abiertas, para permitir a los aviones mantener sus rutas o a los camiones matriculados en un lado circular por el otro, pero el Gobierno británico no se ha apresurado por llevarlas a su aprobación parlamentaria. De hecho, con las medidas de confinamiento reforzado en el Reino Unido, ni siquiera se sabe si sería físicamente posible reunir a los diputados.

La opción de una entrada en vigor provisional del Tratado de Libre comercio con el Reino Unido pasa por la condición previa de que haya un acuerdo sobre el fondo del asunto, que no es el caso de momento y se referiría al periodo que fuera necesario para la ratificación parlamentaria. Ya se ha hecho otras veces y es una práctica reconocida aunque no le guste a los eurodiputados, porque presupone que ellos ya no pueden desautorizarlo en ningún caso. De todos modos, el trámite previo pasa porque sean los Gobiernos los que lo acepten primero, siempre en caso de que los negociadores se pusieran de acuerdo, y eso necesita ya un tiempo que no es fácil encontrar. Un alto funcionario europeo lo definía ayer como «probablemente el acuerdo más importante que se va a firmar en muchos años con un socios comercial tan específico como el Reino Unido, no es algo que los Gobiernos vayan a ventilar en unas horas, sino que tendrán que analizar muy cuidadosamente cada detalle para ver en qué medida afecta a sus intereses».

Eso significa que si hubiera un acuerdo de última hora, sería necesaria una carrera contrarreloj de los especialistas, traductores y expertos jurídicos en un asunto en el que no existen precedentes. Por ello la cuestión que aparece como más probable es que de todos modos habrá un periodo en el que las relaciones entre la UE y el Reino Unido van a pasar por un limbo jurídico mientras continúan las negociaciones, ya sean del tratado principal o de las medidas provisionales para permitir que el daño de esta separación no sea aún más grave para todos.

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