Myriam El-Khomri, ministra de trabajo, junto al primer ministro, Manuel Valls, este jueves en la Asamblea Nacional de París
Myriam El-Khomri, ministra de trabajo, junto al primer ministro, Manuel Valls, este jueves en la Asamblea Nacional de París - AFP
REFORMA LABORAL EN FRANCIA

El gobierno socialista francés supera la moción de censura

A pesar del descontento de la mayoría parlamentaria y de la ciudadanía, la polémica reforma laboral de Hollande sigue hacia adelante

PARÍS Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La moción de censura presentada por el centro derecha contra el proyecto de reforma laboral de François Hollande fue rechazada en la tarde de este jueves por la Asamblea Nacional. Solo la votaron 246 de los 577 diputados. A la misma hora, varias manifestaciones de protesta estudiantil y sindical eran disueltas por las fuerzas anti disturbios en París y varias ciudades de provincias.

Votaron la censura 196 diputados conservadores, 29 diputados centristas y 21 diputados de diversa sensibilidad socialista, comunista, ecologista y de extrema izquierda. Para ser aprobada, l a censura necesitaba 288 votos.

Cuarenta diputados socialistas habían amenazado con presentar su propia moción de censura. Amenazados de expulsión del Partido Socialista (PS), la gran mayoría de ellos se echó para atrás: se abstuvieron o votaron a favor del Gobierno.

Comunistas, ecologistas y extrema izquierda lanzaron ruidosos gritos de protesta, para votar finalmente en orden disperso.

Rechazada la censura, la reforma sigue adelante, en una Francia empantanada. Aprobado con un decretazo en primera lectura, el proyecto de Ley sigue su curso parlamentario y deberá ser debatido en el Senado.

Una reforma que está dando mucho que hablar

Con motivo de la nueva reforma laboral y de la polémica que arrastra, el vespertino «Le Monde» comenta de este modo la crisis de fondo: «Todos pierden. La reforma se cobra tres primeras víctimas: el presidente Hollande, el primer ministro Valls, y la ministra del Trabajo, Myriam El Khomri». Hollande pierde en el terreno de la democracia social, con un 80 % de opiniones negativas en los sondeos. Valls paga sus «errores de método: su única estrategia es la autoridad». La ministra de trabajo «no esta preparada para la tarea».

«Víctimas de su propia victoria», Hollande, Valls y El Khomri son las cabezas visibles de un campo de ruinas mucho más vasto.

Los sindicatos no han conseguido la retirada de la reforma y el centro-derecha no ha conseguido derrocar al gobierno socialista.

Laurent Joffrin, director de «Liberation», estima que las izquierdas francesas están consumando un «suicidio colectivo», que él razona de este modo: «En 1978, los 900 miembros de la secta Jim Jones se suicidaron colectivamente en la jungla de la Guayana, bebiendo un líquido amarillo que les dio el gurú de la secta. Hoy, la izquierda francesa es el equivalente nacional de la secta Jim Jones. Y el líquido amarillo del suicidio es la división».

Apenas menos severo, Gérard Grunberg, historiador, escribe en «Le Monde»: «El ala izquierda del PS precipita la descomposición del socialismo francés». Alain Duhamel, profesor de ciencias políticas, escribe en Liberation: «La izquierda y la maldición del poder… Hoy como ayer, los socialistas afrontan la decepción, la desunión, el desencanto: el infierno y la maldición del poder, siempre». Alain Bergounioux, historiador y miembro del PS, declara a «Liberation»: «La situación es muy grave, cuando las relaciones de fuerza en el país son muy desfavorables a la izquierda».

Ver los comentarios