Francisco de Andrés - A propósito

El Ulster también es Irlanda

Como con Gibraltar, el Gobierno británico recurre a la pantomima de la democracia de la población local

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Oliver Cromwell, considerado como «la bestia negra inglesa» por todo irlandés conocedor de su Historia, escribió poco antes de una de sus devastadoras campañas militares en la isla: «No me meto con la conciencia de ningún hombre, pero si por libertad de conciencia queréis decir la libertad de decir misa...eso no será permitido bajo ningún concepto». Algo de esa incapacidad casi natural de algunos ingleses para meterse en la piel de Irlanda, sumada al instinto gamberro del «premier» Boris Johnson –que no elude nunca el charco de la incoherencia si despierta la risa del auditorio–, explican su alucinante propuesta para la isla dividida una vez que se produzca el Brexit.

La reimposición de las fronteras entre la República de Irlanda, miembro entusiasta de la UE, y el territorio de Irlanda del Norte, que saldrá del club, será un varapalo antológico no solo a la letra sino también al espíritu de los Acuerdos de Viernes Santo, logrados en 1999 para poner fin a la violencia en el territorio británico del Ulster. Desde entonces, la fluidez de comercio y de relaciones laborales entre las dos Irlandas ha sido altísima. Reimponer los controles –los vista como los vista Johnson– perjudicará al mercado de bienes de toda la isla y a la creación de puestos de trabajo. Más jóvenes en el paro, más católicos en Irlanda del Norte sintiendo el retorno a un pasado de aislamiento y discriminación, removerá las cenizas de las viejas banderas del IRA y la tentación de la violencia.

Como con Gibraltar, Londres recurre a la pantomima de que será el Parlamento regional de Belfast el que decida cada cuatro años si quiere alinearse con las normas del mercado único de Bruselas, o prefiere las de la metrópoli británica. Otra juego de espejos para incautos, porque es obvio que Londres se volcará desde el comienzo del Brexit para echar doble cerrojo a su territorio norirlandés. Un territorio, por cierto, que no se llama el Ulster como nos empuja a creer la prensa inglesa, sino Irlanda del Norte a secas: el Ulster está compuesto por nueve condados y tres de ellos pertenecen a la república irlandesa.

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