Un año de Brexit con la inmigración ilegal desbocada en el Canal

A pesar de las promesas del Gobierno de Johnson, en 2021 hubo tres veces más de ‘ilegales’ que intentaron cruzar

Boris Johnson de visita en un centro de vacunación en Milton Keynes AFP
Ivannia Salazar

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«Brexit Done» (que podría traducirse como «vamos a consumar el Brexit») fue el eslogan político utilizado por el primer ministro, Boris Johnson, para convencer a la población británica de que iba a conseguir el divorcio con la Unión Europea que los votantes eligieron en el referéndum del 2016. Contra todo pronóstico y en tiempo récord, ambas partes llegaron a un acuerdo y hace justo un año, el 31 de diciembre del 2020, los británicos dejaron de formar parte del club comunitario de forma definitiva.

Al hacer balance de estos primeros 12 meses tras la separación, sus consecuencias se mezclan en algunas áreas con la pandemia de Covid-19, por lo que el impacto es difícil de evaluar sin el brote. Dos eventos históricos que coincidieron en el 2021 y cuyos coletazos seguirán viéndose en los próximos meses e incluso años. Diferentes encuestas apuntan a que el número de arrepentidos de su voto en la consulta en la que había que elegir entre el ‘Remain’ (permanecer) o el ‘Leave’ (abandonar) son pocos, con nueve de cada diez que votarían lo mismo que hace cinco años y medio. Sin embargo, un alto porcentaje, que según el sondeo que se mire varía entre el 40% y el 60% considera que el Brexit ha salido peor de lo esperado.

Entre las grandes promesas del partido Conservador a favor del divorcio estaban el control de la inmigración o la capacidad de dar más dinero al NHS (el sistema nacional de salud) al no tener que entregárselo, supuestamente, a la UE. Pero ninguna se ha cumplido.

Inmigración

Hace dos años, la ministra británica de Interior, Priti Patel, prometió que la llegada de personas inmigrantes desde Francia hasta el Reino Unido a través del Canal de la Mancha iba a convertirse en un «fenómeno poco frecuente». Los números lo desmienten. Según datos oficiales, más de 25.000 personas cruzaron el Canal de la Mancha, tres veces más que en todo el 2020. El divorcio de la UE le daba, supuestamente, al Ejecutivo, la posibilidad de controlar sus fronteras sin depender de lo que hiciera el grupo comunitario y de tomar las riendas de su política migratoria, pero la situación no es sencilla. Esto es imposible de hacer sin una estrecha colaboración internacional, sobre todo con Francia.

Fin de la libre circulación

Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS por sus siglas en inglés) muestran que, por primera vez en muchos años, el número de europeos que abandonaron Reino Unido ha superado al de los que llegan. La ONS considera que esto se debe a la conjunción de la pandemia y el Brexit, que eliminó el derecho automático de los comentarios para trabajar y establecerse en territorio británico. Esto ha provocado escasez de mano de obra en todos los sectores, pero especialmente en el de servicios.

Desabastecimiento

Una crisis de combustible en octubre provocó un verdadero caos, sobre todo en Londres y el sur del país. El miedo al desabastecimiento provocado por la escasez de conductores de camiones que trasladasen el carburante desde las refinerías hasta las estaciones de servicio desató las compras de pánico entre la población, lo que obligó a las gasolineras a poner un límite de 30 libras por comprador, en el mejor de los casos, y, en el peor, a cerrar. Las colas para repostar eran enormes. A esto se sumaron los problemas de abastecimiento en los supermercados, con estanterías vacías, sobre todo por la noche. La falta de camioneros y de trabajadores –muchos eran ciudadanos comunitarios que se fueron durante la peor parte de la pandemia y no pudieron regresar con el cambio de normas de inmigración tras el Brexit– también está afectando a otros productos.

Procolo irlandés

Irlanda del Norte recibió un estatus especial como resultado del acuerdo de «divorcio». Mientras que Inglaterra, Escocia y Gales ya no siguen las reglas de la UE, Irlanda del Norte lo hace porque comparte una frontera terrestre con la República de Irlanda, que es miembro de la UE. Para evitar una frontera física entre los dos países y, por lo tanto, proteger el proceso de paz, se acordó que se realizarían controles aduaneros en los puertos en las mercancías que ingresen a Irlanda del Norte desde otras partes del Reino Unido, pero eso ha provocado fuertes críticas internas y problemas en la cadena de suministro. El Reino Unido ha sugerido que podría suspender partes del acuerdo activando el Artículo 16, que permite a cualquiera de las partes suspender cualquier parte del acuerdo que cause «dificultades económicas, sociales o ambientales», pero esto podría desembocar en una auténtica guerra comercial. Resolver esta disputa supone para ambas partes resolver la cuadratura del círculo.

Controles aduaneros completos

La introducción este 1 de enero de controles aduaneros completos sobre los productos que se exportan de la UE al Reino Unido podría llevar a una menor disponibilidad de productos alimenticios en territorio británico, advierte Shane Brennan, director ejecutivo de la Federación de la Cadena de Frío. Desde la Federación de Alimentos y Bebidas se muestran preocupados por el caos que esto pueda provocar en la frontera, tal y como se vivió tras la consumación del Brexit, con colas de camiones de varios kilómetros, en un momento ya de por sí crítico a nivel mundial para las cadenas de suministro.

Economía

Un análisis del grupo de expertos del Centro para la Reforma Europea concluyó que tanto las importaciones como las exportaciones en Reino Unido serán, a largo plazo, un 15% más bajas de lo que habrían sido si el país se hubiera quedado en la UE.

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