Jeremy Corbyn, candidato a liderar el Partido Laborista
Jeremy Corbyn, candidato a liderar el Partido Laborista - afp

Temor a un cisma en el laborismo si gana el radical Jeremy Corbyn

La líder provisional del partido pide que se acepte su liderazgo si gana el próximo sábado

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Tony Blair, el estadista que condujo a los laboristas a tres mayorías absolutas, lo advirtió en julio en un artículo: si el extremista Jeremy Corbyn se convierte en el próximo líder del laborismo puede suponer la aniquilación del partido, pues perdería toda posibilidad de Gobierno y quedaría reducido a un movimiento de protesta. Posteriormente fue más sarcástico: «Si tu corazón te dice que estás con esas políticas, entonces necesitas un trasplante». Y es que Corbyn rompe el consenso que imperaba en lo esencial entre los dos grandes partidos británicos: quiere desmantelar el arsenal nuclear y recortar drásticamente en Defensa, propone subidas de impuestos y la nacionalización de la banca, rechaza las privatizaciones, llama «amigos» a Hamas y Hizbolá, y se proclama republicano y desea recortar las atribuciones de la Reina.

Es además el más antieuropeo de los contendientes laboristas, el único que podía llegar a pedir un «no» en el referéndum sobre la continuidad del Reino Unido.

Al moderado Blair no se le escucha demasiado en un laborismo que inició el giro a la izquierda con el fracasado Ed Miliband y puede extremarlo el próximo sábado si se impone, como todo indica, el veterano socialista radical del Norte de Londres, de 66 años. Sin embargo comienza a percibirse que el ex primer ministro acertó con sus voces de alarma. La perspectiva de Corbyn convertido en jefe de la oposición comienza a agitar el espantajo de un posible cisma. La líder provisional de la formación reclamó ayer en la BBC que el partido permanezca «unido tras el nuevo líder». En la misma línea ha hablado el relevante «blairista» Tristram Hunt, quien ha pedido lealtad a Corbyn si gana, pese a desaprobar sus propuestas. Ambas declaraciones llegan tras reiteradas informaciones sobre que algunos destacados parlamentarios laboristas podrían negarse a servir bajo un dirigente tan escorado a la izquierda.

Por su parte, el diario de cabecera laborista, «The Guardian», ha publicado que un grupo de diputados contrarios a Corbyn se han conjurado para cambiarle las reglas de juego y dificultarle el control del partido. En la política británica se concede enorme importancia al llamado «gobierno en la sombra». El líder de la oposición nombra un Ejecutivo con futuribles ministros, que van controlando sus diversas áreas. Tradicionalmente en el laborismo lo elegía el grupo parlamentario. Pero con Ed Miliband se dio autonomía al líder para seleccionar a su equipo. Ahora los diputados rebeldes quieren que ese gabinete vuelva a ser nombrado por el grupo, un modo de maniatar a Corbyn. «Se trata de que el coche se estrelle cuando antes», ha llegado a decir alguno anónimamente en desafortunado símil.

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