Nicolas Sarkozy y Alain Juppé
Nicolas Sarkozy y Alain Juppé - afp

Estalla la guerra Sarkozy-Juppé por el liderazgo de la derecha francesa

Más de un 55 % de los franceses consideran poco o nada positiva la «vuelta» del expresidente

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La rivalidad entre Nicolas Sarkozy y Alain Juppé se ha transformado en una «guerra fría» que enfrenta de manera creciente a los dos aspirantes al liderazgo de la derecha francesa.

El semanario Le Figaro Magazine (LFM) -el más influyente de los portavoces periodísticos del conservadurismo francés- dedica a ese conflicto su portada y doce páginas interiores, presentadas con este título: «Guerra declarada entre Sarkozy y Juppé».

LFM cuenta por lo menudo un conflicto que puede durar indefinidamente. Y pudrirse.

Nicolas Sarkozy esperaba que su «vuelta» a la política activa se convertiría en un paseo triunfal. Los sondeos han precipitado el desencanto. Más de un 55 % de los franceses consideran poco o nada positiva esa «vuelta».

Sarkozy sigue siendo el mejor candidato conservador a la presidencia de la República, para una gran mayoría de simpatizantes de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP).

Alain Juppé (ex primer ministro de Jacques Chirac, ex ministro de Asuntos exteriores de Sarkozy), por el contrario, continúa creciendo en todo tipo de sondeos.

Un 65 % de franceses tienen buena opinión de Juppé, considerándolo como el «mejor» candidato posible de la derecha para las próximas elecciones presidenciales.

A tres años de las próximas presidenciales, todos los sondeos son muy provisionales. Todos los escenarios pueden cambiar.

Sin embargo, antes de ser el posible candidato de su partido a la presidencia de la República, Sarkozy tiene que salvar muchos obstáculos. Primero, debe reconquistar la UMP, para convertirse en «líder natural» de su partido. Segundo, debe salvar un rosario de obstáculos judiciales, en curso de instrucción. Tercero, debe reconquistar a una opinión pública que lo continúa considerando como un personaje «demasiado activo, demasiado gesticulante».

Juppé, por el contrario, confía en su aparente «fuerza tranquila». No aspira a la presidencia de la UMP. No tiene ningún obstáculo judicial. Y cultiva su imagen de «líder ecuménico» entre todas las derechas moderadas francesas.

«Están listos, si creen que me han eliminado», deja caer Sarkozy, aludiendo a Juppé, entre otros rivales. «Se que ha estallado un combate de fondo con Sarkozy», comenta Juppé, lacónico.

Combate que se anunciar largo, correoso e imprevisible.

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