La otra 'crisis del papel': una tragedia que vapuleó a la prensa en la Primera Guerra Mundial

Durante el conflicto, la escasez del 'oro blanco' hizo que los diarios tuvieran que reducir sus dimensiones, su número de páginas y su tipografía para sobrevivir

Reparto de Ejemplares del periódico Francés "le Poilu" en los Puestos Avanzados ABC
Manuel P. Villatoro

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Podemos estar tranquilos. Por mucho que haya cundido el pánico en las últimas semanas, la realidad es que los problemas en las redes de transporte no harán peligrar el abastecimiento del sector literario español. «Este no es como otro tipo de sectores. Libros para Navidad habrá para todo el mundo. Va a haber libros en las librerías, por supuestísimo» , ha asegurado a Inés Martín Rodrigo Patrici Tixis, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Hasta hace poco, sin embargo, la situación recordaba a la que se vivió durante la Primera Guerra Mundial , cuando la falta de este 'oro blanco' vapuleó a la prensa como nunca antes se había visto.

La Primera Guerra Mundial trajo consigo una crisis de suministros que no se había visto en el viejo continente desde hacía décadas. En poco tiempo, Europa entera padeció la falta de comida y materias primas. Aunque, de todas las naciones, una de las más afectadas fue Alemania. Ya en 1914 la población de Berlín vio como los precios de los alimentos más básicos – pan, patatas y verduras – aumentaban. Otros como la carne, la mantequilla o los huevos se volvieron artículos de lujo que la inmensa mayoría de la ciudadanía no podía permitirse adquirir. En 1915 la situación se recrudeció y afectó también a la ropa.

Caída de la prensa

Ningún sector esquivó la crisis. Ni tan siquiera la prensa escrita. Desde los primeros instantes del conflicto, la escasez de papel y la rápida instauración de cuotas por parte de los gobiernos locales provocaron que el ingenio tomase las redacciones de los diarios. En Gran Bretaña, por ejemplo, muchas publicaciones optaron por reducir sus dimensiones para ahorrar celulosa y superar las restricciones. Otros prefirieron eliminar páginas, cosa que no fue difícil, pues muchos pueblos vieron como parte de sus reporteros eran enviados a combatir en primera línea de batalla. A todas estas medidas las siguió una reducción de la tipografía, lo que convirtió algunos textos en imposibles de leer.

Un grupo de Camilleros Alemanes Leyendo Periódicos ABC

Pero oiga, había que buscar soluciones. De hecho, los que no supieron reinventarse desaparecieron de la esfera pública. En un lugar tan alejado del frente como Bogotá, el diario ' El Tiempo ' se vio obligado a eliminar un suplemento llamado ' Lecturas populares '. Según explica Christoph Müller en 'De la pluma a Internet', la revista cerró a pesar de su buena acogida «por la escasez de papel provocada en todo el mundo por la Primera Guerra Mundial». El contrapunto a su marcha fue la capacidad de reconvertirse de 'L'Humanité ', en Francia, que cambió hasta en cuatro ocasiones de diseño y formato durante la Primera Guerra Mundial para sobrevivir.

Según explica Joëlle Beurier en 'La prensa en Francia', uno de los momentos de mayor escasez se vivió durante la generalización de la guerra submarina . El hundimiento de cargueros provocó que muchos diarios galos se vieran obligados a adoptar un formato de apenas dos páginas para poder salir a la calle. Y eso, por no hablar de la drástica reducción del número de ejemplares. Esta fue como un puñal para las empresas de comunicación. Valgan como ejemplos las tiradas de 'L'Humanité'. Este diario pasó de vender unas 115.000 copias en julio de 1914, a 70.000 en agosto. La cifra se fue reduciendo hasta 40.000 en 1918.

Ideas mágicas

Lo que no se puede negar es que la escasez fomentó la reutilización. Al fin y al cabo, era uno de los escasos medios para solventar la fuerte crisis que sacudía a todos los países. En Gran Bretaña, los mismos periódicos llamaban así al reciclaje de ejemplares antiguos: « Guarde sus periódicos antiguos . Únalos en paquetes de 7, 14 o 28 libras y llévelos a cualquiera de nuestras oficinas. Le pagaremos 1/5 por cada 14 lb de papel y 15 lb por pequeñas publicaciones como libros». También se señalaba que «el papel debe estar libre de alambre o pegamento» para ser aceptado. El 'oro blanco' era utilizado cuantas veces se pudiera.

Soldado encargado de la distribución de Periódicos de su país ABC

La crisis del papel fue tan severa que llegó a golpear a Estados Unidos, la potencia que salió victoriosa del conflicto al batallar lejos de sus fronteras. Entre 1917 y 1918, los peores años en lo que a abastecimiento se refiere, el gobierno pidió a los editores que conservaran la celulosa e intentaran darle varias vidas. La razón era que la Casa Blanca necesitaba este tipo de materias primas para el esfuerzo de guerra y no podía ofrecer más a los diarios. Zapatos, metal, papel, caucho... Todo valía para vencer a los enemigos que se alzaban en la vieja Europa, a pesar de hallarse al otro lado del Atlántico.

Esta situación se volvió a repetir en la Segunda Guerra Mundial . Así lo explica el 'The national WWII museum' en un artículo dedicado al racionamiento. En sus palabras, el conflicto que arrancó en septiembre de 1939 con la invasión de Polonia derivó en una escasez de 'oro blanco' que sacudió el mundo editorial y aupó a otros medios de comunicación como la radio. «El Ejército y la Armada estaban creciendo. También había que ayudar a otros países en el extranjero y los civiles necesitaban materias primas como el papel. Para satisfacer esta creciente demanda, el gobierno federal tomó medidas para conservar suministros cruciales, incluido el establecimiento de un sistema de racionamiento que afectó prácticamente a todas las familias», añade el organismo.

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