Nueve joyas arquitectónicas imponentes de Madrid que se perdieron para siempre en la Guerra Civil

Solo entre 1936 y 1937, el 39% de los edificios protegidos de la capital sufrieron daños importantes, según un informe del Ministerio de Obras Públicas de la República, y estos fueron los más impresionantes desde el punto histórico y artístico

El gran palacio de la Casa de Velázquez, levantado en el década de 1920

Israel Viana

Cuando el actor Fernando Fernández de Córdoba leyó el último parte de la Guerra Civil , el 1 de abril de 1939, se cerraba una de las páginas más trágicas de la historia de España. En total, casi medio millón muertos y otros tantos exiliados, a los que hay que sumar miles de edificios históricos destruidos por todo el país. Solo en Madrid, en el primer año y medio de contienda, el 39% de los inmuebles protegidos (3.178 de casi 8.000) sufrieron daños importantes, según un informe del Ministerio de Obras Públicas de la República. A estos hay que añadir otros 219 semidestruidos y 146 totalmente arrasados.

«La arquitectura civil y más de la mitad de las iglesias destruidas, lo fueron por la artillería o la aviación nacional o, en todo caso, fuera quien fuese el destructor, se destruyeron porque eran objetivos estrictamente militares o, con mayor frecuencia, porque se interponían entre los que atacaban y los que defendían», explica la historiadora María Andrés Urtasun, en su libro «Arquitectura perdida. Madrid (1931-1939)» (Y Editorial, 2017).

De entre todos los que desaparecieron en la capital de España, ya sea por los incendios provocados por los republicanos al comienzo de la guerra, por los bombardeos de la aviación franquista o por los disparos de la artillería cuando estos fueron ocupados como refugio o centro de mando, destacan estas 10 impresionantes joyas arquitectónicas que ya no se mantienen en pie:

Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII

Su origen se encuentra en el Instituto de Sueroterapia, Vacunación y Bacteriología Alfonso XIII, que fue fundado en 1899 en el centro de Madrid. Esta institución se creó como consecuencia de las diversas epidemias de cólera que habían surgido en Portugal e Italia ese mismo año. El centro dependía del Gobierno y su director fue el premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal , encargado de regir los estudios e investigación sobre microbiología, sueroterapia y vacunas, así como producir sueros y vacunas y enseñar a los futuros médicos.

Para evitar la propagación de posibles infecciones y enfermedades, en 1910 se construyó un palacio neobarroco en Ciudad Universitaria para albergarlo. Al estallar la guerra, sin embargo, la zona se convirtió en uno de los principales frentes y el edificio pronto quedó completamente destruido por las bombas. En los años 50, en el mismo solar donde se encontraba este, se construyó el Colegio Mayor José Antonio, el cual se reformó a finales de los 60 para convertirse en el actual rectorado de la Universidad Complutense.

Fachada principal de la cárcel Modelo de Madrid, en 1931

Casa de Velázquez

La casa de Francia en Madrid, conocida popularmente como la Casa de Velázquez, se levantó también cerca de la Ciudad Universitaria. En concreto, en una finca de Moncloa en la década de 1920. Se trataba de un gran palacio de tipo barroco español, con planta cuadrada y con torres, organizado en torno a un precioso patio central de grandes dimensiones. En su construcción se aprovechó el pórtico del antiguo palacio de Oñate, del siglo XVII, que fue cedido por el Gobierno español para que sirviera aquí de entrada monumental.

Pero este también tuvo la mala suerte de quedar justo en mitad del frente universitario y sufrir daños irreparables. Al final de la guerra estaba completamente destruido y fue abandonado durante años. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno francés sufragó la reconstrucción del edificio con un remanente de fondos que le habían sobrado de la reconstrucción de su propio país, pero sufrió tantos cambios que en nada se parecía al original.

Casa de Velázquez, en los años previos a la Guerra Civil ARCHIVO LOTY

Cárcel Modelo de Madrid

Se empezó a construir en 1877 y fue inaugurada en 1884. Su denominación se puso para servir de modelo a las futuras cárceles de otras provincias. En España fue un ejemplo también de arquitectura panóptica y estaba formada de una serie de «galerías celulares radiales que confluyen en una rotonda central que permite vigilar desde allí todo el edificio sin necesidad de mucho personal», según puede leerse en los archivos.

En 1936, el impresionante edificio Cárcel Modelo contaba con todo lo necesario para ser unos de los fortines más importantes de la Guerra Civil, con una torre perfecta como punto de observación del frente de la Ciudad Universitaria . Sin embargo, no duró mucho, porque antes de que acabara el año ya estaba completamente destrozada. Al final de la contienda, el nuevo Gobierno franquista demolió lo que quedaba y levantó en el mismo sitio el cuartel general del Ejército del Aire, el mismo que actualmente preside la plaza de Moncloa. La primera piedra de este último se colocó en 1943.

Fachada principal de la cárcel Modelo de Madrid en un dibujo publicado por «La Ilustración Española y Americana», en 1883 Nao

Parque de Parisiana

«La Parisiana es el rincón mundano más delicioso de Madrid», aseguraba ABC en 1919. «Allí se respira un ambiente cosmopolita que nos hace olvidar la plebeyez de otros locales que presumen de exquisitos. Es el paraíso del siglo XX, con sus mujeres perfumadas y bellísimas, que desfilan por sus salones ostentando las más refinadas toilettes y las joyas más coruscantes», añadía después el artículo. Y es que este edificio situado en plena plaza de la Moncloa fue el lugar de esparcimiento favorito para la alta sociedad madrileña de los años 20 del siglo pasado. Allí se daban cita la gastronomía, el teatro, los bailes y un buen número de excéntricos espectáculos.

Se le conocía también como el Casino Parisiana o el Club Parisiana. Fue inaugurado en mayo de 1907 y se encontraba ubicado en los terrenos de Moncloa, cerca del Faro, donde tuvo una gran vida hasta que el parque en el que se encontraba quedó destruido por completo. El edificio, que se encontraba justo en el centro y era de estilo modernista, diseñado por el arquitecto francés Paul Louis Albert Galeron, también pasó a mejor vida.

Iglesia del Buen Suceso

La iglesia original del Buen Suceso se encontraba ubicada en la Puerta del Sol, pero se trasladó a la confluencia entre las calles Princesa y Quintana en la década de 1860. Allí se encontraba cuando estalló la Guerra Civil, en julio de 1936, en cuyos primeros días ya fue saqueada y quemada, para convertirla después en un importante cuartel miliciano. Su función religiosa se clausuró, por supuesto, pero dejaron en funcionamiento el hospital que también albergaba. Esa fue, sin embargo, su sentencia de muerte, puesto que el histórico edificio se convirtió rápidamente en objetivo de las tropas franquistas.

En el primer bombardeo de noviembre, el lateral izquierdo quedó destrozado y, 15 días más tarde, varios proyectiles impactaron de lleno contra el edificio y quedó maltrecho. Al finalizar el conflicto, «intereses financieros frenaron su recuperación», cuenta Urtasun en su libro. Las ruinas de la iglesia siguieron en el lugar hasta que fue restaurada en los años cuarenta, pero en 1975 finalmente se derribó por completo. Años después se construyó una tercera versión mucho más moderna de la iglesia del Buen Suceso a unos metros de allí, que nada tenía que ver con sus antecesoras.

La Iglesia del Buen Suceso, en su ubicación entre las calles de la Princesa y de Quintana. J. LAURENT

Asilo de Santa Cristina

En la zona de Moncloa fueron destruidas otras joyas arquitectónicas durante la guerra, como el Asilo de Santa Cristina, que se encontraba muy cerca del actual Museo de América. Fue construido a propuesta del gobernador de Madrid, Alberto Aguilera, y diseñado por los arquitectos Belmás y Mathet. Las obras del edificio, que contaba con treinta pabellones, finalizaron el 18 de abril de 1895. Estuvo a cargo de las Hermanas de la Caridad y, en sus momentos de máxima afluencia durante la primera década del siglo XX, llegó a atender a 700 pobres diarios.

El día 15 de noviembre de 1936, las tropas del general Varela entraron por el Puente de los Franceses y lograron abrir una brecha en la defensa de Madrid. Fue un momento de intensos combates en Ciudad Universitaria y el asilo se convirtió en residencia para las tropas del anarquista Buenaventura Durruti. Más tarde este tuvo que huir y el general franquista Carlos Asensio lo ocupó. Pero mientras, sin embargo, dentro del mismo edificio se libró una encarnizada lucha planta por planta. Quedó tan dañado que, al finalizar la guerra, fue imposible rescatarlo y hubo que demolerlo. En la actualidad, solo se conserva una imagen de la Virgen que fue rescatada de su interior y colocada en un templete en el mismo lugar.

El asilo de Santa Cristina, en 1917 ABC

Cuartel de la Montaña

En 2011, ABC entrevistó a Bibiano Morcillo , el último protagonista vivo de uno de los episodios más famosos de la Guerra Civil: el asalto republicano al Cuartel de la Montaña. Fue en aquel emplazamiento donde el general Fanjul había iniciado la sublevación franquista en la capital, donde más de 300 personas perdieron la vida en apenas unas horas. «Yo era asistente de un oficial, que al verme aparecer por el Cuartel de la Montaña, el 19 de julio por la mañana, exclamó: “¡Hombre, Morcillo, usted por aquí! Me alegro mucho. Mira, va a hacerme un favor. Se va a ir usted a casita a vestirse de soldado y se viene para acá, porque esta misma tarde tomamos militarmente Madrid”», recordaba.

Aquellas gigantescas instalaciones habían sido construidas en 1860, en el promontorio más occidental de la montaña de Príncipe Pío. Fueron sufragadas con dinero procedente de la venta de bienes eclesiásticos y contaba con un enorme edificio de tres plantas y dos patios principales, además de otro de servicio. Allí se atrincheraron 1.500 rebeldes que las tropas republicanas asediaron desde fuera. El bombardeo fue tan intenso que lo acabaron tomando, pero al final de la guerra, la enorme parcela fue abandonada durante décadas. Hubo un proyecto para construir allí la sede de Falange Española, pero al final no se llevó a cabo y se demolió. A finales de los 60 se instaló allí el Templo de Debod y se construyó alrededor un gran parque.

Aspecto del Cuartel de la Montaña, en ruinas tras la Guerra Civil ABC

Iglesia de San Luis Obispo

Según cuenta Rafael Chabran en el artículo «Las nuevas ideas en el Madrid de Unamuno» (1800-1884)», esta fue la iglesia a la que el célebre escritor iba a misa cuando comenzó a frecuentar, entre 1880 y 1882, el Ateneo de Madrid, ya que se encontraba en aquel momento en la misma calle Montera. Y fue en ella donde también dejó de ser practicante. Fue levantada a la altura del número 25, a finales del siglo XVII, bajo la advocación de San Luis, obispo de Toulouse, y sobre los restos de una pequeña ermita anterior dedicada a San Roque.

En marzo de 1936, durante la Segunda República, fue incendiada y su interior quedó prácticamente en ruinas. En la Guerra Civil terminó de ser arrasada. Solo quedó en pie una parte de su fachada principal, que pudo ser rescatada y trasladada a la cercana iglesia del Carmen. La planta de la iglesia era de cruz latina, con capillas a los lados y contaba con una estatua del Santo titular labrado en piedra caliza en su interior.

Frontón Recoletos

El Frontón Recoletos , ubicado frente a la Biblioteca Nacional, fue construido en la calle Villanueva, en 1935, por el ingeniero Eduardo Torroja y el arquitecto Secundino Zuazo. En su momento constituyó uno de los diseños más destacados del primero. Pero lo más curioso del asunto es que fue inaugurado en febrero de 1936, tan solo cinco meses antes del estallido de la Guerra Civil. Los archivos destacan sobre todo «la cubierta laminar que la cubría, un prodigio estructural único en su época».

Durante el conflicto, el edificio sufrió varios impactos directos de proyectiles que abrieron agujeros en la cubierta. Eso y las fuertes vibraciones de los bombardeos provocaron deslizamientos que ocasionaron el pandeo y el agrietamiento de la misma. Al no poder ser reparados los daños durante la contienda, se produjo la ruina con el hundimiento parcial. En 1942, Torroja presentó un estudio sobre las causas técnicas de su hundimiento y de las obras que serían necesarias para recuperarlo, pero el mal estado de la obra impidió su realización antes de que se produjera el hundimiento total. En 1973 se llevó a cabo la demolición del edificio del frontón y en la actualidad se levanta un bloque de viviendas en su lugar.

Frontón Recoletos de Madrid, en 1935
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