Segunda Guerra Mundial

Superestructuras y obras faraónicas: los milagros de Hitler que asombraron a los Aliados

Jesús Hernández, el autor español más prolífico en lo que se refiere a Segunda Guerra Mundial, publica «Eso no estaba en mi libro del Tercer Reich», un repaso de los ámbitos olvidados del Tercer Reich

Adolf Hitler
Manuel P. Villatoro

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Puede parecer imposible pero, aunque los libros sobre la Segunda Guerra Mundial se cuentan por cientos, todavía existen episodios ocultos sobre este conflicto. Sucesos olvidados en el tiempo o que, como mínimo, no han sido explicados en profundidad. Por suerte, España cuenta con su particular Antony Beevor: Jesús Hernández . Un autor con más de una veintena de obras a sus espaldas que, con un tono ameno y una fiabilidad de reloj suizo, ha desentrañado a lo largo de las últimas décadas hechos desconocidos por estos lares como que una secta japonesa hizo creer a un país entero que su país había ganado la contienda.

El experto, escritor también del blog «¡Es la guerra», presenta estos días «Esto no estaba en mi libro del Tercer Reich» (Almuzara, 2019). Y entrega lo que promete: una visión totalmente novedosa del conflicto. La obra, según explica en declaraciones a ABC, busca dar a conocer la otra parte del Reich de los mil años que intentó forjar Adolf Hitler . Aquellas cosas beneficiosas para el mundo que han quedado olvidadas. La lista no tiene fin e incluye desde la colaboración de la empresa Porsche en el diseño del Tiger I (el carro de combate más letal de las fuerzas acorazadas del Reich) hasta la obsesión del régimen por ofrecer a sus obreros vacaciones pagadas en lujosos trasatlánticos. Con todo, no se olvida de tragedias escondidas como la de Kurt Heissmeyer, triste artífice de experimentos humanos en niños.

1-¿Cómo era el «auténtico» Hitler del que usted habla en el libro? ¿Era muy extravagante a nivel personal?

Para describir a ese Hitler “auténtico” he recurrido a una herramienta poco difundida, un informe secreto que uno de sus más estrechos colaboradores, el periodista Ernst Hanfstaengl, elaboró después para los servicios secretos norteamericanos.

Hitler tenía una personalidad muy compleja, alejada de la caricaturización de que ha sido objeto con el paso del tiempo. Poseía una extraordinaria intuición política, era capaz de captar las debilidades de sus adversarios y aprovecharse de ello. Era también una especie de experto jugador de póquer, con sus arriesgadas apuestas lograba poner de los nervios a propios y extraños, dominaba especialmente el recurso del farol y sabía cuándo debía retirarse, aunque con la guerra esas facultades declinarían.

En el plano personal era, hasta cierto punto, bastante normal, no era en absoluto extravagante, podríamos decir que era incluso ascético. Tan sólo avanzada la guerra, y seguramente por el efecto de las drogas que su médico le suministraba, perdió el contacto con la realidad. Conocemos muchas cosas sobre él, y se han escrito infinidad de libros pero, paradójicamente, su figura sigue siendo un enigma.

El autor, junto a su nueva obra

2-Hace referencia a que Hitler promovió cruceros para cualquier alemán, independientemente de su nivel social...

Sí, resulta desconcertante que Hitler desatase una represión brutal contra los partidos obreros y los sindicatos, enviando a sus líderes a Dachau , y, al mismo tiempo, pusiera todo su empeño en proporcionar a los trabajadores unas experiencias vitales con las que nunca habían podido ni soñar. Así, comenzó a crear una flota de transatlánticos para que pudieran realizar cruceros a Noruega , Madeira o incluso Tenerife , y estaba previsto que dieran la vuelta al mundo.

En mi libro relato en detalle uno de esos viajes a Madeira, un lujo que era impensable entonces para cualquier trabajador europeo. Además, se organizaron miles de viajes para esquiar, practicar deportes náuticos, visitar ciudades históricas... Podemos decir que fue el primer turismo de masas, tres décadas antes de que se extendiera. Hitler sabía que si quería ganar la próxima guerra debía contar con la complicidad de la clase obrera, y creyó que con esa táctica del palo y la zanahoria lo conseguiría.

3-¿Qué pretendía Hitler enviando expediciones a lugares tan remotos como el Amazonas?

En realidad no fue Hitler quien envió esas expediciones al Amazonas , el Himalaya o la Antártida que relato detalladamente en mi libro, sino que éstas fueron el fruto de ese campo abonado que fue la Alemania nazi para las exploraciones. Resulta también desconcertante que bajo el Tercer Reich se viviera una época dorada de la exploración. Los científicos que se dedicaban a ello vieron que, si abrazaban al nuevo régimen y le seguían el juego, tendrían su apoyo para realizar grandes expediciones y así lo hicieron. Los datos obtenidos en la expedición a la Antártida serían tan relevantes que seguirían analizándose en otros países en los años cincuenta. También se alcanzaron grandes logros en el alpinismo, tanto en Asia como en Sudamérica .

Ernst Schaeffer, explorador al servicio del Reich, junto a sus hombres

4-¿Qué eran las «carreteras de Hitler»? Afirma que se generó un debate sobre ellas al final de la contienda por su buen diseño y utilidad...

Cuando los Aliados entraron en Alemania en 1945, el general Eisenhower se quedó maravillado ante las autopistas alemanas. Él mismo había experimentado lo difícil que era mover una columna blindada por las carreteras norteamericanas. La impresión fue tal que, cuando llegó a la presidencia en 1953, lo primero que hizo fue acometer un plan de construcción de autopistas similar a las que había visto en Alemania.

Por su capacidad y calidad de construcción, las autopistas germanas se adelantaron treinta años a su tiempo o incluso más, ya que, por ejemplo, se tenía en cuenta el impacto ecológico y paisajístico. Como curiosidad, incluso contaban con un servicio de mensajería; uno podía llamar a una oficina central y de ahí llamaban a la estación de servicio más cercana al punto en el que el conductor debía estar viajando en ese momento, entonces se anotaba con tiza en un panel que había en la mediana que el vehículo con tal matrícula debía llamar a esa persona.

5-¿Hasta qué punto fue colosal?

De la magnitud de la obra da idea el hecho de que, ya en 1936, se había removido más tierra que en la construcción del Canal de Panamá . En la posguerra, el debate surgió al asegurarse que ese sistema viario se creó en realidad por necesidades militares, lo que resulta absurdo, tal como demuestro en mi libro. Obviamente, ese innegable logro del Tercer Reich provoca incomodidad en los historiadores, por lo que se tiende a ignorarlo o desacreditarlo, una reacción hasta cierto punto lógica, ya que resulta perturbador comprobar cómo un régimen tan criminal como el nazi fue capaz de crear una de las obras de ingeniería más extraordinarias del siglo XX.

Hitler pone la primera piedra de la carretera

6-Siempre se ha afirmado que la Segunda Guerra Mundial impulsó la economía germana. Sin embargo, da a entender que, en realidad, detuvo el crecimiento industrial del país.

Los nazis crearon un sistema económico que favorecía extraordinariamente el crecimiento industrial. A veces digo que era, salvando las distancias, como el chino actual, en el que hay enormes facilidades para los empresarios, pero a la vez el Estado ejerce un gran poder sobre la economía. Eso hace que se eliminen los escollos burocráticos y que la conflictividad laboral no exista. No se puede negar que ese modelo es un éxito, dejando a un lado otras consideraciones.

El Tercer Reich fue el paraíso para los grandes industriales, que se vieron favorecidos por el régimen. Aunque la guerra hizo que les llovieran los contratos, seguramente les hubiera ido mejor en un mundo en paz. La industria británica o francesa no hubiera tenido nada que hacer, y la economía germana hubiera logrado la hegemonía europea, como de hecho sucedería años después.

7-La Alemania nazi también fue una potencia en lo que respecta a las carreras de coches de la época. ¿Cuáles fueron sus grandes logros?

Otra de las desconcertantes sorpresas que me he llevado al documentarme para este libro es que, hasta que los nazis llegaron al poder, Alemania se encontraba fuera del primer puesto en las competiciones de velocidad, tanto en coches, motos o aviones. Pero, bajo el Tercer Reich, el dominio germano en ese campo pasaría a ser insultante.

Hitler encargó a Mercedes y Auto Union , de la que formaba parte Audi , que construyesen los bólidos más rápidos del mundo, y así lo hicieron, con los míticos Rudolf Caracciola y Bernd Rosemeyer como pilotos, respectivamente. Lo mismo pasó con BMW , cuyas motos dominarían los circuitos. Messerschmitt logró batir todos los récords de velocidad en el aire... Las soluciones técnicas alemanas se adelantarían a su época, no siendo superadas hasta los años sesenta.

No es descabellado decir que, sin el enorme salto tecnológico que supuso la invención del cohete V2, es probable es que la llegada del hombre a la Luna se hubiera retrasado veinte años.

8-¿Qué empresas relacionadas con los vehículos se vieron beneficiadas por la Segunda Guerra Mundial?

Todos los fabricantes de vehículos hicieron su aporte al esfuerzo de guerra. Volkswagen fabricó el Kübelwagen , equivalente al jeep americano, tomando como base el popular “escarabajo”, y tanto Mercedes , como Opel o MAN fabricaron todo tipo de vehículos. El estudio de Ferdinand Porsche diseñó, además del citado Kübelwagen , la torreta del Tiger I y el monstruoso tanque Maus ... Es posible que el gran impulso que tomó la industria automovilística alemana tras la guerra, y que se prolonga hasta la actualidad, tenga su base en aquella participación destacada en el conflicto.

Carro de combate Maus

9-¿Qué importancia cree que tuvieron los sueños durante el Tercer Reich? ¿Por qué son tan determinantes en su obra?

El capítulo que dedico a los sueños tiene su origen en una obra que descubrí por casualidad en la librería de un aeropuerto, una edición en portugués de un trabajo que recopilaba los sueños que tuvieron los alemanes bajo el nazismo. Fue escrito por una periodista alemana judía, Charlotte Beradt . Como los nazis le impidieron seguir trabajando de periodista, tuvo que hacerlo de peluquera, pero se dedicó a preguntar a sus conocidos por sus sueños y transcribirlos.

En 1939 marchó a Nueva York y no sería hasta 1966 que publicó su libro, resultando muy útil para conocer la mentalidad de los alemanes en esa época. Sorprende que esa obra tan interesante sea prácticamente desconocida. Tal como el lector podrá comprobar en ese capítulo, aquellos sueños sirven para entender muchas cosas que nos resultan inexplicables.

10-¿Hasta qué punto llegó la persecución contra los homosexuales? ¿Por qué se ha olvidado esta parte de las matanzas perpetradas por los nazis?

El exterminio de los judíos es ampliamente conocido, pero hay otros colectivos que padecieron también, aunque obviamente en menor medida, la represión nazi, sin que se haya destacado lo suficiente. Así, dedico un capítulo a los astrólogos y adivinadores que acabaron en los campos de concentración y otro a los homosexuales que fueron también deportados.

En el caso de los homosexuales, es muy difícil hablar de cifras, ya que parte de ellos fueron clasificados como delincuentes comunes, pero se cree que pudieron ser entre 5.000 y 15.000. Tampoco conocemos a cuántos de ellos se les practicó la castración , quizás unos 2.000. Tras la guerra, ninguno de ellos se atrevió a hacer público su caso, no hay que olvidar que la homosexualidad acarreaba un estigma social y que incluso era considerada un delito tanto en Alemania como Francia. No sería hasta los años setenta que apareció el primer testimonio escrito, el de Josef Kohout , y además con seudónimo. Tan sólo otros dos deportados se decidirían a escribir su traumática experiencia, por lo que es lógico que sepamos tan poco de la represión contra ese colectivo.

11-¿Quién era Kurt Heissmeyer y qué pretendía?

En ese capítulo describo un suceso terrible, protagonizado por ese hombre. Heissmeyer era un pneumólogo bien relacionado con las SS, por lo que consiguió que se le asignase un barracón en el campo de concentración de Neuengamme para realizar experimentos médicos. Su objetivo era conseguir una vacuna para la tuberculosis, para lo que contaba con lo que llamaban “material inferior”: judíos, gitanos, eslavos, comunistas y demás prisioneros.

Juegos Olímpicos de 1936

12-¿Ayudaron sus experimentos a la ciencia?

En absoluto, ya que la hipótesis que pretendía demostrar ya había quedado invalidada en los años veinte, pero él lo desconocía por falta de preparación. Sus experimentos tan sólo provocaron sufrimiento y muertes, como los de otros médicos nazis.

13-¿Cómo acabaron los niños con los que hacía pruebas?

Al fracasar con los adultos en la consecución de su vacuna, Heissmeyer pidió que le enviaran niños, por lo que le mandaron veinte niños, de entre 5 y 12 años, desde Auschwitz . La descripción de los experimentos a los que los sometió y, posteriormente, el asesinato de todos ellos en el sótano del edificio de una escuela en Hamburgo es representativo de la locura criminal que se extendió bajo el régimen nazi. En mi obra planteo una primera parte con los logros anteriormente descritos y una segunda con estos y otros aborrecibles crímenes cometidos durante aquella época. El que pudieran darse a la vez provoca perplejidad y desconcierto. Esa imagen dual y contradictoria es lo que quizás explica la fascinación que despierta ese convulso período histórico.

14-Se ha contado mucho sobre el Tercer Reich. ¿En qué deberíamos centrarnos que casi no se haya narrado?

Es difícil añadir algo nuevo al estudio de esa época, pero creo que, modestamente, he aportado un enfoque novedoso. Hasta ahora los historiadores se han centrado en los aspectos negativos del Tercer Reich, pero esa visión no era la que tenían la mayoría de alemanes, que no podían saber que aquello acabaría dando lugar a Auschwitz. Tan sólo veían cómo la economía florecía, el paro se acababa, se construían miles de kilómetros de autopistas y, encima, Alemania recuperaba territorios perdidos tras la humillante Paz de Versalles sin hacer un disparo.

Los espectaculares Juegos Olímpicos de 1936 despertaron admiración en todo el mundo. Incluso alguien tan poco sospechoso como Winston Churchill dijo en 1935 que Hitler era “un político altamente competente, ponderado, bien informado, de modales agradables y una desarmante sonrisa” y en 1936 que "si nuestro país fuera derrotado, desearía que encontráramos un campeón tan indomable como él para conducirnos otra vez al lugar que nos corresponde". Al finalizar la guerra, los alemanes descubrirían todo el horror que se les había ocultado durante ese tiempo o, mejor dicho, que no habían querido ver.

Así pues, creo que debemos estudiar el Tercer Reich haciendo el esfuerzo de ponernos en la piel de los que lo vivieron para poder entenderlo mejor, no desde la cómoda perspectiva que nos da conocer de antemano los crímenes que perpetró aquel régimen

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