Isabel Preysler, celebró por adelantado su 71 cumpleaños en Nueva York
Enamorada del Nobel y orgullosa de sus cinco hijos y sus siete nietos. Su secreto, ser muy inteligente y casera
Los 71 años de la 'reina de corazones'
Lleva en España más tiempo que en su Filipinas natal. A Isabel Preysler le otorgan el título de la ‘reina del papel couché’ quizás porque nadie ha acaparado tanto interés mediático como ella, corona que sigue mantiene intacta con el paso del tiempo: ella es la prueba de que lo importante en este mundillo no es salir en portada sino ser eternamente portada. Ayer viernes cumplió 71 años . Lo hizo a bordo de un avión con el que regresaba a Madrid. Ha estado unos días en Nueva York, que ha aprovechado para acompañar a su hija Tamara Falcó . Juntas han acudido al desfile de Carolina Herrera aunque no hayan trascendido imágenes. En todo este tiempo, Isabel ha demostrado que supera las etiquetas de ‘esposa de’ o ‘madre de’. Quienes la conocen bien coinciden en destacar su inteligencia intuitiva, además de una belleza que salta a la vista.
Disciplinada
La Preysler se ha hecho a sí misma. La de hoy es el resultado de una dura disciplina de muchos años, tanto en lo profesional como en sus esmerados cuidados personales. Tiene una genética privilegiada y, aunque no le gusta hablar de retoques estéticos, es obvio que alguno le ha ayudado a mantenerse. Ha sido algo tan sutil que pasa desapercibido. Para Isabel, la delgadez es sinónimo de elegancia . Esa máxima explica su empeño: su cóctel personalizado de vitaminas y una alimentación sana completan el secreto de que luzca radiante.
Aunque pueda parecer que su gran interés es la moda, la ropa y los complementos, lo cierto es que de la realidad es otra. El mayor placer de Isabel es recibir en casa y su mayor tesoro, las vajillas, cuberterías y cristalerías que guarda en una sala a modo de vestidor. Porque lo que más feliz le hace es estar en casa, donde ha podido ejercer el papel que más disfruta, el de ser madre. Siempre que he tenido ocasión, la he felicitado por conseguir que sus cinco hijos de tres maridos diferentes se quieran tanto y se lleven tan bien. Debería hacer un manual sobre cómo llevarse con un ex, porque es digno de admirar lo bien que se lleva con los suyos gracias al cariño y a una educación exquisita que ha inculcado a sus vástagos desde bien pequeños. Enrique , Julio José , Chabeli , Tamara y Ana son lo mejor que le ha pasado en la vida.
Romántica y honesta
Amores aparte, a pesar de la leyenda de eterna seductora, al final ha sido mujer de cuatro grandes amores. Decía Jaime Peñafiel que a Isabel «los maridos le han durado lo que le ha durado el amor. En eso es muy honesta, una mujer muy cálida y con una educación muy oriental».
Isabel nunca buscó la fama, quizás por eso aún le perdura. Cuando conoció a Julio Iglesias no era la estrella que luego alcanzó a ser. Tampoco buscaba un título nobiliario cuando se enamoró de Carlos Falcó , marqués de Griñón. En eso nunca ha sido ambiciosa. La inteligencia fue lo que la enamoró de Miguel Boyer , el gran amor de su vida, al que cuidó hasta el último día con dedicación y cariño.
Preysler se vale por sí misma, y muy bien, aunque algunos lo duden. Ella es su propia marca: la maneja a la perfección, explotándola con contratos fijos por imagen y algunas exclusivas que le reportan grandes beneficios. A sus 71 años sigue siendo una de las mejor pagadas. Algo que solo algunas estrellas de Hollywood pueden decir.
Ejemplar
Ahora vive un amor maduro con Mario Vargas Llosa , un Nobel con el que muchos pensaban que pasaría por el altar. Aunque no descarta esa opción, es un episodio de su vida que aún no está escrito. Seguro que tendrá final feliz. Mientras, sigue envuelta en ese halo de misterio que ni ella misma alcanza a entender cómo perdura, ya que la Isabel que más conquista es la más natural, poseedora del extraordinario don de agradar a todo el mundo. Isabel ha sabido ser esposa, madre, divorciada, viuda, estrella, amiga… Y siempre, de forma ejemplar. Por muchos años más.
Noticias relacionadas
