El increíble regalo de Kiko Rivera a Bertín Osborne que le deja noqueado

El hijo de Isabel Pantoja nunca ha destacado por esforzarse en el trabajo

Antonio Albert

Kiko Rivera debutó en twitch y redes sociales con un programa de entrevistas pero, al final, fue el entrevistado, Bertín Osborne , quien realmente aprovechó el formato para exprimir al hijo de Isabel Pantoja .

De fondo, un salón con paredes de ladrillo visto, suelo de madera y chimenea encendida. Una imagen hogareña -con música de ascensor de fondo- rota por las «ventanas» desde las que el programa conecta la habitación de Kiko con el salón de Bertín. «En casa de Kiko» empezó a las 20.00 en Twitch y luego pasó a su canal de Youtube, donde esta mañana no había alcanzado las 2.000 visualizaciones. En Instagram, al menos se acerca a los 20.000 «likes».

Kiko empieza leyendo un guión. Viendo cómo lee, lo mejor es que improvise. A medida que avanza, Kiko improvisa . Viendo cómo improvisa, lo mejor es que Kiko ensaye. Pero Kiko nunca ha destacado por esforzarse en el trabajo: de hecho, ha anunciado que lo suyo es un programa de entrevistas, pero las preguntas las mandan los espectadores. Por si fuera poco, el invitado acaba haciendo las que acaban en titulares. Porque Bertín Osborne maneja los códigos del medio y sabe que el tirón está en lo que le saque a Kiko y no en lo que Kiko le saque a él, así que empieza señalando la belleza de la enorme foto que preside su cuarto. En ella se ve a Paquirri con Kiko, de bebé, y se lee «Tu alma vive en mí». « A papá lo tengo presente cada día de mi vida , desde que tengo uso de razón. Y aunque no tuve la gran suerte de poder conocerle bien personalmente, le llevo dentro», comenta el anfitrión. Él es quien debiera controlar la entrevista, pero Bertín sigue embalado:

- «¿Te hubiera cambiado mucho la vida si tu padre viviera?»

- «Hubiese sido diferente, porque.. ostras…me han pasado tantas cosas de unos meses para acá».

- «¿Tú cree que te hubieran pasado si tu padre viviera?»

- «Yo creo que no. Hubiéramos sido todos más felices».

Con estos minutos, «Sálvame» tiene material para toda una tarde. Pero hay más.

En cuanto a mujeres, Bertín confiesa que «no había rivalidad entre tu padre y yo porque tu padre no se dedicaba. Alguna vez me tomé una copa con él, pero siempre en el campo. Recuerdo que una semana antes de Pozoblanco, fuimos juntos de Jerez a Madrid, charlando en el avión. Paquirri me contó que quería dejar los toros , que quería dedicarse a tu madre y a ti».

El tema de esa fecha maldita continúa con naturalidad, con un Bertín cómodo en una charla que él mismo ha hecho a su medida: «Yo tenía un concierto en Pozoblanco esa misma noche. Yo me enteré de su muerte por la Guardia Civil, que nos paró a mí y a Toni Caravaca, que era mi representante, a 15 kilómetros. Cuando en el escenario, al llegar a la tercera canción, «Amigos», que estaba dedicada a mi cuñado que murió en un accidente de tráfico, yo me puse a pensar en tu padre y empecé a soñar. La gente, en silencio, se levantó y se fueron todos. Así terminé yo mi concierto, a la tercera canción, esa noche en Pozoblanco».

Kiko se hidrata mucho, se ríe con desmesura, se escucha más a sí mismo que al otro, lo pone a prueba con juegos en los que se inventa las reglas, no hilvana una conversación sino que va dando tumbos, desaprovechando las oportunidades de lucimiento del invitado, más pendiente de su propio lucimiento (como la anécdota de que en su mesilla de noche tenía una foto enmarcada de Felipe González, al que un día fue corriendo abrazar al grito de ‘¡abuelo, abuelo!’), en una pose de falsa naturalidad que choca con la de Bertín, medio tumbado y bebiendo entre risas un vino blanco. El exceso de protagonismo alcanza su culmen cuando Kiko le dice que le va a firmar un autógrafo en el reverso del regalo que le manda. «Hazlo, que me hará mucha ilusión», contesta Bertín. Lo dice en serio, pero ya parece una broma.

Kiko Rivera ejerce de ‘youtuber’ y habla de Andorra como las nuevas estrellas digitales. A riesgo de recibir un ’ok boomer’ como respuesta, alguien tendrá que decirles a estos chavales que lo que hacen no es televisión, que es otra cosa, ni siquiera algo original, porque comentar en ’streaming’ un combate en ‘Fortnite’ desvelando trucos para que otros ‘gamers’ aprendan a jugar es, básicamente lo mismo que los mismos pioneros de la radio hacían retransmitiendo un partido de fútbol. Ha cambiado el formato y, sobre todo, ha cambiado el modelo de negocio: ahora monetizan ellos mismos su trabajo. Tienen muchos seguidores porque saben conectar con las nuevas audiencias y ganan mucho dinero con los anunciantes, pero en la mayoría de los casos, sus ‘lives’ no le llegan a la suela del zapato a Chicho Ibáñez Serrador , por poner un ejemplo.

No creo que Kiko lo ‘googlee’ para saber quién era Chicho, eso sería pedirle mucho esfuerzo.

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