El incendiario comienzo de la Segunda República
Entre el 10 y 13 de mayo de 1931, más de cien iglesias y conventos fueron quemados en España, en una impresionante ola de protestas anticlericales que tuvo sus réplicas hasta 1936
El 10 de mayo de 1931, comenzada la ola de los incendios en las iglesias y los conventos españolas. En la imagen, un bombero tratando de sofocar las llamas en un templo de Madrid, el 11 de mayo de 1931
- ARCHIVO ABC
También ardió el convento de la madrileña calle de la Flor, tras el incendio provocado el 11 de mayo de 1931. La ola violenta rápidamente se extendió de la capital a otras ciudades del sur y el levante peninsular
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Los bomberos, en momento exacto en el que comenzó a derrumbarse el convento de la Flor, en Madrid, que había sido pasto de las llamas el 11 de mayo de 1931. No hacía ni un mes que había comenzado la Segunda República, que debía amparar la libertad de conciencia y desarrollar un proceso de secularización para superar la tradicional identificación entre el Estado y la Iglesia Católica
- JOSÉ DÍAZ CASARIEGO
Madrid fue la primera, pero también una de las ciudades que más sufrió la oleada de incendios de edificios religiosos que se desató el 10 de mayo, debido a que se identificó a la Iglesia con el viejo régimen
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Aquella inicial oleada violenta contra la Iglesia Católica española tuvo episodios puntuales a lo largo de la Segunda República. En la imagen, la Iglesia de San Juan de Albacete, incendiada el 17 de marzo de 1936, sólo tres meses antes del inicio de la Guerra Civil
- BELDA
Durante la huelga revolucionaria de Antequera de 1932, en Málaga, el convento de la Trinidad fue incendiado, después de que los huelguistas hubieran mantenido un intenso tiroteo con la Guardia Civil
- MORENTE Y VELASCO
Varios guardias inspeccionan la entrada a la cámara sánta de la catedral de Oviedo, después de haber sido destruida en 1934. Muchos historiadores sostienen hoy que la política religiosa fue el gran fracaso de la Segunda República que se volvería en el más poderoso factor en su contra
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Incendio de la iglesia de los Jesuitas en Madrid, el 11 de mayo de 1931. Ese mismo día, el ministro de la Gobernación, Miguel Maura, intentó sacar a la calle a la Guardia Civil para restablecer el orden, pero se encontró con la oposición del resto del gabinete y, especialmente, de Azaña, quien, según Maura, llegó a manifestar que «todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano»
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La iglesía de San Lorezo de Gijón también fue arrasada por las llamas en 1934, año en que también se produjo la famosa Revolución de octubre
- ROLDÁN
El altar mayor de la Iglesia de San Julián, en Sevilla, tras el incendio provocado el 1 de abril de 1932. Durante los días convulsos de comienzos de la Segunda República, también se destruyeron objetos del patrimonio artístico y litúrgico, se profanaron algunos cementerios de conventos y varias personas murieron
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Aspecto que ofrecía el 1 de abril de 1932, la sevillana plaza de San Julián y los alrededores de la iglesia, después de su incendio
- SERRANO
La iglesia de San Jualían de Sevilla, destruída también por las llamas en abril de 1932. En la imagen, la puerta norte en la que se inició el fuego. Un año antes ya se había intentado incendiar el Palacio Arzobispal y los conventos de San Buenaventura, San Leandro y San Juan de Dios, entre otros, aunque estos incendios fueron sofocados por la intervención ciudadana
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Interior de la capilla de San José, en Sevilla, que antes de ser saqueada y arrasada por las llamas el 11 de mayo de 1931 había sido declarada monumento nacional. En Sevilla, ese mismo día se habían quemado el colegio de los jesuitas en la Plaza de Villasis, la Iglesia del Buen Suceso, la Residencia de los Capuchinos y los conventos de las Mínimas y los Paules
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Incendio de la iglesia de San Juan de los Panetes (Zaragoza) el 19 de diciembre de 1933. Poco antes había sido declarado monumento nacional
- DÍEZ
El incendio de una de las iglesias de Bilbao, en 1932. Según el historiador Julián Casanova, «el significado principal de estos acontecimientos es que se produjeron al mes escaso de inaugurarse la República y que en la memoria colectiva de muchos católicos quedaron grabados como el primer asalto contra la Iglesia por parte de una República laica y anticlerical, un ensayo general de la catástrofe que se avecinaba»
- TELESFORO GIL DEL ESPINAR
En la imagen aparece calcinada la patrona de Sevilla, después del incendio provocado en su iglesia la noche del 1 de abril de 1932. Un años antes, durante los primeros días de mayo, en Sevilla se tuvo que declarar el estado de guerra. Aún así, la violencia se extiende a los pueblos
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En la fotografía, tomada en 1934, una imagen del templo de los jesuitas de Oviedo, junto a otros objetos religiosos, después de que la iglesia hubiera sido destruida. Málaga, Valencia, Granada, Córdoba, Cádiz, Murcia, Alicante y Sevilla sufrieron los incendias de iglesias importantes, además de Madrid
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