Cuando se presentaron los monoplazas de 2014, las primeras sensaciones de casi todos los que los vieron fueron las mismas: la nueva normativa ha obligado a crear unos engendros estéticos, y el nuevo Red Bull daba miedo. El diseño de Adrian Newey para el RB10 se separaba de todos los demás, y eso siempre había sido garantía de una interpretación de la norma que nadie había visto y que les iba a conducir irremediablemente a un coche exitoso. Eso era hasta ahora. Red Bull ha pasado una auténtica pesadilla en Jerez. Nada les ha salido como esperaban. Desde Milton Keynes ya avisaban: el diseño del coche había tardado más de lo previsto y no habían pasado los test de impacto obligatorios de la FIA hasta bien entrada la semana pasada.
Minutos después de su presentación en sociedad, el RB10 debía haber salido a rodar. Los mecánicos se afanaban en recolocar las piezas del monoplaza antes de que Sebastian Vettel se montase en el coche con el que quiere igualar la marca del mítico Fangio. Los periodistas, asomados al box de Red Bull, empezaban a levantar la ceja en señal de sospecha: algo pasaba en Red Bull. Adrian Newey, padre de la criatura, le quitaba hierro: un «estúpido error» en el montaje del coche les estaba retrasando. Sin embargo, nada más montarse, Vettel empezó a sospechar que algo no iba bien, e inmediatamente volvió a boxes. Al final de la jornada, sólo tres vueltas y ningún tiempo.
Desde Red Bull se apresuraron a restar importancia, tirando del tópico «mejor que todos los fallos ocurran ahora que en Australia», y similares. Sin embargo, las caras de los miembros de la escuadra campeona decían lo contrario. Las baterías del nuevo sistema de recuperación de energía, el ERS, no se ensamblaron como ellos pensaban y los motores Renault sufrían un serio problema de refrigeración. Tanto en Red Bull, como en Toro Rosso y Caterham, los motores no estaban actuando de manera correcta. La tensión vivida en esos equipos contrastaba con la felicidad de McLaren, Mercedes o Ferrari, a los que, exceptuando ligeros contratiempos, todo les estaba funcionando dentro de los parámetros esperados.
Los dos días de entrenamientos previstos para Vettel se cerraron con sólo once vueltas en total. Un bagaje paupérrimo para el tetracampeón, que se fue de Jerez notablemente enfadado con la situación. Para su nuevo compañero, Daniel Ricciardo, la situación no mejoró: tres vueltas el jueves y siete el viernes. Los dos monoplazas campeones han dado un total de 21 vueltas en los cuatro primeros días de la pretemporada 2014. Fernando Alonso ha dado 115 sólo en la última jornada.
La tensión existente hizo que Newey y Christian Horner, jefe del equipo, cogieran un vuelo a Milton Keynes el jueves para intentar atajar esta pequeña crisis. Este viernes, Red Bull recogió los bártulos antes del mediodía y se largaron sin ni siquiera completar el programa previsto. Desde la escudería no dudan en apuntar a Renault como el culpable de la situación. «Hemos tenido muchos problemas con los motores Renault y con la refrigeración del chasis, que ha afectado a nuestro progreso. De todas formas, a pesar de la falta de rodaje, lo que hemos logrado aprender muestra que los problemas deberían estar solucionados para el siguiente test en Bahrein. Parte de nuestros propósitos para estos test era aprender acerca de cualquier tipo de dificultad antes del inicio de la temporada y ahora vamos a concentrarnos en el banco de pruebas la próxima semana», ha declarado el propio Horner en el último comunicado de Red Bull de esta semana.
Alonso sale satisfecho
Mientras en Red Bull todo son gestos torcidos, en Ferrari todo son caras de alivio y sonrisas. Después de varias pretemporadas en las que miraban los datos aerodinámicos con gesto de incredulidad, esta vez sí cuadran las pruebas obtenidas en el túnel de viento y los resultados en la pista. Esta vez, el Ferrari parece haber cumplido las expectativas. No ha sido una semana exenta de problemas, como demuestran algunos trompos o averías que pusieron a prueba la fiabilidad de los nuevos motores V6 Turbo de la escuadra italiana. Estos pequeños problemas, no obstante, han sido resueltos con velocidad y casi con placer por parte del equipo de rojo. Tanto Kimi Räikkönen como Fernando Alonso se han mostrado satisfechos con el aprendizaje obtenido. Entre los dos campeones del mundo han dado un total de 252 vueltas al trazado jerezano, lo que equivale a un viaje entre Barcelona y A Coruña.
Este viernes sirvió también para ver en pista a Dani Juncadella. El barcelonés se ha adaptado perfectamente a Force India, y con el dorsal 34 dio un total de 81 vueltas. Las sensaciones de una de las más firmes realidades del automovilismo español no pueden ser más positivas. «Ha sido mi primer día trabajando con el equipo y ha sido un gran reto para mí debido a las complicadas condiciones de pista. Me he tomado las cosas con mucha cautela, dado que nunca había conducido un fórmula 1 en mojado y durante todo el día había zonas mojadas. Me ha servido para afianzar mi confianza y aprender cómo funciona el equipo. Ha sido una gran experiencia y me he asegurado de aprovecharla», señaló el español, que compaginará su labor como piloto de pruebas de Force India con la competición como piloto Mercedes en el DTM.
