La reciente historia del equipo Lotus se explica por el triunfo de un visionario que alcanza el éxito porque la incorporación de un equipo malasio a la Fórmula 1 ha contado con Anthony Fernandez como principal motor y protagonista.
Aunque parezca lejano en el tiempo, los primeros mimbres de la escudería Lotus se tejieron en un colegio de Surrey en 1977, cuando el pequeño Tony recibió una educación esmerada y orgullosa en un centenario centro público. Con esfuerzo aprovechó la oportunidad y consiguió graduarse en la Escuela de Económicas de Londres antes de regresar a Malasia con una formación de alto nivel occidental y la voluntad de innovar en su país. Sin corbatas ni trajes, sin la falsa modestia del emigrante pródigo, pronto levantó el vuelo tras su meteórico ascenso en las oficinas de Warner. Con sus arriesgadas y acertadas políticas alumbró una de las primeras líneas aéreas de bajo coste de la zona y acaparó el mercado del sudeste asiático hasta convertirse en un gran magnate.
De ahí a trasladar su interés a los deportes sólo hubo un paso. Ante la posibilidad de invertir en el nuevo campo acudió a su mentor Richard Branson (Virgin) y reprodujo su idea de formar un equipo de fórmula 1. Logró el apoyo del gobierno malasio para su creación, se apoyó en la compañía Protom y adquirió el prestigioso nombre de Lotus para acceder al 'Gran Circo'.
En su debut en 2010 superó al resto de escuderías debutantes con la asesoría del destacado diseñador Michael Gascoyne, el 'rottweiler'. Desde su cuartel general en Norfolk, a tiro de piedra de Lotus Cars, se nutrieron con las cajas de cambios y los motores de Renault, así como la aportación técnica de los sistemas hidráulicos de Red Bull. Después, la escudería se trasladó a Leafield, desde dónde proyectan los diseños que prueban en la siempre presente Malasia con el circuito de Sepang como cuartel general.
Sin el respaldo económico de su gobierno desde 2010 los logros de Caterham han sido menores a las perspectivas. De hecho, en todo 2012 ninguno de sus dos pilotos sumó puntos y para 2013 las expectativas no son mejores. Tampoco la pugna por heredar el nombre de Lotus resultó placentera para Fernandes, ya que terminó por transformarse en un quebradero de cabeza. Afrontan su cuarta temporada otra vez con el KERS facilitado por Red Bull y con la fiabilidad de un monoplaza que únicamente provocó el abandono de sus pilotos en cuatro ocasiones. No obstante, la ambición ha disminuido y solo la incorporación de Hari Roberts como jefe de aerodinámica otorga alguna esperanza a medio plazo.
