Alonso celebró su tercer puesto en Mónaco./Jean-Christophe Magnenet (AFP)
Después de la victoria en Malasia, ver a Fernando Alonso al frente de la clasificación parecía algo momentáneo. «Este no es el lugar natural de Ferrari», se decía, incluso, desde la propia factoría de Maranello. Sin embargo, salen de la sexta carrera del campeonato con el español al frente del Mundial con 76 puntos. A sabiendas de que el campeonato de constructores lo tienen muy complicado, habida cuenta del desastroso inicio -maquillado en Mónaco- de Felipe Massa, en Ferrari solo les queda centrarse en el título de pilotos, una pelea que lidera ahora mismo Alonso , en solitario y con todas las de la ley. La situación de ventaja del español no es casual. El asturiano salvó con nota los cuatro primeros grandes premios de la temporada, con un sobresaliente triunfo en Malasia que le sirvió de colchón para lo que quedaba de campaña. La culminación de las mejoras introducidas en los test de Mugello llegará en la próxima cita del Mundial, el GP de Canadá.
El hecho de que haya seis ganadores en seis grandes premios da muestra de la inmensa igualdad que reina esta temporada. La eliminación de los escapes soplados ha acabado con la superioridad de Red Bull, que sufre mucho más de lo previsto para seguir en la 'pomada' por el título. Y en este río revuelto, es Alonso uno de los más fiables. No en vano, solo él y Lewis Hamilton han puntuado en las seis carreras disputadas, prueba de lo complicado que está siendo colocar a un favorito por delante de otro este año.
La cifra de 76 puntos también es significativa. Cuando en 2011 se disputó la sexta carrera, era el cuarto clasificado, Jenson Button, el que llevaba esa cifra de puntos. Solo habían ganado dos pilotos (cinco carreras para Vettel y una para Hamilton) y el campeonato parecía decantado de sobra para el joven líder de la escudería de las bebidas energéticas. Hoy, no hay valiente que se atreva a colocar a alguien ahí arriba.
Alonso sabe lo que es sufrir para lograr un campeonato con un monoplaza que no es superior. En la campaña 2005, era el McLaren de Kimi Räikkönen el que tenía el mejor arma, sobre todo a final de campaña, pero el asturiano supo gestionar la ventaja que consiguió en las primeras carreras y con ello se llevó su primer título. En 2010 también estuvo a punto de rozar la corona. De hecho, tal igualdad quedó demostrada en la última carrera, ya que fue el hombre que menos opciones tenía, Sebastian Vettel, el que al final se llevó el título, beneficiado, eso sí, por la errática y pésima estrategia diseñada por Ferrari en aquel fatídico GP de Abu Dhabi de infausto recuerdo para los 'tifosi'.
Massa recupera las sensaciones
Aunque aún es pronto para cambiar lo que ha ocurrido en la primera parte de la temporada, el sexto puesto y el buen rendimiento de Felipe Massa en las calles de Mónaco es una buena noticia para Ferrari, en primer lugar, y para Alonso, de manera colateral. Tener a su lado a un escudero, a un hombre que puede ayudarle a restar a sus rivales, como en sus otros campeonatos hicieron Fisichella o Trulli, puede ser vital a la hora de remar cuesta arriba en una campaña que, a día de hoy, domina, pero sin ventaja suficiente.
El propio brasileño confirmaba en Mónaco que había recuperado la confianza, en un gran premio en el que los rumores acerca de quién le sustituirá volvieron a acudir a sus oídos. De nuevo, el nombre de Sebastian Vettel se movió en el estrecho 'paddock' del principado, algo que, al menos en esta carrera, no afectó al brasileño.
Solo queda esperar que lo visto en Mónaco y Barcelona no sea un espejismo. Ferrari ha recuperado el paso en el baile de esta temporada, y se presenta como un candidato serio a disputar las carreras a McLaren, sumido en un pequeño caos deportivo, y a Red Bull, que sin tener en su poder un monoplaza muy superior sufre más de lo que ha sufrido en las dos últimas campañas. Las apuestas empiezan a caer en favor del '5' rojo, el dorsal de Alonso, y como se ha visto, en condiciones de igualdad es donde más se puede esperar de él. Como buen aficionado al ciclismo que es, el bicampeón español sabe que debe mantener este ritmo, y con el maillot verde puesto, el de la regularidad, el sueño del tricampeonato se convertirá en realidad.
