Alonso celebra su tercer puesta en Montecarlo./Srdjan Suki (EFE)
Salir de Mónaco con un nuevo podio -en 2011 fue segundo- y líder del Mundial es una sensación especial para cualquiera. Fernando Alonso compareció muy sonriente en la sala de prensa, acompañado del vencedor Mark Webber y del segundo, Nico Rosberg. «Ha sido un fin de semana muy especial. Todo ha ido muy bien para Felipe (Massa) y para mí. Es una señal positiva por parte de Ferrari», se congratuló el asturiano, después de una carrera en la que el 'cavallino rampante' consiguió mejorar de forma notable.
Alonso sabía a quién debía ganar, fuese cual fuese el resultado final. La calculadora del español empezó a sumar, y así lo reconoció: «El objetivo era estar delante de Lewis (Hamilton) y Sebastian (Vettel) y mantenernos en la lucha. Cada carrera nos centramos en pilotos distintos. Hay sorpresas continuas. Nunca sabemos si el objetivo es conseguir el podio o la victoria».
El español no lo tuvo fácil, e incluso temió por su integridad al verse involucrado en el accidente de Romain Grosjean. «La carrera no ha sido fácil. Salimos muy, muy bien, y si no choco con Grosjean podría haber pasado a Lewis. Luego es difícil saber cuándo pararse y, al final, con la lluvia, cada curva era impredecible y era fácil cometer errores y acabar en el muro y sin puntos. Pensé que el coche estaba dañado, pero no, estaba perfecto. Tuve suerte de que no hubiera golpes en el coche. Me sentí bien y fui competitivo, pero en Mónaco es difícil la gestión del tráfico», analizó el líder del campeonato.En definitiva, Alonso , muy consciente de la igualdad imperante este año, lo resumió en una frase: «Estamos en una situación de privilegio».
