Una guía básica para no perderse en la encrucijada de elegir máster

El crecimiento de la oferta dificulta aún más una decisión que puede ser muy importante para la vida profesional

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Es un momento que puede resultar decisivo para el futuro profesional y que conlleva un importante desembolso económico. Elegir un máster o un estudio de posgrado siempre tuvo algo de encrucijada , pero la ingente oferta, cada vez más diversificada y especializada, sumerge la decisión en un mar de dudas en el que no es fácil encontrar tierra firme. El primer consejo para comenzar a despejar las incógnitas es no dejarse cegar por el brillo de la empleabilidad, sacrificando completamente las preferencias profesionales y los gustos personales. «Creo que, al escoger un máster, es requisito indispensable que la materia sobre la que verse motive al estudiante. Si además se trata de una opción con demanda en el mercado profesional, excelente. Debemos tener claro que nuestras vidas profesionales son extensas, invertimos gran parte de nuestro tiempo en ellas y debe motivarnos. El mejor modo de obtener nuestras aspiraciones profesionales es la mezcla entre una sólida formación y pasión por el trabajo que realizamos», afirma Verónica Torres, directora de Admisiones de Esade. Jorge Guelbenzu, director general de Infoempleo, también coincide en que el equilbrio es fundamental: «Un máster es una formación exigente, que implica muchas horas de estudio y de trabajo, por lo que debe resultar de interés para el estudiante. Si bien es imprescindible antes de ponerse en marcha, analizar las salidas profesionales que puede ofrecer en función de la demanda que realizan las empresas de ese tipo de perfiles».

En este cruce de caminos, la tradicional guía de los familiares y amigos puede ser un arma de doble filo. «Muchas veces, ese entorno es el que mejor conoce al estudiante y puede valorar cuáles son los aspectos clave a la hora de enfocarse en el entorno profesional, y su opinión puede ayudar», reconoce Álvaro Balibrea , director del Servicio de Admisión de la Universidad de Navarra. «Sin embargo, el riesgo es que ese consejo venga vinculado a aspiraciones incumplidas del que ofrece la opinión», alerta. Conviene escuchar a los demás, pero sobre todo investigar a fondo los aspecto esenciales de los máster en los que estemos interesados. «Mi consejo sería realizar una búsqueda inicial y confeccionar una “short list” con las opciones que a priori nos parezcan más interesantes», recomienda Verónica Torres. Después «es fundamental revisar de forma personal el centro, el cuadro docente, las herramientas empleadas para el aprendizaje, la compatibilidad con el horario, experiencias de antiguos alumnos, su contacto con las empresas...», apunta Guelbenzu.

La búsqueda del prestigio en los centros académicos y en el cuadro de profesores también tiene un gran peso en la decisión, pero nunca conviene olvidar que los contenidos y su adecuación a nuestras necesidades son esenciales. En definitiva, una de las primera preguntas que el estudiante o el profesional debe hacerse es si necesita un máster y para qué. «La elección depende mucho de la situación vital y profesional de cada persona. No es lo mismo hacer un máster o un posgrado con 40 o 50 años, momento en el que necesitarás un programa muy práctico y específico, que recién acabada la carrera, donde quizás encaje mejor un programa más largo y teórico», asegura Álvaro Balibrea. Son las «edades del aprendizaje» vinculadas a un mercado laboral en constante cambio y que obliga a los trabajadores a «reinventarse» en varias ocasiones. Y es que la máxima del «aprender nunca está de más» se han convertido en «siempre hay algo más que aprender» en esta nueva era del «lifelong learning».

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