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Estudios y deporte de competición: el difícil equilibrio de compaginar dos carreras de fondo

Para que una y otra faceta puedan compaginarse de forma satisfactoria es fundamental que exista una coordinación directa entre todas las partes implicadas

El deporte aporta múltiples beneficios en el plano académico, como una mejor gestión del estrés
Laura Montero Carretero

Laura Montero Carretero

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Estudios y deporte son dimensiones esenciales en la vida de cualquier niño o adolescente. Una buena formación es la mejor escalera hacia el empleo, mientras que la práctica habitual de ejercicio contribuye al bienestar físico y mental. Pero compatibilizar ambas facetas no siempre es fácil . Inmersos en una rutina cada vez más acelerada, donde la falta de tiempo se convierte en el principal obstáculo, una de las preocupaciones de los padres es que sus hijos empeoren sus resultados académicos si destinan un determinado número de horas semanales a ejercitarse y competir.

«Por supuesto que un alto nivel de entrenamiento puede afectar negativamente al rendimiento académico, y de hecho así ocurre. Muchas veces acaban cansados. Pocos deportistas de élite consiguen altas titulaciones (grado, máster y/o doctorado), suelen abandonar prematuramente la vida académica. Demasiados acaban como juguetes rotos», asegura Julia Blández Ángel , catedrática de Didáctica de la Expresión Corporal de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Comité Científico de la Fundación de Investigación de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

La clave para evitar esta situación está en la capacidad de organizarse y ser eficientes en el uso de las horas de las que se dispone. «Hay estudiantes que están en centros de alto rendimiento o tienen un nivel de competición más exigente y eso precisamente les aporta cualidades que les ayudan a mejorar sus notas, como pueden ser la rutina, la disciplina, el trabajo o la gestión del tiempo», señala Mario Andrés Candelas , licenciado en Pedagogía y orientador de Secundaria y Bachillerato en Escuela Ideo.

Óscar Martínez de Quel es un ejemplo de que sí es posible aunar el éxito deportivo a una brillante trayectoria académica. Ganador de dos oros en Campeonatos del Mundo de kárate –el primero, en 2002, mientras cursaba Psicología a distancia–, es licenciado en Educación Física y en Psicología, además de doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. «Es sacrificado, pero merece la pena. He disfrutado de mi juventud de una manera diferente, pero levantarte todos los días con la ilusión de algo por lo que luchar te mantiene con vida», cuenta.

«Es sacrificado, pero merece la pena. He disfrutado de mi juventud de una manera diferente»

Y recuerda una anécdota que define a la perfección cómo era su cotidianeidad: «Un día después de cenar me senté a ver la tele y mi compañera de piso me preguntó si estaba bien porque era la primera vez que lo hacía. Entrenaba por la tarde, cenaba y luego me ponía a estudiar».

Beneficio mutuo

Profesor universitario desde hace más de una década, Martínez de Quel tiene claro que el deporte aporta múltiples beneficios en el plano académico, como una mejor gestión del estrés o una mayor atención y memoria: «Cada minuto que pasaba delante del libro era aprovechado y mi cerebro gracias al deporte era una esponja». Incide, además, en que diversos estudios que ponen de manifiesto que los mejores expedientes corresponden a niños y adolescentes que hacen actividad física de manera habitual. En su opinión, se trata de una relación bidireccional, ya que también los estudios son buenos para el deporte. «Sabía que el lunes pasara lo que pasara tocaba ir a clase y volver a entrenar, eso te hace disminuir la ansiedad del campeonato», dice.

A Iván Martínez , ahora en 3º de la ESO y en la categoría infantil del club de natación Nassica de Calahorra, el deporte le sirve como un aliado para «estar mejor mentalmente y quitarse muchos momentos de estrés». Entrena 18 horas semanales y, el pasado diciembre, batió en Zaragoza el récord de España de 14 años en 100 metros espalda. Sin embargo, nunca ha priorizado la piscina a las aulas. «Hay que plantearse bien todo el día. Cuando entreno, como por las tardes tengo menos tiempo, me suelo levantar pronto para estudiar antes de ir al instituto», explica.

La capacidad de organización y la gestión eficiente del tiempo son fundamentales para el estudiante deportista

Pero para que una y otra ocupación puedan compaginarse de forma satisfactoria es fundamental que exista una coordinación directa entre todas las partes implicadas . «Se deben generar sinergias y procesos de colaboración entre el centro educativo al que asiste el estudiante y el club deportivo en el que entrena a diario. La falta de sintonía es lo que hace que el alumno se vea abocado en determinadas ocasiones al fracaso o al abandono definitivo de algunas de las dos actividades en las que participa», subraya David López Aguilar , profesor del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Universidad de La Laguna y profesor tutor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

En este sentido, cree que una de las barreras por derribar es «la falta de un amparo normativo y legal que indique con precisión cuáles son las medidas de flexibilización que se pueden llevar a cabo con estas personas», pues, de lo contrario, «seguiremos bajo la buena voluntad de los profesionales que giran en torno al estudiante deportista de alto rendimiento y ante posibles sensaciones de rigidez por la falta de una definición clara sobre qué hacer con su currículum formativo».

Apoyo de los padres

Además de la comunicación entre profesores y entrenadores, hay un tercer elemento imprescindible en la ecuación: el entorno familiar . «Los padres, especialmente cuando los hijos tienen un gran talento deportivo, deben revisar los mensajes que transmiten», advierte David Llopis, psicólogo deportivo, director del Máster en Psicología y coaching del Deporte de Florida Universitaria y director de la Residencia y Área de Psicología de la Escuela de Fútbol del Levante U.D. «Muchas veces los progenitores, después de un día en que su hijo ha ido a clase y a entrenar, cuando le ven lo primero que le preguntan es cómo le ha ido el entrenamiento. Con esto, sin quererlo, dan a entender al hijo que les preocupa más el deporte que los estudios».

Los expertos coinciden en que es muy importante que el estudiante continúe con su formación para tener siempre una alternativa y también para afrontar con garantías su futuro una vez se produzca la retirada deportiva. «La alta competición puede que le impida llevar los estudios como le gustaría, pero existen posibilidades formativas menos exigentes o a distancia que permiten que, con una planificación diferente, se avance. Disponer de más tiempo abandonando los estudios no implica rendir más en el deporte», resalta Llopis.

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