Especial Universidades

La enriquecedora experiencia de ampliar horizontes

Existen diversas opciones para vivir la experiencia de realizar un curso en otros país. El programa Erasmus es la opción de movilidad más destacada. Varios alumnos narran sus experiencias

Alberto Velázquez

«El hecho de estar rodeada de estudiantes de diferentes países es muy enriquecedor, ya que observas distintas formas de obtener una respuesta a una misma pregunta/mismo ‘briefing’ dependiendo de tu cultura y tu manera de pensar, lo que aporta mucha variedad a los proyectos en diseño». Arancha Caballero terminará en breve su estancia en la Universidad de Hamburgo para cursar un grado en Diseño (Kommunikation Design), donde ha podido comprobar las ventajas del programa Erasmus+, la opción de movilidad más destacada para los estudiantes europeos.

El Sepie (Servicio Español para la Internacionalización de la Educación), adscrito al Ministerio de Universidades, es la Agencia Nacional designada por la Comisión Europea para la gestión de las acciones descentralizadas del programa Erasmus+ en España, además de fomentar la proyección internacional de las universidades españolas. Gestiona el renovado Erasmus+ 2021-2027, con un presupuesto de algo más de 28.000 millones de euros para toda Europa, para financiar proyectos de movilidad y cooperación transfronteriza relacionados con el aprendizaje para 10 millones de personas de todas las edades y orígenes, con apoyo específico a la inclusión (discapacidad, refugiados, personas con menos recursos, etc).

Alfonso Gentil Álvarez-Ossorio, director de Sepie, destaca la relevancia de los últimos datos analizados: «En el último informe anual sobre el programa Erasmus+ de la Comisión Europea (datos oficiales 2019-2020) se pone de manifiesto el gran éxito del programa, cada vez más inclusivo y más internacional. España sigue ocupando el primer puesto en recepción de estudiantes, con 48.203 estudiantes en Educación Superior, muy por delante de Francia, (30.045), Alemania, (29.549) o Italia, (27.239)».

Álvarez Ossorio también señala que el programa no es solo para estudiantes universitarios de educación superior, «sino que hay movilidades de estudiantes (para estudios y prácticas) y de personal docente y formador (para formación en el extranjero y periodos de observación en centros educativos o empresas), por lo que el programa Erasmus+ se extiende a todos los sectores educativos: educación escolar, Formación Profesional, educación de personas adultas y educación superior». Una iniciativa que alcanza a los miembros de la UE, además de Liechtenstein, Macedonia del Norte, Noruega, Serbia y Turquía… y más países ya que, desde 2015, el programa es más internacional, porque se pueden realizar movilidades de estudiantes y personal hacia casi todos los países del mundo en el sector de la educación superior.

Apurar la experiencia

Arancha

Arancha, matriculada en la Universidad Complutense de Madrid, forma parte del alumnado seleccionado a partir de una premisa base, en el caso de la educación superior: los estudiantes que hayan cursado el primer año de estudios y aprobado el 25% de los créditos. A partir de ahí, los trámites están condicionados por los centros de destino, el tipo de estudios (también se pide una carta de motivación durante el proceso)... En su caso, llegó a Alemania con una base de conocimientos en alemán que le ha permitido avanzar en su vocación: «El nivel en el campo del diseño en Alemania es famoso internacionalmente por su prestigio, y ahora puedo decir que es cierto. Las dinámicas de aprendizaje son más prácticas que en España. Y en cuanto al idioma, Hamburgo es una ciudad muy internacional, en la que es fácil comunicarse en inglés si es necesario».

Ángel Verdasco, estudiante de grado en Biotecnología de la Universidad de Extremadura, realizó su movilidad Erasmus+ en Siena, Italia. «Lo tenía en mente desde antes de saber qué carrera quería. Surgió la oportunidad de estudiar en Italia y comenzar sin saber nada de italiano. La pandemia influyó, por supuesto, en que la experiencia no fuese completa del todo, pero fue inolvidable». Ángel terminó con una certificación B2 en italiano, lo que le ayudó a completar su estancia, que comenzó con el apoyo del lenguaje universal que suponen las fórmulas propias de la ciencia. Considera que el nivel académico es superior en España, y continúa su formación para llegar a trabajar «en un laboratorio de empresa, en reproducción asistida o, quien sabe, como profesor de Biología».

En el ámbito privado, la Universidad Pontificia Comillas destaca su nivel de movilidad internacional como uno de los más elevados de las universidades españolas. «Por regla general (apunta Arturo Varona, director del Servicio de Relaciones Internacionales), más del 70% de nuestros alumnos disfruta de una experiencia internacional, cerca del 100% en Relaciones Internacionales o en Empresariales. Y más del 14% del alumnado y el 10% del claustro proceden de otros países (el 25% de los alumnos de posgrado son extranjeros)».

En el caso de la Universidad CEU San Pablo, Ainhoa Uribe, vicerrectora de Internacionalización, resalta la necesidad de contar con una experiencia internacional: «Amplía los horizontes del futuro, ayuda a trabajar en equipos multidisciplinares y multiculturales, y fomenta la autonomía y responsabilidad. Para ello, trabajamos en torno a dos ejes: la internacionalización externa (vivir una experiencia en el extranjero) y la interna (vivir en un campus internacional)». Cuentan con más de 350 acuerdos con universidades extranjeras, incluidas prestigiosas entidades como UCLA, Chicago, Boston, o Fordham y ofrecen numerosos grados, total o parcialmente, en inglés, lo que atrae al CEU a muchos estudiantes extranjeros.

Desde Chicago, Cristina Chivato y Laura Maldonado, graduadas en Farmacia en CEU San Pablo, cursan un título universitario de posgrado en Clinical Trials en la Universidad de Chicago. «La docencia universitaria conlleva aquí (destacan) una participación muy activa del alumnado. Las exposiciones orales, el trabajo en equipo razonado y los ‘assignments’ están a la orden del día. Mejoramos nuestras competencias en investigación y comunicación, y la convivencia en un campus internacional, con alumnos de los cinco continentes, nos hace comprender la complejidad y variedad del mundo en el que vivimos».

Conexión global

Banco Santander impulsa, por su parte, una iniciativa pionera de apoyo a la Educación Superior desde hace 25 años a través de Santander Universidades: formación, emprendimiento y empleabilidad mediante programas de becas, premios y ayudas en colaboración con universidades e instituciones de todo el mundo. «Muchos de ellos (comentan) están destinados a promover la movilidad internacional para fomentar la excelencia y la igualdad de oportunidades. Solo el año pasado y en España, destinamos más de 4.000 becas para movilidad internacional».

Yassine Abcha, de Túnez, es beneficiario de un programa que Banco Santander (tiene acuerdos con cerca de 1.000 universidades e instituciones de 15 países) mantiene con la Universidad de Jaén (Becas Santander Talento). «Me enteré de la existencia de las Becas Santander, una ayuda adicional a las mejores calificaciones, en la Universidad de Jaén (dice Yassine). Apliqué y estoy a punto de finalizar mis estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones». En poco tiempo, superó la barrera del idioma y se prepara para su siguiente paso; un máster en la Politécnica de Cataluña o en la Universidad Técnica de Munich: «Me gustaría trabajar en fibra óptica, pero nunca se sabe, el campo de las telecomunicaciones es muy amplio)».

Otro ejemplo, en este caso vinculado al deporte, es AGM Sports, compañía especializada que permite acceder a una de las miles de becas que conceden las universidades americanas, que sirven para financiar, total o parcialmente los estudios en los EE.UU. Los entrenadores americanos buscan jugadores de nivel en el extranjero para poder darles becas deportivas, y AGM Sports sirve de puente para oportunidades que aumentarán en función del nivel deportivo (hay más de 3.000 universidades estadounidenses que otorgan becas deportivas).

Como ejemplo de lo anterior, Marta Falceto estudia Matemáticas en la Mississippi State University gracias a una beca en tenis. «Mi hermana (comenta) ya estudiaba con una beca deportiva en EE.UU. gracias a AGM, por lo que me decidí a iniciar el proceso, sobre todo al ver la gran experiencia que estaba viviendo mi hermana. Pensé que sería una muy buena oportunidad para mi futuro académico y deportivo. Lo más complicado del proceso es pasar los exámenes SAT y TOEFL en inglés, pero una vez superado esto, todo consistía en hablar con entrenadores de diferentes universidades hasta encontrar la que más encajaba con mis perspectivas. Una oportunidad única».

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