Claves para dar portazo a tu ex y conocer a una nueva pareja con éxito

Sandra Ferrer, psicóloga, explica por qué a veces cuesta pasar de una relación a otra y cómo conseguir volver a confiar en una nueva persona

«Cuando mi pareja se enfada deja de hablarme, ¿qué puedo hacer?»

Ana I. Martínez

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Durante el año 2020 se produjeron 80.015 casos de nulidad, separación y divorcio. A ello hay que sumarle los incontables noviazgos que cada día nacen y finalizan. Después vienen otros problemas: custodias, dinero, propiedades... Según la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), los conflictos relacionados con los hijos y el reparto de la vivienda son los asuntos por los que más pelean la ex parejas .

Pero no todo van a ser malas noticias. Conocer a otra persona , volver a tener ilusión y, en definitiva, volver a ser feliz, forma parte de la vida. Pero a veces cuesta. Volver a entablar una nueva relación, si es lo que realmente se desea, no siempre es fácil. De ello hablamos con Sandra Ferrer, psicóloga, experta en autoestima y relaciones personales y autora de «Querida mía».

Después de un divorcio o de una relación larga, ¿por qué a veces cuesta conocer a alguien?

Porque conocer a alguien especial y con quién conectar, no pasa cada día. Por eso es especial. Piensa, ¿cuándo fue la última vez que hiciste un nuevo amigo de verdad? Esa respuesta te orientará.

Además, pasar de un vínculo estable al mundo de la soltería implica incertidumbre. Es decir, queremos relaciones que nos llenen, auténticas, de verdad y para lograrlo debemos intimar y dejarnos conocer. Pero, a la vez, nos cuesta tolerar esa incertidumbre y esa inestabilidad y confusión de los inicios. ¡Nos estamos conociendo y aquí no hay garantías! Para lograr intimar y vivir bien esa incertidumbre necesitamos estar preparados para un «no» . Solo así podrá llegar un «sí».

¿Les cuesta más a las mujeres o a los hombres? ¿Por qué?

La verdad, el amor no entiende de sexos ni de orientación sexual. Dependerá de la historia de vida de cada uno, de las creencias que lleve a cuestas, de las heridas e historias no resueltas tanto en el seno familiar como en sus relaciones pasadas, de los recursos de afrontamiento, de lo que se crea que es él o ella, lo que merece, lo que es la vida, el amor, cómo gestiona lo que siente, hasta qué punto se responsabiliza de lo que le sucede... Y de ese cóctel vamos a obtener la respuesta de todo lo que nos va a ir aconteciendo en la vida. Me gusta decir que la vida no solo es lo que te pasa, sino lo que tú generas.

Sandra Ferrer, psicóloga ABC

Hay quienes sí están dispuestos y, sin embargo, siempre hay un «pero». ¿Qué pasa para que a veces a una persona le cueste fluir en el amor?

El tema peliagudo es que la mayoría de veces que he visto a mujeres (en nuestro caso es a quienes ayudamos) que aseguran que hace décadas que no les gusta nadie, que son muy exigentes, que les cuesta horrores enamorarse porque nunca llega el candidato adecuado, hay algo a revisar. Y ese algo no solo es que sean exigentes (este discurso está bien acogido y queda «bien»), sino que detrás de eso puede haber una resistencia a que ocurra.

Para enamorarnos debemos querer que nos ocurra , entregarnos, dejarnos llevar, mostrarnos de verdad al otro, soltando el control y el análisis. A veces, nos es más fácil decir que «No aparece nadie desde hace años y años» que no un «Me cuesta fluir y confiar y por eso pongo tantas barreras».

¿El primer paso? Saber si es exigencia o es temor . ¿El segundo? Llenarnos de amor propio, que es el ingrediente antagónico al miedo y el único que nos puede aportar confianza.

La confianza no solo me la tiene que dar el otro (en esta era nos enfocamos en que nos den). Sino que tengo que trabajarla yo para confiar en el otro, en lo que la vida me trae, en que si sale mal tendré recursos para salir airosa... Solo así podremos «fall in love».

Para dar el paso de querer conocer a otra persona, lo primero es haberse repuesto de la anterior ruptura ¿no?

Sinceramente, si tenemos que esperar a estar 100% limpios de todo lo anterior, creo que no existiría el amor . Es decir, claro que debes haber limpiado esas heridas y haberte dado el tiempo y el espacio para que todo repose y sentirte abierto de nuevo. Eso sí, tampoco nos volvamos tan puristas. No llega un día en que ya estás «curado». De hecho, hay muchas parejas que hacen el duelo dentro de la relación (antes de haberlo dejado). E incluso no podemos decir que hay un tiempo ideal entre una relación y la otra. Soy partidaria de dejar de analizar y de darte cuenta cómo te sientes tú para intimar de nuevo con alguien.

¡Ojo! Las relaciones, a veces, nos destrozan. Pero también son de nuevo otras relaciones (de amor, de amistad, de familia...) que logran sanarnos y permitir que nuestro corazón tenga la fuerza para volver a confiar.

¿Y la gente que siempre sale de una relación y se mete en otra, que nunca está sola? ¿Ha curado sus heridas o las cura teniendo parejas de manera contínua? Hay quienes no saben estar solos...

Cierto. No haber pasado ninguna temporada solo es algo sospechoso. Normalmente, te suelen decir: «Te juro que no busqué de nuevo a otra persona, simplemente apareció». Y ahí tengo que decir que no todo es consciente. El caso es que analices lo que tú escoges para ti. No solo es lo que tú quieres, sino lo que tú creas. Si has ido empalmando historias, tal vez sea bueno que te preguntes «¿Qué me pasa a mí cuando me visualizo sin un compañero o compañera?».

¿Qué pasa con los que ya no tienen interés en tener otra pareja? Suelen decir: «Estoy mejor sola/o», «No quiero complicarme la vida», etc.

Si así lo sientes, adelante. Creo que lo que hace que las personas nos sintamos bien es que vivamos en coherencia entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Imagínate que sintiendo eso me obligara a conocer a alguien. ¿Qué sentido tendría?

Eso sí, por experiencia digo que a veces, si esos discursos nacen del dolor y del miedo a volvernos a abrir, lo que se experimenta no es coherencia sino resistencia. Y siempre soy partidaria de que realmente nos conozcamos y sepamos desde qué lugar nace ese «Esto mejor solo/a», si desde la elección libre o desde el miedo. También es una pena que no nos demos la oportunidad de vincularnos más porque en las relaciones también pueden pasa cosas maravillosas.

El miedo a que «me vuelvan a hacer daño» siempre está ahí. ¿Cómo afrontarlo?

Confiar en que algo vaya a salir bien, no implica garantías. Pero es la forma de que pueda salir bien, solo esa.

Como decía hace un rato, para combatir el miedo necesitas llenarte de amor, amor y más amor. El opuesto al miedo no es la valentía, sino el amor. Y con ese amor propio, el quererme bien, el saberme dar lo que necesito en cada momento, el saber cuidar de mí ocurra lo que ocurra fuera, el saber tejer una red de personas con las que sentirme arropada y el desechar las que me hagan daño, va a hacer que me llene de confianza. Y fruto de esa confianza, podré volver a confiar y a abrir la posibilidad de vivir historias preciosas.

Supongo que es clave que te quieras a ti mismo para intentar tener otra relación. ¿Qué otras cosas son claves para saber que ya estamos preparados a tener una nueva relación?

Darte cuenta de qué patrones hay en tus relaciones, por quién te sientes atraído y a quién atraes y de donde viene eso. Dejarlo todo al azar o pretender hacer intentonas sin más, hará que se repitan nuestros patrones disfuncionales en la manera de vincularnos con otras personas y en otros momentos. Si yo siempre soy la que va detrás a través de esfuerzo y me adapto al otro por sistema, ¿cómo va a ser extraño que me encuentre por sistema con personas egoístas y que van a la suya? Si empiezo a trabajar la manera en que me cuido yo, cómo pongo límites y qué es para mí lo «normal» en el amor, tal vez la cosa cambie...

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