Los psicólogos reivindica los abrazos como parte de la educación familiar

Desde la Clínica López Ibor explican que un simple gesto como abrazar crean vínculos emocionales y físicos

S. F.

El 21 de enero se celebra, desde 1986, el Día Internacional del Abrazo, y el origen de este día se remonta a Estados Unidos. Una fecha clave, sobre todo en esta época de incertidumbre y emociones, donde la palabra cobra más sentido que una expresión corporal. Esta festividad fomenta el abrazo, como forma terapéutica y curativa de transmitir afecto y emociones. «Cuando somos bebés, ser abrazados y acariciados es absolutamente necesario para nuestro correcto crecimiento. Sabemos que aquellos bebés que apenas tuvieron contacto físico pueden mostrar diversas carencias tanto físicas como emocionales en su desarrollo », explican los psicólogos de la Clínica López Ibor.

Liberar tensiones del cuerpo, relajar los músculos, estimular la oxigenación del organismo, reducir la sensación de soledad e incrementar el bienestar, son algunos de los múltiples beneficios, físicos y emocionales que tienen los abrazos, según describen los expertos de López Ibor . Un abrazo, prosiguen, «es una de las formas de expresión de sentimientos más fuertes que existen y su significado manifiesta un acto recíproco de dar y recibir un vínculo y afecto hacia la otra persona. Los beneficios de abrazar provienen del poder del tacto. Como humanos, anhelamos la interacción con otros humanos ».

El efecto del abrazo

Es más, indican estos expertos, «desde la comodidad de ser sostenido en el útero hasta ser sostenido por los padres cuando eres un bebé, la necesidad de ser tocado y sostenido no desaparece como adulto». De hecho, continúan,«nuestro deseo de ser tocados y abrazados incluso aumenta a medida que envejecemos porque normalmente no lo recibimos a diario. Abrazar es extremadamente efectivo para curar enfermedades, soledad, depresión, ansiedad y estrés ».

Un ejemplo de ello es el experimento sociológico que realizó en 2004 en Australia Juan Mann, un hombre que comenzó a sentirse terriblemente solo y desvalido y decidió salir a la calle a dar abrazos a la gente. Como no quería acosar a nadie y no sabía cómo presentarse, decidió hacer una pancarta en la que escribió «Free Hugs» (abrazos gratis). Mann cuenta que durante los primeros 15 minutos se sintió bastante extraño e incluso aterrado, ya que no ocurrió nada, pero de pronto una señora mayor se le acercó y aceptó el abrazo. Y ese fue el comienzo de la historia de cómo una necesidad personal se convirtió en un movimiento que ayuda a la gente a sentirse mejor.

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