Parejas

¿Por qué nos vuelve locos un divorcio?

Razones por las que las rupturas son tan dolorosas

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«A menudo los divorcios producen trastornos de personalidad, trastornos emocionales y situaciones tremendamente lacerantes, con episodios que uno nunca ha imaginado que podrían haber tenido lugar». Así se manifestaba el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar en una entrevista en Cope, tras conocerse que está en trámites de divorcio y que está imputado por delito de malos tratos a su mujer. «No se puede vivir bajo la extorsión de que te van a destruir si decides poner fin a un matrimonio y sin embargo esto, tristemente, me ha pasado. Proclamo mi inocencia», aseguraba.

Sin entrar en detalles de quién tiene la razón, lo cierto es que cada vez es más habitual situaciones de parejas que se rompen y su proceso de separación supone una verdadera batalla campal.

¿Cómo puede llegar una persona a sacar lo peor de uno mismo en un afán de destruir al otro miembro de la pareja? ¿Es que nunca se quisieron? ¿Por qué es tan dificil evitar los conflictos en una ruptura?

Mila Cahue, psicologa de parejas en el Centro Álava Reyes y autora de «Amor del Bueno», explica que cuando llegan a su consulta dos personas que desean divorciarse les advierte: «a partir de este momento vais a saber si estabáis casados con un patán o tosta, o con un caballero o dama». Lo cierto es que las situaciones extremas hace que cada persona reaccione de forma diferente y «aunque nunca se puede generalizar —apunta Cahue— es más habitual de lo deseable que se produzcan conflictos llegando a generar situaciones deplorables llenas de mentiras, gritos, insultos e, includo, violencia».

Pero, ¿por qué es tan difícil ser elegante en una ruptura y, si generan tanto dolor, no se pueden acabar las discusiones cuanto antes? «En primer lugar —señala esta experta— porque se hace una muy mala gestión de la situación y no se asume que en una ruptura no todo son ganancias para uno. Mucha gente no está dispuesta a negociar bajo ningún concepto, ni siquiera a escuchar al otro, por lo que es más fácil que se generen conductas, en muchas ocasiones, irracionales».

En su opinión, los conflictos no son mayores según las causas de la ruptura. Es decir, una infidelidad no genera más disputas que un malentendido con la familia política o cualquier otro problema. «Lo que en una pareja puede suponer un verdadero mundo, para otra no lo es. Todo depende de cómo sea la persona, no de las causas. Lo que ocurre es que se salta por nimiedades y hay poca tolerancia a la frustración en la pareja».

En lo que no hay duda es que quien se manifiesta de forma agresiva y destructora ante el otro miembro de la pareja demuestra cómo es, una personalidad inmadura. «En estos casos, aunque se actúe de forma descabellada, cada uno es consciente de lo que está haciendo. Antes de llegar a cometer o decir barbaridades deberían pensar en acudir a un mediador o especialista en separaciones», asegura Mila Cahue. No obstante, añade que previamente a llegar a situaciones extremas, «durante la relación seguro que ha habido gestos que no son de amor, situaciones dañinas, egoistas..., pero que o bien no se han querido "ver" o no se les ha dado la importancia que realmente tenían».

La autora de «Amor del bueno» recalca que, muchas veces, en un trámite de divorcio, una de las partes agrede de forma pasiva a la otra parte, poniéndola al límite y provocando, incluso, que reaccione de forma desesperada, lo que es aprovechado para calificarla de «loca», cuando, en realidad, es el que agrede de forma pasiva que el manifiesta una mentalidad mucho más inmadura y calculadora. «Los especialistas en pareja debemos tener mucho cuidado y no dejarnos llevar por las primeras impresiones porque hay quien puede manifestarse más desesperado por la fuerte presión a la que está sometido y explotar en un momento dado, siendo la víctima».

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