Carmen Férnandez con su hijo Pablo
Carmen Férnandez con su hijo Pablo
madres españolas por el mundo

«En Qatar los jóvenes no pueden ir de la mano ni hacer botellón»

Carmen asegura que en España los fines de semana las familias van al pueblo, «nosotros, al desierto»

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Carmen Fernández no dudó en acompañar a su marido Pablo cuando en su empresa de ingeniería le comunicaron que debía trasladarse de España a Emiratos Árabes para hacer el seguimiento de unas obras. Con ellos viajaba también el hijo de ambos, el pequeño Pablo.

Al poco tiempo, su marido fue destinado a Qatar donde residen desde hace 6 años. «Mi principal preocupación al llegar aquí fue la búsqueda de un colegio para mi hijo, que ya tenía nueve años —ahora 16—. La tarea fue muy complicada porque aquí la educación no es obligatoria y para apuntarle en un colegio público debía saber hablar árabe, lo que no era el caso. En Qatar los colegios privados imparten el modelo británico o americano.

Nos decidimos por el británico».

Sin embargo, Carmen y Pablo no querían que su hijo se olvidara de hablar español ni que perdiera la oportunidad de no contar con los mismos conocimientos que se imparten en España. «A través del Ministerio de Exteriores español, me enteré que había una opción que permitía que mi hijo estudiara a distancia, a través de internet, el curso que le correpondería si siguiéramos viviendo en España. Y le matriculé».

Actualmente va al colegio británico por las mañanas y por las tardes su madre le ayuda a conectarse a su curso de España. Cada tres meses se examina en la embajada española de Qatar y ya tiene aprobado hasta sexto de Primaria.

Carmen resalta que en Qatar la población local es muy poco numerosa —unas 300.000 personas— porque la mayoría son extranjeros, «y muchos indios que realizan un trabajo muy precario».

La población en este país es muy joven y, por eso, y por la cultura, tienen muchos hijos. «Es muy habitual ver mujeres embarazadas. Algunas mujeres que llegan aquí acompañando a sus maridos y no tienen trabajo deciden dedicar este tiempo a la maternidad. Aún así, las mujeres trabajadoras solo tienen una baja maternal de 40 días, aunque algunas empresas les conceden diez días más. El hombre no tiene días de permiso por ser padre».

Es muy habitual una cuidadora en casa

Según Carmen, las mujeres sí pueden pedir la hora de lactancia o reducirse la jornada como en España, porque las guarderías son muy caras. «Como muchas mujeres vienen de fuera no tienen familia a quien dejarle los niños en caso de que se pongan malos, por lo que es muy habitual que se tenga a una cuidadora en casa».

En Qatar adoran a los niños, son una prioridad y por ellos se hacen muchas cosas como ferias especialmente dirigidas a ellos, muchos parques, zonas de juegos o fechas señaladas como el día del deporte, donde todos los centros deportivos son gratuitos para que puedan hacer actividades junto a sus familias. «Los viernes no se trabaja porque los musulmanes van a rezar a la mezquita y es el día de la familia. Hay centros comerciales en los que los viernes no dejan entrar a los hombres solos, si no es acompañados de su mujer e hijos».

Carmen explica que la vida en los centros comerciales es muy importante y hay de todo para el ocio: pistas de esquí, patinaje sobre hielo, parques de atracciones..., debido a que la temperatura ambiente exterior puede llegar a alcanzar los 50 grados y resulta casi imposible estar en la calle. «Como se da tanta importancia a la maternidad hay muchas asociaciones creadas al respecto. Algunas veces he llegado a ver mujeres que en los centros comerciales se reúnen para dar el pecho a sus hijos de forma discreta. Quieren que se convierta en una imagen habitual. Lo curioso es que a los hombres no les parece mal, pero son muchas las mujeres las que critican la lactancia en público».

La familia es muy bien valorada, «nos tratan diferente cuando vamos todos juntos al teatro, de compras, a un restaurante... Es muy curioso observar esta diferencia de trato. Además, todo está preparado para los niños».

El botellón no existe

Pablo, el hijo de Carmen, ya tiene 16 años y su madre reconoce que aquello ya se le está quedando algo pequeño. «Los chicos y chicas pueden ir juntos por la calle, pero nunca ir de la mano o tener muestras de cariño. Lo normal es que cuando salen de clase a las 13.30 hagan extraescolares deportivas, hay para aburrir. A veces van al cine o a la montaña rusa del centro comercial. También hacen fiestas en casas de amigos, van a la piscina, a alguna actividad deportiva. Aquí el botellón no existe, lo que es una gran tranquilidad para los padres. Para ir a la discoteca deben superar los 20 años, pero no se conciben como en España. Aquí las discotecas están en los hoteles y se conciben más como locales nocturnos. El acceso al alcohol o las drogas es muy complicado. Lo que ocurre es, que como ven muchas películas americanas, los jóvenes están deseando ir a la Universidad en Estados Unidos para pasárselo tan bien como ven en la pantalla».

No obstante, tampoco se acuestan muy tarde porque la jornada laboral termina mayoritariamente a las 15.00 horas, como muy tarde a las 17.00. El problema es que hay que levantarse muy pronto para ir a clase o a trabajar porque el tráfico es horrible. No hay servicios públicos, ni metro, ni tren... «Si no tienes coche no tienes nada que hacer. Afortunadamente, mi hijo estudia cerca y puede ir andando».

Los fines de semana la gente en España se va a la montaña, al pueblo... nosotros al desierto. Está moda que la gente ponga allí sus tiendas y duerma en compañía de amigos.

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