Vista aérea de la propiedad
Vista aérea de la propiedad - ABC

Así es la villa más cara de Portugal

La legendaria Quinta Patiño ha sido vendida a un magnate suizo por 12 millones de euros. Albergó fiestas de alto nivel, con Audrey Hepburn y Gina Lollobrigida

Lisboa Actualizado: Guardar
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Sotheby’s ha encontrado en el negocio inmobiliario de lujo un verdadero filón desde sus oficinas junto al Casino de Estoril. Y la venta más espectacular acaba de producirse a razón de los 12 millones de euros desembolsados por un magnate suizo para hacerse con la denominada Quinta Patiño.

Se trata de una de las joyas más preciadas en la cartera de inmuebles de altísimo nivel en Portugal, una vivienda mitificada y deslumbrante, que su nuevo propietario destinará como su segunda morada (quién sabe si llegará a ser la primera) en Alcabideche, perteneciente a los dominios de Cascais, la localidad con la renta per cápita más elevada del país vecino y donde residía Don Juan de Borbón.

Las sofisticadas prestaciones de la casa y el entorno privilegiado en el que se encuentra dibujaban un escenario apetecible por las grandes fortunas, aunque los azotes de la crisis han demorado la operación durante unos tres años.

Su aspecto actual se remonta a los años 80. Eso sí, sobre los cimientos de un palacio, reconvertido por el multimillonario boliviano Antenor Patiño, fallecido en 1982. Su viuda, Beatriz de Rivera, no se movió de allí hasta que murió en 2009.

La piscina de la mansión
La piscina de la mansión - ABC

Piscina con maravillosas zonas verdes y varias salas de biblioteca se unen a las 15 habitaciones para redondear un enclave idílico que acogió fiestas de las jet set, incluida una velada en la que brilló con especial fulgor Audrey Hepburn, capaz de dejar a todo el mundo boquiabierto en los alrededores de Lisboa entregándose, cómo no, a la elegancia de Givenchy y Bulgari. Sucedió siete años después del rodaje de la película «Desayuno con diamantes», a las órdenes de Blake Edwards.

Corría el 6 de septiembre de 1968 cuando el dictador portugués Oliveira Salazar le encargó al acaudalado businessman boliviano organizar «el baile más fastuoso de la historia». No sólo convocaron a la estilizada actriz de origen belga. Allí se dio cita igualmente José Luis de Vilallonga y pudo verse a Gina Lollobrigida, quien no había recibido invitación a la Quinta Patiño, pero logró colarse a través de sus contactos. Y todo con la música de fondo de una orquesta neoyorquina.

Aristócratas, empresarios y filántropos pasaron por el histórico conjunto residencial, ubicado en un entorno que encandiló al poderoso e influyente Antenor, conocido en su época como «el rey del estaño» porque controlaba la producción de sus principales minas.

Inmenso legado

De esta forma, se encumbró como uno de los hombres más ricos del mundo. Su inmenso legado financiero podía haber flaqueado a causa del proceso revolucionario que vivió Boliviaentre 1952 y 1964, pero había tomado las precauciones suficientes como para no verse afectado: ejerció como presidente de Thailand Tin Mines y de British American Tin Mines. Además, desarrolló una carrera diplomática en París, Londres y Madrid. Precisamente, fue en la capital de España donde se casó con María Cristina de Borbón y Bosch-Labrus.

Una década después, ambos se asentaron en Nueva York huyendo de la Segunda Guerra Mundial, un tiempo en el que Lisboa congregaba a los ciudadanos con cierto poder adquisitivo que se afanaban por escapar del avance de Hitler.

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