Steve Varsano, el diseñador de jets privados más solicitado por los multimillonarios

Jeff Bezos, Jennifer Lopez o Cristiano Ronaldo son algunos de sus clientes. Recibe a ABC en sus oficinas de Londres

Sobre estas líneas, Steve Varsano en un rincón de su compañía The Jet Business

Ivannia Salazar

Lo primero que llama la atención de Steve Varsano es su voz, grave y pausada. Pronuncia despacio, como midiendo sus palabras, con una sonrisa sincera y cercana. Habla de sí mismo con humildad, quizá porque no olvida que con solo 7 años empezó a ganar sus primeros dólares barriendo en una peluquería de su Nueva York natal en la que trabajaba su madre, que además de él tenía otros tres hijos que mantener sin ayuda de nadie.

A los 14 años, según cuenta a ABC, se subió a un avión por primera vez y descubrió su pasión. El hermano mayor de un amigo que estudiaba aviación lo invitó a dar un paseo y ya no hubo vuelta atrás. Aunque es piloto comercial, su primera venta de una aeronave a los 21 años lo convenció de que su camino iba más allá. Tras años de experiencia en puestos ejecutivos e incluso presidiendo grandes compañías del sector como Virgin Atlantic, entre otras, decidió poner en marcha su propia empresa.

Cuarenta años después de aquella primera venta, el éxito ha confirmado que tomó la decisión correcta: preside The Jet Business, una empresa de muy altos vuelos -nunca mejor dicho- con sede en Londres que comercializa aviones privados y entre cuyos clientes están Jeff Bezos , Bill Gates , Jennifer Lopez y deportistas como Cristiano Ronaldo , entre muchos otros. No obstante, Varsano aclara que aunque las celebrities «llaman mucho la atención» -y en general los personajes famosos del mundo empresarial, del deporte o de la farándula-, éstos suponen un porcentaje muy pequeño de su negocio: «A quienes más vendemos es a grandes corporaciones de todo tipo de industrias y en todas partes del mundo».

Interior de una sala de su showroom en Park Lane The Jet Business

Un negocio «delicado»

Enamorado de su trabajo, atiende personalmente a sus mejores clientes en la joya de la corona de su empresa : el showroom «único en el mundo» que tiene en Park Lane, en la capital británica y que inauguró en el 2011. Dentro del fuselaje de un enorme avión decorado con lujo y con lo último de la tecnología, la empresa ha recibido a más de 2.000 personas, entre las que se encuentran, según ellos mismos destacan, « miembros de la realeza , ex primeros ministros, billonarios y directivos de las empresas más grandes del planeta». El negocio no solo se basa en la venta de modelos nuevos de los grandes fabricantes, sino en la compra y venta, un negocio muy delicado que supone ser el contacto entre compradores y vendedores. «Lo mejor de mi trabajo es que disfruto mucho», señala Varsano, ya que «conozco gente increíble, con unas historias de vida muy excitantes y además me encanta poner en marcha las transacciones de negocios». En su historial, sin embargo, no todo es color de rosa: hace años, cuando empezaba, sufrió un secuestro que creyó que le costaría la vida. Le vendió un jet a una compañía venezolana y cuando iba volando con los empleados con los que cerró el trato hacia Miami, lo encañonaron y le dijeron que se lo llevarían a Caracas si no les daba una parte de su comisión por la venta. Al llegar al aeropuerto y bajar del avión, salió corriendo y tomó un taxi. Él mismo habla del suceso como su « momento James Bond ».

Uno de sus exclusivos aviones: el Boeing Business Jet The Jet Business

Varsano, que vive con su pareja y es padre de una hija, reconoce que entre sus clientes hay «un buen número» de empresas y particulares españoles, pero no se moja. La discreción es uno de sus sellos de identidad, sobre todo cuando los precios del producto que vende van desde los 15 hasta los 70 millones de euros, aproximadamente. Eso sí: revela que si antes sus clientes eran señores de 60 años, ahora hay menores de 40, a quienes guía en su proceso de compra con una atención personalizada. Las cosas han cambiado.

Ahora además tiene que responder constantemente a una polémica en auge: el impacto de volar en la crisis climática mundial. «La aviación comercial supone solo un 2% de las emisiones de carbono a nivel global», asegura, y «solo el 2% de ese 2%, es decir, un porcentaje ínfimo, es por causa de los aviones de uso privado». En todo caso, defiende que la industria está invirtiendo cada vez más en proyectos de investigación para desarrollar motores más ecológicos que no dependan de los combustibles fósiles sino de los biocombustibles, así como de la fabricación de aviones más eficientes. Varsano apela además a la responsabilidad personal: «Hay muchas alternativas para que las personas que vuelan compensen su huella de carbono y disminuyan su efecto negativo», explica, como por ejemplo los programas de las aerolíneas que, con el aporte extra en el billete de los viajeros, plantan árboles o colaboran con la creación de parques eólicos.

Para Varsano, la conciencia ecológica no está reñida con el hecho de que la gente, por negocios o placer, siga volando.

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