J. K. Rowling, perseguida por su turbulento pasado en Oporto

Su ex marido luso, Jorge Arantes, reconoce que le dio «unas bofetadas» a la escritora más famosa del mundo, cuando ella ejercía como profesora de inglés en el norte de Portugal

J. K. Rowling ABC
Francisco Chacón

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Corría el 17 de noviembre de 1993 cuando la tensión doméstica estalló en el domicilio donde vivía J. K. Rowling en el norte de Portugal. Ahí estaba ella ejerciendo de profesora de inglés, primero en un centro privado de la Avenida Magallanes y después en la Universidad de Oporto, la ciudad con la que mantiene desde entonces una relación de amor-odio, dividida entre la belleza del lugar y su negativo periplo personal junto a un estudiante de periodismo llamado Jorge Arantes .

Aquella noche saltaron chispas y los fantasmas del pasado vuelven hoy a la mente de la autora de la saga de Harry Potter , que ha vendido más de 500 millones de libros en todo el mundo y acumula una fortuna superior a los 1.000 millones de euros.

El vecino portuense, hoy con 52 años, había conocido a la escritora británica en un bar de la Ribeira, al lado de la desembocadura del río Duero en el Océano Atlántico y del emblemático Puente D. Luis I. Transcurría 1992, justo cuando España se asomaba eufórica al mundo gracias a la Expo de Sevilla y a los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Jorge Arantes ABC

Surgió el flechazo entre ambos y, a los pocos meses, ya estaban celebrando su matrimonio, concretamente el 16 de octubre. Sus condiciones económicas no eran entonces las mismas de ahora, obviamente, pues Rowling todavía ni se había lanzado a escribir sus ingeniosas novelas y debía ganarse la vida dando lecciones de su idioma a sus alumnos portugueses.

Hasta el punto de que la artífice de inundar las librerías con las aventuras del joven mago se trasladó a vivir a la vivienda de la familia de Arantes en la calle Duque de Saldanha, frente a un orfanato y al cementerio Prado do Repouso.

Las discusiones fueron subiendo de tono y ese día él le dio dos bofetadas a ella, de acuerdo con su relato a la prensa sensacionalista del Reino Unido hace tan solo una semana. «Sí, le pegué… y no me arrepiento», ha declarado este hombre en medio de la polémica. Una más, mejor dicho, tras el supuesto desdén de Joanne a las personas transexuales.

Mientras Rowling se acerca a cumplir los 55 años (el próximo 31 de julio) y reconoce que el mal trato era una realidad cuando los dos estaban solos, Jorge Arantes se ve asediado por los ‘paparazzi’ a las puertas del mismo piso del cual se fugó escaldada (y embarazada) la mujer actualmente más famosa del planeta desde el punto de vista literario.

Al hilo de sus confesiones, no resulta nada extraño que la ‘madre’ de Jessica Isabel Arantes Rowling (hoy con 26 años) apenas le haga guiños a la ciudad del vino… porque los recuerdos desagradables se le acumulan, en parte debido a las infidelidades de este portugués que dice no perseguir la celebridad.

La estancia lusa de la escritora no se extendió demasiado: un año y medio. Pero las vivencias que acumuló al lado del puente proyectado por el ingeniero francés Gustave Eiffel (a semejanza de su icono mundial en París) la marcaron para siempre.

Cuando la lluvia apretaba en Oporto (algo muy habitual), ella se refugiaba en el Café Majestic, un histórico local en pie desde 1921 en la Rua Santa Catarina. Y allí fue perfilando el personaje de Harry Potter, hoy convertido en una marca registrada cuyo valor global supera los 7.500 millones de euros.

Jorge Arantes y ella terminaron divorciándose tres años después. Su relación solo puede calificarse de tormentosa, lo que empujó a aquella pelirroja británica a sumergirse en la fantasía como tabla de salvación para escapar de la (cruda) realidad.

Al parecer, el deterioro de la convivencia alcanzó tales niveles que el individuo cruzó el umbral de la corrección muy a menudo, lo que llevó a Rowling a criar a su hija como madre soltera .

De ahí que terminara huyendo de Oporto: no por la ciudad, sino por la pesadilla de las turbulencias. Por eso se instaló en Edimburgo, el rincón donde residía su hermana Diana . Más tarde contrajo matrimonio con Neil Murray , con quien tiene dos hijos varones: David y McKenzie .

Aunque ella misma no lo quiera, las huellas de Portugal no se le van del todo de la cabeza a la ‘culpable’ de que millones de personas se hayan enganchado a las aventuras del aprendiz de mago, todo un contrapunto del periodo convulso que Rowling vivió en suelo luso.

Cierto, la ‘saudade’ no pervive en su memoria, tales fueron los sinsabores por los que le tocó pasar a una Joanne que se transformó a lomos de la imaginación y de la palabra.

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