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Los Reyes expresan su apoyo al Año Lebaniego en su visita a Santo Toribio

A su llegada y a la salida del mismo, los reyes les han saludado, casi uno a uno, y se han hecho numerosas fotografías junto a todas aquellas personas que se han acercado para ver a los monarcas

Los Reyes de España han visitado hoy el Monasterio de Santo Toribio, uno de los cuatro lugares santos de peregrinación de la cristiandad, donde han expresado su apoyo a todas las iniciativas para dar a conocer el año jubilar y la historia y las tradiciones de Liébana

A su llegada y a la salida del mismo, los reyes les han saludado, casi uno a uno, y se han hecho numerosas fotografías junto a ellos a todas aquellas personas que se han acercado a ver a los monarcas

Don Felipe y dona Letizia han mostrado ese respaldo en las palabras que han dejado escritas en el libro de firmas de Santo Toribio durante su visita al monasterio, tras venerar la reliquia del Lignum Crucis, que guarda el fragmento mas grande que se conserva de la cruz de Cristo

Esta ha sido su segunda visita en menos de un mes a Cantabria, adonde han regresado porque el pasado 23 de junio no pudieron viajar a Santo Toribio, antes de inaugurar el Centro Botín, por las malas condiciones meteorológicas

Los reyes han agradecido también, en el libro de firmas, el afecto y la acogida de los varios cientos de personas que se han acercado al monasterio para ver a los monarcas

El presidente de Cantabria ha resaltado también la cercanía de los Reyes en esta breve visita a Liébana, donde han estado alrededor de una hora antes de seguir con su agenda.«Les he visto muy humanos», ha afirmado el presidente, antes de añadir que se han acercado al monasterio unas «cuatrocientas o quinientas personas» y que «a casi todas le han dado la mano».

Don Felipe y doña Letizia han estado acompañados por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna; el delegado del Gobierno, Samuel Ruiz; y la presidenta del Parlamento, Lola Gorostiaga, entre otras autoridades, y por el guardián del monasterio, Juan Manuel Núñez