Pablo Iglesias e Irene Montero ponen fin a sus vacaciones en Asturias por amenazas y pintadas

Tras publicarse que se encontraban en Felgueras, en Lena, la pareja ha regresado a Madrid

Pablo Iglesias e Irene Montero GTRES

A. M.

Poco les ha durado la paz y la tranquilidad. Pablo Iglesias e Irene Montero han interrumpido sus vacaciones y han regresado a Madrid después de que su destino se hiciera público. En plena tormenta mediática por la «caja B» de Podemos , la pareja, junto a sus tres hijos Leo y Manuel, de dos años, y Aitana, de uno, se trasladaron el pasado viernes a Asturias, concretamente a la localidad de Felgueras, en Lena. Cambiaron su chalet de Galapagar por la casa del diputado y secretario general del PCE, Enrique Santiago, que les invitó unos días, según adelantó «El Comercio». Una propiedad en la que ya se intaló el año pasado el hoy ministro Alberto Garzón.

Una de las pintadas

Amenazas y pintadas

Al no conseguir la privacidad deseada y tan solo 24 horas después de instalarse allí, se desvelaba su ubicación. La noticia en seguida fue recogida por varios medios e incluso se compartieron algunas fotos de la casa en la que se alojaban . Al parecer, la pareja habría recibido amenazas a través de las redes sociales e incluso aparecieron pintadas en las inmediaciones de la vivienda y decidido por tanto, volver a la capital. Según denuncia el entorno en una de ellas se lee «coletas, rata».

Durante su estancia el primer día se animaron a pasear por las tranquilas calles y charlar con algunos de los no más de 180 habitantes del lugar. «Fueron a ver caballos y gallinas, estuvieron toda la mañana con un vecino, Ramón, dando una vuelta», comentaba una de las mujeres que estaban al corriente de la presencia de Irene Montero en el pueblo lenense, cuando la vio «jugando con los dos neños, tranquilamente». Y como corren tiempos de covid-19, otra persona apuntó con enfado: «Del grupo no llevaba ni Dios mascarilla ».

Valle de Lena

Pero, según varios testigos de la zona, al conocerse la noticia de que se encontraban allí decidieron no abandonar más la vivienda. «Lo que buscan es tranquilidad, por eso han venido aquí. Han vivido una situación de mucha presión durante los últimos cuatro meses en su vivienda (de Galapagar)», dijo uno de los lugareños.

Y aunque el tiempo no les acompañó, de lo que sí disfrutaron es de la gastronomía del norte. Encargaron comida al conocido restaurante Casa María, especializado en comida tradicional como fabada, pote y cabrito, y que el domingo tenían el comedor completo. Dos empleados del establecimiento se acercaron hasta la casa en la que se aloja la pareja con dos potas.

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