Melania Trump despide la Casa Blanca con su última decoración de Navidad

Mientras hace las maletas, la primera dama ha optado por una decoración más discreta que los años anteriores

Melania Trump / A. HANKS
David Alandete

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La única primera dama en casi dos siglos nacida fuera de Estados Unidos se despide de la Casa Blanca con una decoración dedicada íntegramente a lo que ella misma ha bautizado como «América la bella» , un homenaje a su país de adopción mucho más clásico que sus experimentos anteriores. Son cifras de vértigo: 106 árboles, 350 metros de guirnaldas, 106 coronas de pino, 17.000 lazos, más de 3.200 tiras de luz, todos ellos desvelados ayer por una Melania Trump que ya se encuentra de retirada en Washington .

Ayer, la primera dama abrió las puertas de la Casa Blanca para uno de los grandes eventos sociales del año, la muestra de la decoración de Navidad a un selecto grupo de invitados, entre los que se encontraba ABC. Todas las miradas estaban puestas en la mujer del presidente porque hace apenas unas semanas una examiga suya reveló unas conversaciones privadas en las que decía estar harta de planificar navidades. « ¿A quién coño le importan las decoraciones de Navidad? », se preguntaba Melania Trump en esas escandalosas grabaciones.

A. HANKS

Bien, al parecer a la primera dama este año le han importado mucho , dado el extremado esmero en cada sala decorada este año, de momento el último que pasará en esta residencia , después de que su marido perdiera las elecciones, aunque aun no haya aceptado la derrota.

Como un gesto algo melancólico, Melania Trump colgó de la chimenea de la Sala de Porcelanas, en el sótano, tres calcetines , uno para su marido, uno para ella y otro para Barron, su hijo. Se trataba de la única licencia personal, el único detalle que daba a entender que era ella la autora de estas decoraciones, firma en su obra crepuscular.

D. ALANDETE

Se permitió también Melania Trump añadir en las coronas de la Sala Escarlata unas bolas de Navidad blancas que parecían los descartes del golf de su marido, con el lema «be best» (en inglés, «sé mejor») , la campaña contra el bullying de la que ha hecho bandera en los últimos años. Era parte central de un tramo de la decoración navideña de la Casa Blanca dedicado a los héroes y las víctimas del coronavirus: muñequitos con forma de enfermeros, policías, científicos .

Católica como es, la primera dama le ha dado de nuevo un papel dominante a la natividad napolitana de la Casa Blanca , un delicado belén del siglo XVII que ocupa el espacio privilegiado en la Sala Este entre los retratos del primer presidente, George Washington, y su mujer, Martha. Alrededor, figurines de trenes, aviones, cohetes, coches y todo tipo de medios de transporte para homenajear el ingenio y la tenacidad del pueblo estadounidense.

Melania Trump ha optado, en su despedida, por pasar por el aro de Washington. La Casa Blanca es un lugar clásico donde los haya , un monumento a un añejo estilo imperial donde priman los dorados. Durante sus dos primeros años en esta residencia, la primera dama optó por decoraciones modernas, más propias de una tienda de lujo en la Quinta Avenida neoyorquina que de la regia residencia de los presidentes estadounidenses. Su estilo inicial -cañas pintadas de blanco, conos carmesí, focos y sombras- provocó la hilaridad de Washington, que siempre ha mirado a Melania Trump por encima del hombro. Ella, este año, les regala a quienes no la soportan los dorados que siempre han querido ver en esos ornamentos, y se dedica ya a hacer las maletas.

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