Un fotógrafo de moda para retratar la revancha de los Sussex

Harry y Meghan respondieron al «desaire» de los Windsor en el Día del Armisticio con una visita de última hora a un cementerio de Los Ángeles

Príncipe Harry y Meghan en el cementerio nacional de Los Ángeles Reuters
Ivannia Salazar

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Los duques de Sussex abandonaron el Reino Unido justo antes de que la pandemia del coronavirus limitara los viajes internacionales. Y una vez consumado el «Megxit», ellos y su hijo Archie han conseguido mantenerse alejados del resto de la Familia Real británica, pese a su supuesta intención inicial de vivir a caballo entre Londres y Norteamérica. Pero Harry y Meghan se resisten a romper amarras del todo y, especialmente en las grandes ocasiones, se hacen notar. Y mucho. Así fue el pasado domingo, cuando colocaron su propia corona de flores en el cementerio nacional de Los Ángeles como homenaje a los soldados fallecidos de la Commonwealth. El gesto no tendría nada de incómodo si no fuera porque ha supuesto su particular desquite tras lo que se considera un desaire de los Windsor: no se permitió colocar una ofrenda de flores en su nombre en el Cenotafio, el monumento londinense en homenaje a los caídos, al estar ya fuera de la Familia Real (un paso que ellos mismos anunciaron unilateralmente el 9 de enero). En Londres, fueron Carlos de Inglaterra y su primogénito, el Príncipe Guillermo, quienes hicieron los honores, mientras que el resto de los Windsor, con la Reina al frente, seguían la solemne ceremonia desde los balcones de Buckingham Palace.

Las celebraciones con motivo del Día del Armisticio, en el que se recuerda el final de la Primera Guerra Mundial, se extienden durante varias jornadas, aunque la fecha oficial del final de la guerra es el 11 de noviembre. Durante estos días, muchas personas llevan una amapola (poppy, en inglés) prendida en la solapa, como símbolo del recuerdo. También la lleva el Príncipe Harry en la chaqueta, como se aprecia en las imágenes de su visita privada al cementerio angelino. Según informó un portavoz de los Sussex en un comunicado, la pareja depositó flores que habían recogido en el jardín de su mansión de Santa Bárbara en dos tumbas: la del aviador australiano Ronald William Scott y la del capitán canadiense William Quayle Setliffe. También colocaron una ofrenda floral en el obelisco del camposanto.

Fuentes cercanas al duque de Sussex confirmaron a «The Times» que la negativa de Buckingham Palace a la solicitud que personalmente hizo para que se colocara una ofrenda floral en su nombre en la capital inglesa le han «entristecido profundamente», sobre todo porque él mismo sirvió en las Fuerzas Armadas durante una década y porque no está claro si la negativa ha llegado de la propia Isabel II , con quien su nieto siempre ha mantenido una relación muy cercana. De ahí, que decidieran llevar a cabo su propio acto, porque, tal y como lo confirmó su portavoz, era importante para ambos rendir homenaje «a quienes han servido y a quienes dieron su vida».

Para inmortalizar el momento, Harry y Meghan contrataron al prestigioso fotógrafo de moda Lee Morgan, colaborador de «Vogue», además de trabajar en exclusiva para muchas celebrities. El Príncipe Harry también hizo público un podcast grabado específicamente para la ocasión, en el que habla de sus años de servicio militar y en el que señala que «el acto de recordar es un profundo acto de honor».

La pareja ha recibido fuertes críticas en el Reino Unido. El popular presentador de «Good Morning Britain», Piers Morgan, califica el último gesto de los Sussex como «otro truco de autobombo» y se pregunta: «¿No tienen vergüenza?».

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